Del lunes 30 de marzo al lunes 4 de mayo, mi blog estará dedicado a recordar a las primeras presas políticas. Probablemente fueron más de 200 las mujeres que entre 1959 y 1976 integraron el presidio político cubano de la era castrista. Muchas ya han muerto.
En 16 posts no es posible recordarlas a todas. Faltarán nombres y anécdotas. Espero que los familiares de las fallecidas y las supervivientes lo entiendan y me disculpen. Los he preparado con respeto y cariño.
Cuando hoy se leen las historias de las primeras presas políticas, al margen de su posición social, política, religiosa y lugar de nacimiento, y aunque no se esté de acuerdo con algunos métodos violentos para intentar derribar el régimen totalitario que a partir de 1959 Fidel Castro instauró en toda la Isla (los mismos utilizados por él para llegar al poder), por sus acciones arriesgadas y su determinación en realizarlas -y luego con valentía enfrentar detenciones, torturas psicológicas, golpizas, juicios y encarcelamientos-, hay que reconocer que ellas hicieron posible que en Cuba surgiera una disidencia pacífica y un movimiento de denuncia a las violaciones de los derechos humanos.
Gracias a aquellas mujeres, las futuras opositoras, a pesar de la represión, no tuvieron que pasar por el infierno que ellas pasaron en cárceles de Guanabacoa, Guanajay y Baracoa, entre otras.
No podemos ni debemos olvidar. Ni a ellas ni a los cientos de hombres que fundaron el presidio político de la era castrista. Tampoco a los fusilados, muchos sin siquiera haber sido enjuiciados o sin suficientes pruebas para ajusticiarlos. Es cierto que algunos les ocuparon armas y otros se alzaron en las lomas.
Pero Fidel Castro hizo lo mismo y solo estuvo 22 meses en prisión. A cuerpo de rey.
Tania Quintero
Foto: La Dra. Ana Lázara Rodríguez en septiembre de 2012. El 26 de febrero de 1961, cuando tenía 23 años y cursaba el tercer año de la carrera de Medicina en la Universidad de La Habana, fue arrestada por el G-2, como era conocido el órgano represor que después sería el Departamento de Seguridad del Estado. Ana Lázara fue juzgada el 11 de abril de 1961 y condenada a 30 años de privación de libertad y 30 años de prisión domiciliaria. Excarcelada el 14 de noviembre de 1979, marchó al exilio, primero a República Dominicana y después a Estados Unidos. En colaboración con el escritor y periodista Glenn Garvin, en junio de 1995 publicó el libro Diary of a Surivivor: Nineteen years in a Cuban Women’s Prison. Tomada del blog Peace Corps Honduras.