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Los cubanos no son árabes ni musulmanes

No es para rebatir ni desalentar a quienes desde el exterior a través de internet y redes sociales están llamando a un levantamiento popular o a una huelga general en Cuba. Es una cuestión de realidad.

Pese al miedo y la inercia que mantiene paralizada a la población desde hace 52 años, los cubanos no son más valientes ni más cobardes que otros pueblos. Tampoco es un problema de calles. El régimen ha hecho creer a la gente que la «calle es de los revolucionarios». Y que en ella no tienen cabida los desafectos o ‘contrarrevolucionarios’.

Esa ‘propiedad estatal’ de los espacios públicos, sean calles, avenidas o parques, el día menos pensado puede ser tomada por una multitud imparable de ciudadanos descontentos, que pacífica o violentamente decidan protestar, como ahora mismo hacen en la Plaza de la Liberación, en el centro del Cairo. Por un hecho cualquiera, que de forma espontánea en cualquier momento, de seguir el actual estado de cosas, se puede producir.

Pero no porque nadie desde otros países le diga a los cubanos qué deben (o no deben) hacer para acabar con la dictadura de los hermanos Castro, una de las más longevas y represivas del mundo. Más que la de Ben Ali en Túnez o Hosni Mubarak en Egipto.

Ésa es una realidad. La otra es que Cuba es una isla, una nación sin fronteras, rodeada de mar. Una particularidad geográfica que permite un control casi absoluto y que ya quisieran en estos momentos tener en esa zona revuelta del Magreb.

Está también el hecho de que la disidencia cubana está muy dividida, apenas son conocidos y no pasan de unos cientos en todo el país.  No es el caso de los Hermanos Musulmanes y otras organizaciones islamistas, con miles de seguidores que no temen a la muerte. Con una pasmosa tranquilidad se inmolan, como ese joven tunecino, que resultó ser el fósforo que ha prendido la llama de rebeldía que hoy recorre el norte de África.

Los cubanos somos occidentales. Nos importa la vida y no estamos dispuestos a entregarla a la primera de cambio. Ya esa etapa de «morir por la patria es vivir», como reza una estrofa de nuestro himno nacional, hace tiempo pasó.

Las nuevas generaciones piensan que ya es suficiente con esa cuota de miles de compatriotas muertos en guerras africanas, a miles de distancia de las costas cubanas. O que ya pasó aquella consigna del Che, de crear «uno, dos, tres Vietnam» para derrocar al ‘imperialismo yanqui’.

Otro hecho real. Apenas el 3% de la población cubana tiene acceso a internet. De ese mínimo porcentaje, casi todos son periodistas oficiales y representantes de la élite gubernamental. O  periodistas independientes, opositores y blogueros. Ya en telefonía el panorama cambia. En estos momentos, en Cuba hay más de un millón de celulares, cifra superior a la de los teléfonos fijos.

Cuando uno adquiere un celular, puede recibir y transmitir SMS. Sin embargo, la inmensa mayoría de los dueños de celulares, utilizan ese servicio para transmitir mensajes personales, porque no es gratuito. Tampoco es gratis tener Twitter en un móvil.

En Facebook suelen participar los pocos con adsl en sus casas, legal o ilegalmente. O artistas e intelectuales que viajan al exterior y personas con parientes y amigos que afuera los inscriben. Hasta la fecha, las redes sociales no constituyen un medio de comunicación masivo ni determinante entre los cubanos de a pie.

Y puede que en el futuro tampoco cobren mucho auge. Ni siquiera después de conectado ese cable de fibra óptica entre Venezuela y Cuba. Lo refuerza un dato: al frente del Ministerio de Informática y Comunicaciones volvieron a nombrar a un militar, al general Medardo Díaz, de 48 años, ingeniero de profesión.

Tampoco se puede olvidar la existencia del Centro de Estudio de Información de la Defensa, dirigido por Jesús Bermúdez Cutiño, general de división ya retirado, nacido en Las Tunas en 1935. Antes de ocupar ese cargo, Bermúdez fue jefe de la dirección general de Inteligencia del Ministerio del Interior y jefe de la dirección de Inteligencia Militar del Ministerio de las Fuerzas Armadas.

Lo menciono porque es el organismo que en Cuba estudia a fondo y sigue de cerca todas las guerras y levantamientos populares, se produzcan en Birmania, Irán, Túnez o Egipto.

Mientras estos analistas al minuto tienen los últimos sucesos ocurridos en regiones conflictivas del planeta, los cubanos siguen dependiendo de la escasa y manipulada información que los medios oficiales les ofrece. Cuando se las ofrece.

Iván García

Foto: EFE. Jóvenes se manifiestan en Yemen con fotos del Che.

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

Un comentario

  1. Me temo que sea cierto eso que pronostica Iván, que los cubanos van a seguir sin facilidades para conectarse a internet y menos para unirse a redes sociales o estar tuiteando las 24 horas.

    El régimen y ese centro especializado dirigido por el general Bermúdez Cutiño lo saben bien y sacan conclusiones. Y por ello lo que van a hacer es amurallarse aún más y tratar de evitar que la gente
    pueda tener acceso a las nuevas tecnologías.

    Algo que deberían tener en cuenta quienes desde el exterior intentan promover cambios y revueltas en una isla donde la inmensa mayoría de la población está desinformada y no puede dejarse el lujo de gastar los cuc que tiene para comer, para informarse a través de la red.
    Si acaso, se los gasta para emails personales, casi siempre para pedir que les manden dinero, medicinas, zapatos…

    Muchos cubanos que llevan tiempo viviendo en otros países, suelen olvidar que en Cuba, lamentablemente, sigue siendo vital lo que casi todos afuera tenemos: agua y luz las 24 horas, comida por la libre y ropa, jabones y detergente, entre otros productos básicos, al alcance de todos, porque en los supermercados capitalistas hay de todo y a todos los precios.

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