No vayan a prohibirme la nostalgia.
No decreten que ese dolor interno es subversivo.
Déjenme allá soñar que no me he ido
Como ahora sueño aquí que ya me fui.
Permitan el libre flujo del delirio
La entrada y la salida del espíritu.
No se dejen seducir por los papeles:
Nadie va a traficar con ilusiones.
Los fantasmas sinceros no usan joyas.
Los perros no perciben las imágenes.
El sufrimiento no sale en las pantallas
Planas y grises de los Rayos X.
Vuestros agentes especiales
¿deducen las metáforas?
No ilegalicen la tristeza.
Es solamente amparo, no hay peligro.
No le impongan impuestos
Al cariño, al vacío, la asfixia, la amargura.
Las ruinas de la patria están seguras.
Tranquilos compañeros. Ya nos vamos.
Raúl Rivero
* Último poema escrito en Cuba, antes de salir para el exilio en España, el 1 de abril de 2005.
Foto: Celso R. Rodríguez, Flickr