Desde La Habana

Los alumnos de Delphine

El 11 de febrero, en el blog dejaron un comentario:

Disculpen la molestia. Soy profesora de español en un liceo francés, y en clases estamos estudiando el tema de la libertad de prensa en América Latina y más exactamente en Cuba. Hemos estudiado un artículo de prensa sobre los blogueros cubanos, en El País, y los alumnos se hacen muchas preguntas, les interesa mucho el tema. Les propuse escribir colectivamente una carta, pienso mandárselas en los próximos días. No se sientan obligados a responder, pero sería un momento mágico para ellos, tener noticias e información en directo desde Cuba. Gracias, les felicito por su blog.

Delphine Bougeard

El 1 de marzo, recibimos dos cartas, una de la clase 1S2 y otra de la 1S3, del Instituto Julliot de la Morandiére, al noroeste de Francia, en Normandía, al lado del Mont St. Michel. Cuatro días después, Iván les contestaba. A continuación, su respuesta.

La Habana, 5 de marzo de 2010

A los chicos del Instituto Julliot de la Morandiére:

Es un placer para mí responder sus dudas e inquietudes. Les cuento. Me llamo Iván García Quintero y soy periodista independiente desde 1995. Nací en La Habana el 15 de agosto de 1965.

Soy autodidacta. Comencé escribiendo en Cuba Press, una agencia al margen del control estatal, dirigida por el poeta y periodista cubano Raúl Rivero (fue uno de los 75 presos de la primavera negra, en 2003, desde 2005 reside en Madrid). En estos quince años, he colaborado con diferentes páginas web y periódicos digitales.

Desde el 28 de enero del 2009 tengo un blog. Se llama Desde La Habana, y ahí regularmente escribo, junto a la abogada Laritza Diversent, a mi madre Tania Quintero, también periodista independiente, y a Raúl Rivero. A veces publicamos textos de otros autores, cubanos y extranjeros. Los contenidos suelen abordar la realidad de Cuba en este siglo 21, y situaciones dramáticas, como el reciente terremoto en Haití.

Desde octubre de 2009 escribo en un blog de debate llamado 90 Millas, en El Mundo/América, una edición del diario español El Mundo destinada a los hispanos en Estados Unidos. 90 Millas -la distancia que separa a La Habana de la Florida- es un blog a dos manos, con Max Lesnik, viejo político y reportero cubano, admirador de la revolución de Fidel Castro y exiliado en Miami. Para ese diario, además, redacto historias sobre diversos temas cubanos. Al escribir por mi cuenta, no tengo censor. Me autocensuro cuando lo impone la cordura.

No deseo marcharme de mi patria, que es de todos los cubanos, y no sólo de los seguidores de Fidel Castro y su revolución, como equivocadamente piensan quienes rigen los destinos de mi país.

En Cuba cuesta Dios y ayuda hacer periodismo independiente. Por varias causas. La principal, porque el gobierno te considera un “traidor”, «vendepatria» y “mercenario al servicio de los Estados Unidos”.

Los gobernantes cubanos no aceptan ni respetan las discrepancias. Cuando uno escribe sin mandato, la respuesta oficial es una catarata de insultos y descalificaciones. Aunque eso es lo de menos. En el aire de la isla flota una ley tenebrosa que permite a las autoridades encarcelarnos hasta 28 años, si así lo estiman pertinente. Es la Ley 88 o ley mordaza, y que pueden leer aquí.

Ahora mismo, mientras les redacto estas líneas, hay 27 periodistas independientes presos. Por muchos años. Ellos no pueden ver a sus hijos crecer y estar al tanto de sus avances escolares. Presos por escribir lo que piensan y por utilizar sus plumas como arma.

Los periodistas y blogueros independientes  cubanos, tienen que hacer innumerables sacrificios para asumir su trabajo. Por lo general, emigrados cubanos residentes en Estados Unidos, España o Europa, o alguna ONG, les hacen llegar ordenadores, teléfonos móviles y otros materiales.

Cuando en Cuba se disiente, salvo excepciones, te expulsan de tu trabajo. Sin contar que el salario es una broma. Como promedio, un cubano gana en pesos, la moneda nacional, el equivalente a unos 20 euros al mes. En el mejor de los casos.

Muchos cubanos sobreviven robando al Estado. Cualquier cosa. Desde queso en una pizzería estatal hasta papel sanitario y jabones de baño, si trabaja en un hotel. Los blogueros que conozco, no cobran un centavo por sus blogs. En el caso de Yoani Sánchez, ella ha obtenido dinero debido a premios periodísticos  y libros publicados en el exterior.

Mi situación personal es distinta. Tania, mi madre, mi hermana Tamila y una sobrina, Yania, de la edad de ustedes, desde noviembre de 2003 viven en Lucerna, Suiza, como refugiadas políticas. Con mil sacrificios me envían dinero. Gracias a esos envíos, puedo mantener a mi familia y a Melany, mi hija de 7 años, quien está aprendiendo a leer y me pidió que les enviara saludos, ella vio su foto. También ayudo a un tío de 92 años que se burla de la muerte.

En El Mundo/América me pagan según los trabajos publicados. Con ese dinero, pienso arreglar el desvencijado apartamento donde vivo, en la barriada habanera de La Víbora. Y ayudar a Laritza, quien reside en el reparto El Calvario, en una choza, como cualquier persona pobre de un país africano.

Soy una excepción. Casi todos los blogueros y periodistas independientes sólo pueden desayunar café y hacer una comida diaria. Nadie en sus cabales escribe por dinero cuando sobre tu cabeza pende una ley que te puede condenar a muchos años de prisión.

Si el gobierno cubano no ha encarcelado de forma masiva a todos los que abiertamente discrepamos, es debido a la opinión pública internacional. Y a personas sensibles como ustedes, que toman nota de lo que sucede en los regímenes totalitarios.

Respondo otras preguntas. Las conexiones a internet son caras. Entre 5 y 10 dólares la hora. Casi el salario mínimo en Cuba. Ningún periodista independiente o bloguero tiene adsl en su casa. Tenemos que conectarnos en hoteles, donde el servicio es super lento. Subir videos y fotos es desesperante.

Hay embajadas que por compasión permiten el acceso a internet, pero ir a sedes diplomáticas es arriesgado, te pueden acusar de «contubernio con el enemigo». No tengo vocación de héroe. Tampoco madera de mártir.

Claro que tengo miedo de las posibles represalias del régimen de los hermanos Castro, pero mis deseos de vivir algún día en democracia son más fuertes. Y acontecerá. Más tarde o más temprano, Cuba será un país democrático y algún día podremos charlar mirándonos a los ojos.

De corazón aprecio su preocupación por esta pequeña isla del Caribe, cargada de simbolismos y maldiciones. Ustedes han crecido en un clima de respeto a las ideas del prójimo.

Francia es cuna de la forma moderna de hacer política. A poca distancia de su colegio, un 6 de junio de 1944, tropas aliadas desembarcaron por las costas de Normandía y echaron a las hordas nazis.

Desde ese momento el mundo fue otro. Los derechos del hombre y la libertad de expresión e información son cuestiones inalienables del ser humano. Aunque Fidel y Raúl Castro no lo vean así.

Deseo que en ese futuro que se nos viene encima, ustedes sean profesionales de primera.

Y cuando yo sea un abuelo, les contaré a mis nietos que un día, cuando en mi patria no existían las libertades esenciales, unos chicos de un colegio francés, llenos de inquietudes, me escribieron y enviaron un cuestionario con preguntas inteligentes.

Me ha sido muy grato responderles. Si  logré despejar sus dudas, me doy por satisfecho. Si no, me vuelven a escribir.

Nos mantenemos en contacto. Sigan preocupados por lo que los rodea. Algún día espero conocerlos en La Habana, que si bien no vale una misa como París, merece la pena darse una vuelta por la ciudad de las columnas y el malecón.

Con afecto, a ustedes, Delphine y el resto de sus compañeros y profesores,

Iván

P.D./ Laritza me pidió que les enviara un fuerte abrazo. Como la mayoría de las cubanas, trabajadoras, madres y esposas, apenas tiene tiempo libre. Para redactar sus trabajos, tiene que hacerlo de madrugada.

Carta de los alumnos de Delphine1es2

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