Hace cincuenta años, el 10 de mayo de 1960, el Trío Matamoros, integrado por Siro Rodríguez, Rafael Cueto y Miguel Matamoros, se presentó por última vez en público. Se despidieron en el programa Jueves de Partagás, uno de los más populares de la televisión cubana en aquel tiempo.
Según el investigador colombiano Walter G. Magaña, «el mutismo al que se sometió el Trío Matamoros no fue casual. Recordemos que el 1º de enero de 1959 el movimiento dirigido por Fidel Castro había derribado al presidente Fulgencio Batista, y por esa época el líder de la revolución cubana, anunció la adhesión de Cuba al comunismo (un año más tarde, en 1961, lo anunciaría al mundo en la ONU), con lo cual nunca estuvo de acuerdo Miguel Matamoros. Entonces, para no hacer una representación musical en el plano internacional de una patria comunista, optó por el silencio».
Magaña continúa precisando: «De todos era conocida la simpatía que Batista sentía por el Trío, por sus composiciones años atrás contra la política del dictador Gerardo Machado. En la década del 50, cuando Miguel Matamoros retornó a la estructura de Trío con una actividad muy irregular, el Congreso decretó una ayuda económica, para que sus integrantes vivieran decorosamente, manifestó el periodista cubano, radicado en Cali, José Pardo Llada (fallecido en 2009)».
Si damos crédito a esas informaciones, los intérpretes de Son de la loma, El que siembra su maíz y La mujer de Antonio, entre otros famosos números, no simpatizaban con la revolución de los barbudos. Por cierto, casi todos provenientes de las provincias orientales, como ellos mismos.
Pero ese anticomunismo -o antifidelismo- no se saca a la luz hoy en Cuba. Las canciones del Trío Matamoros, como las de Ignacio Piñeiro, Benny Moré, Bola de Nieve y otros grandes de la música cubana, se encuentran entre las más interpretadas en el mundo. Y las autoridades culturales prefieren ignorarlo y pasar página.
Discrepancias políticas aparte, en la isla se sigue venerando al trío santiaguero. Recientemente, para recordar los 85 años de su constitución, el 8 de mayo de 1925, en Santiago de Cuba, ciudad natal de sus tres integrantes, fue reabierto el Café Matamoros. Cada dos años, esa urbe es sede del Festival Internacional Matamoroson. La última edición, en 2009, conmemoró el 115 aniversario del natalicio de Miguel Matamoros.
La versión que Bebo Valdés y Diego El Cigala hicieron de Lágrimas negras es conocida en los cinco continentes. Pero tal vez pocos sepan que no era cubana la mujer que motivó esa canción.
En 1930, durante una gira por República Dominicana, al Trío Matamoros lo sorprendió un ciclón en Santo Domingo. La devastación fue tremenda y los muertos se contaban por miles. Los músicos regresaron a Santiago de Cuba en un avión del ejército cubano, que había transportado personal de salud y medicamentos enviados como ayuda humanitaria.
Impactado por el desastre, Miguel Matamoros compuso primero El trío y el ciclón y unos días después, Lágrimas negras, letra inspirada en una dama que vio llorar desconsoladamente en Santo Domingo. Su marido la había abandonado y entre sollozos decía que no le importaba morir, porque ese hombre había sido el amor de su vida.
Miguel Matamoros (1894-1971) no sólo fue un talentoso compositor e innovador musical, si no también un cronista de su época.
Se cuenta que en junio de 1929 llegó a Cuba el médico vasco Fernando Asuero (San Sebastián 1887-1942), quien se había convertido en una figura mediática en España, Portugal, Francia, Argentina y México, entre otro países, por haber descubierto un método para curar ciertos tipos de parálisis, pinchando un nervio llamado trigémino.
La «asueroterapia» no curó a nadie en la isla. Pero el volumen de informaciones sobre el doctor Asuero y sus curas milagrosas, le servirían a Matamoros para componer El paralítico.
El paralítico es un son original y pegadizo. Pero su letra no es tan descarnada como La cocainómana, canción de la cual Silvio Rodríguez hizo una excelente versión.
Iván García
Foto: jaramij, Flickr
Excelente artículo!
Agradezco mucho los datos históricos que aporta sobre ese fenómeno cultural que constituyeron Los Matamoros.
Gracias!
Un supratalento musical pero de personalidad dictatorial. Por cierto, que el corte de ciertas ramas del nervio trigemino a beneficiado a muchos.
Qué buena historia la de Iván García sobre el Trío Matamoros que todavía escuchamos sus cultores,