Desde La Habana

Operación Habana-Madrid

Cuando el canciller español Miguel Ángel Moratinos aceptó recibir en España a los 52 presos políticos que restaban de la primavera negra de 2003, no calculó que la Operación Habana-Madrid se convertiría en un mini-Mariel aéreo.

En Cuba, todo había sido bien diseñado y calculado por el Ministerio del Interior, que cuando la ocasión lo requiere, deja a un lado chapuzas, atropellos y descalificaciones verbales. Con un interlocutor especial: el cardenal Jaime Ortega.

Al cardenal le tocó la ingrata tarea de llamar a las cárceles e «invitar» a los presos a abandonar el país en un vuelo con destino a Madrid.

Ya la comunicación telefónica con las esposas ha sido más fácil. Aunque no con algunas Damas de Blanco, dispuestas a mantener su colectivo femenino contra viento y marea.

Entre el 12 y 24 de julio, 20 prisioneros políticos, con más de cien familiares, se marcharon de la isla en vuelos de Air Europa e Iberia. Salieron desde el Aeropuerto Internacional José Martí. Con pasaportes cubanos en sus bolsos, pero con una categoría migratoria indefinida.

Cuando la Operación Habana-Madrid parecía marchar sobre ruedas -al menos desde el punto de los dos gobiernos- los Estados Unidos entraron en escena. En entrevistas personales en la Sección de Intereses de Washington en La Habana, se ofrecen como alternativa para aquellos presos y sus parientes que prefieran USA a la Madre Patria.

Pero tienen que solicitar asilo en la isla y no en la península ibérica. Los americanos no parecen dispuestos a acelerar los trámites a los  excarcelados, que como mínimo pueden demorar 18 meses. Tiempo suficiente para que las autoridades cubanas cambien de parecer y como sus condenas permanecen, corren el riesgo de volver a la cárcel.

De las otras naciones, sólo Chile se había declarado en condiciones de recibir a cuatro expresos cubanos con sus familias,

Hasta la fecha, 10 prisioneros políticos estaban renuentes a ser deportados. Si sumamos los 20 que ya se encuentran en España, más los 10 renuentes, tenemos 30. O sea, de un total de 52, quedarían 22 que no se sabe qué propuesta aceptarán. También se desconoce cuándo soltarán a quienes desean permanecer en su patria.

Lo que sí ya se sabe es que la Operación Habana-Madrid no ha concluido.

Tania Quintero

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