Como parte de los catorce meses de festejos y celebraciones en todos los dominios ingleses, la Comunidad Birtánicas de Naciones y otros países, por la coronación de Isabel II el 2 de junio de 1953, la cubana Ivette Hernández (Guantánamo 1934-Nueva York 2021) fue una de las tres pianistas invitadas a tocar en Londres. La anécdota fue contada en el programa Tentar el asombro, producido por el canal guantanamero Solvisión y que en 2013 saliera al aire con el título Historias de Guantánamo: Ivette Hernández. A continuación, detalles tomados de Aplauso tardío a Ivette Hernández, texto que la investigadora musical Rosa Marquetti Torres subiera a su blog Desmemoriados: Historias de la música cubana, el 5 de diciembre de 2019:
«Desde Nueva York, el 4 de septiembre de 1949, Ivette aborda el vapor Queen Elizabeth con rumbo al puerto de Cherbourg, Francia para llegar al destino final de este viaje: París. Al concurso para ingresar al Conservatorio se presentaron 399 candidatos, pero solo la guantanamera Ivette Hernández fue quien obtuvo el primer lugar. París sería importantísimo en su formación: allí recibe clases del maestro Marcel Ciampi y más tarde de Margueritte Long y comenzaría su cosecha de premios en Europa: en 1950 obtiene uno de sus más grandes triunfos: el codiciado Gran Premio de Música y Piano del Conservatorio de París.
«En ocasión de su ascenso al trono, la Reina Isabel II de Inglaterra decide crear un premio especial por su coronación, y le pide a la gran pianista británica Harriet Cohen que seleccione a tres pianistas jóvenes que merezcan recibirlo. Ya la Cohen había visto tocar a la cubana, la había conocido personalmente, impresionada por el talento de la joven. Así, Ivette Hernández es premiada con una de las tres medallas entregadas por la soberana británica. Al conocerse la noticia en Guantánamo, el Club de Leones y otras instituciones guantanameras deciden organizar un tributo en honor de la joven pianista.
«Sale de París hacia Cuba, vía New York, el 20 de julio de 1951 y llega a su ciudad natal el 25 de agosto de 1951, para una ocasión especial: el Ayuntamiento de Guantánamo y el Club de Leones de esa ciudad, le homenajean recibiendo de manos del entonces alcalde Ladislao Guerra el título de Hija Predilecta de Guantánamo. El Club de Leones le entrega una bandera cubana ribeteada en oro para que le sea entregada a la soberana británica en señal de gratitud y reconocimiento. Poco tiempo estaría en Cuba, pues ya en septiembre de ese mismo año debe regresar a París a continuar sus estudios. Permanece allí hasta junio del siguiente año en que viaja de regreso a Nueva York. Serán años en que Ivette se mantendrá viajando constantemente a Estados Unidos, Cuba y Europa.»
En el programa televisivo Tentar el asombro, la especialista en promoción y programación cultural Magrit Barrio Batista, leyó una carta que la afamada pianista guantanamera enviara a sus compatriotas el 14 de octubre de 2012:
“Saludos, Guantánamo. Saludos, mi Cuba querida. Los llevo siempre en mi corazón. Gracias por este honor y el privilegio de comunicarme con ustedes. He sido muy afortunada de viajar por el mundo tocando el piano, llevando la música como mensaje de paz, llevando también a mi pueblo, Guantánamo, y a mi país, Cuba, en alto. Tocar el piano es una de las muchas bendiciones de mi vida, requiere mi dedicación total. En las teclas del piano se encierran muchas voces y sonoridades, como las de una orquesta. Estas son las voces que trato de destacar en mis interpretaciones. Cada dedo tiene su propia voz y mensaje, que hay que dejar libre de sonar. Al escucharme tocar en esta ocasión, reciban mi mensaje de amor y paz. Que por siempre quede mi humildad y el amor que siento hacia todo ser viviente. Aunque llevo muchos años fuera, extraño el calor de mi pueblo. Los llevo en mi corazón por siempre. Gracias. Ivette Hernández”.
En El día en que la reina Isabel bailó una conga cubana frente al Palacio, publicado el 7 de junio de 2022, la escritora Zoé Valdés cuentaen su blog:
«El día de la Liberación por los Aliados que constituyó el final de la II Guerra Mundial, la alegría fue poco a poco desbordando las calles de toda Europa. En Londres los ingleses se lanzaron a las calles a bailar la conga cubana, lo hicieron frente al palacio real; la joven Isabel y su hermana Margaret pidieron autorización a sus padres para bajar a las calles. Durante cinco días la futura reina y su hermana menor ‘conguearon’ por las calles de Londres de manera anónima. Lo que probablemente haya sido el origen de la célebre canción: «Hasta la reina Isabel baila el danzón» de la Orquesta Aragón (en los años 50). Sólo que la reina no bailó danzón exclusivamente, o quizá también, pero en principio lo que bailó fue una tremenda conga multitudinaria para festejar la paz y la libertad».
Electo Rosell, más conocido por Chepín (Santiago de Cuba 1907-1984), violinista, director de orquesta, compositor de jazz, son y danzón, en la década de 1950 compuso el danzón-chá La reina Isabel, que se convertiría en un hit de la Orquesta Aragón, fundada en la actual provincia de Cienfuegos en 1939. Todavía hoy, los cubanos septuagenarios recuerdan el estribillo: “Hasta la reina Isabel baila el danzón / porque su ritmo es muy dulce y sabrosón”.
A propósito de familias reales que visitaron la Cuba republicana, en una entrevista a Salsa.ch, Enrique Jorrín (Pinar del Río 1926- La Habana 1987), creador del cha-cha-chá, recordaba que su orquesta debutó el 8 de mayo de 1954 en los Jardines de San Francisco de Paula. Y como dato curioso mencionaba que tocaron en la residencia de una de las mujeres más ricas de la Isla, María Luisa Gómez Mena, Condesa de Revilla de Camargo, y entre los invitados se encontraba el Príncipe de Gales, dato al parecer inexacto. Deben haber sido los Duques de Windsor, quienes al igual que la Duquesa de Alba y los Condes de Barcelona, fueron huéspedes de la Gómez Mena, casada en segundas nupcias con el pintor cubano Mario Carreño y en terceras con el poeta español Manuel Altolaguirre (desde 1964, la mansión de la Condesa de Revilla de Camargo, en Calle 17 esquina a E, Vedado, es sede del Museo de Artes Decorativas).
En 1991, el cineasta Luis Felipe Bernaza (Santiago de Cuba 1940-Nueva York 2001) realizó el documental Hasta la reina Isabel baila el danzón. Producido por el ICAIC, de 21 minutos de duración e idea original de Juan Carlos Roque y María Hernández, el documental tomó el título del famoso número de la Orquesta Aragón, pero la trama no se refiere a la monarca británica. Según la sinopsis, a través de una espiritista cubana que dice estar posesionada por el espíritu de Isabel la Católica, se solicita una entrevista a su majestad, con preguntas salidas de una encuesta popular. Está basado en un radiodocumental realizado en 1990 en La Habana. La protagonista es una cartomántica-quiromántica devenida espiritista, quien confiesa que a sus rituales acuden los espíritus de los Reyes Católicos Isabel y Fernando, buscando la paz y pidiendo perdón por el daño que podían haber hecho.
En Hechos que marcaron mi niñez, Carlos Rodríguez Búa en su blog Memorias de un cubano (26 de marzo de 2020), además de incluir una foto de la portada que la revista Bohemia en junio de 1953 dedicó a S.M. Isabel II, confiesa: «Viendo la magnífica serie de Netflix, The Crown, recuerdo que el hecho de que una joven de 26 años se iba a convertir en monarca del Reino Unido fue uno de los temas más comentados en La Habana de 1952, noticia que solo fue interrumpida por el golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de ese año. La futura reina siguió siendo comidilla en la capital cubana hasta su coronación el 2 de junio de 1953». En esa portada de Bohemia con una majestuosa reina de perfil, en la parte inferior, a la izquierda, aparecía un pequeño recuadro con el rostro de José Martí: durante el año 1953, Cuba y los cubanos celebraron por todo lo alto el centenario del natalicio del Apóstol.
En Isabel la Grande (Hypermedia Magazine, 10 de septiembre de 2022), el escritor Vicente Echerri relata que «cuando a los 4 años aprendía yo a leer en una húmeda casa de mi natal Trinidad de Cuba, ese verano de 1953 en que Fidel Castro cambiaba con una acción grotesca el rumbo de la historia de mi país, coronaban en Londres a una muchacha de 27 años que encarnaba la continuidad de una institución milenaria y la estabilidad de una nación que había logrado conciliar el tradicional caudillismo de los reyes con el ejercicio de una robusta democracia». Echerri tenía 4 años en 1953, pero yo ya había cumplido 10 años y me acuerdo de las imágenes retransmitidas por la televisión cubana, que vi en casa de una vecina pues hasta 1977 no tuvimos televisor.
La Reina Isabel II falleció en el Castillo de Balmoral, Escocia, el pasado 8 de septiembre, día que los cubanos, los de adentro y los de afuera, veneran a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba. Al día siguiente, el periodista Carlos Cabrera publicaba en CiberCuba un comentario titulado La Reina Isabel no bailó danzón con Fidel Castro y del cual reproduzco unos párrafos:
«Elizabeth Alexandra Mary y Fidel Castro Ruz nacieron en 1926, ella en Londres y él en Cuba, donde encabezó la revolución más carismática del mundo, aunque nunca logró traspasar los muros de Buckingham Palace porque la Reina Isabel II jamás padeció arrebatos sartreanos y evitó, con flema inglesa, el entusiasmo y propaganda a favor del barbudo dictador (…). Isabel II tuvo que acceder al trono sin estar totalmente preparada, a siete años del fin de la Segunda Guerra Mundial, derrota del fascismo y nacimiento del bloque comunista en Europa oriental, que también vio caer, con su admirado Mijaíl Gorbachov, que se fue al más allá, unos días antes que ella (…). Isabel II y los Castro I y II nunca se vieron, siquiera para comentar aquellos once meses de 1762-1763, cuando La Habana fue inglesa; quizá la Reina siempre vio a Fidel y Raúl como españoles levantiscos y ellos a la monarca como una mujer enigmática y comedida, a veces fría como témpano, y siempre prudente frente a la suicida contentura europea ante los piratas del Caribe.»
Tania Quintero
Foto: La entonces princesa Isabel de Inglaterra bailando samba con el duque Felipe de Edimburgo, en una fiesta de la Royal Navy en 1950. Para esa fecha, llevaban tres años de casados y tenían un hijo, nacido 14 de noviembre de 1948, el hoy rey Carlos III, quien en dos ocasiones visitara La Habana con Camila, la actual reina consorte. La primera, en 1992, una breve estancia privada en el yate real que atracó en la Marina Hemingway. La segunda, 27 años después, en 2019, una visita oficial de tres días. Según Chris Evans, presentador de la BBC, a la reina Isabel II le gustaba bailar. La foto fue tomada de la revista Vanidades.