En estos días, el tema obligado de conversación entre los opositores de Santiago de Cuba es la posible liberación de presos políticos. Los comentarios y los análisis no cesan. No todos los puntos de vista coinciden, pero la mayoría piensa que será una ganancia total.
La excarcelación de una cantidad de presos políticos pudiera cambiar la imagen negativa de la comunidad internacional hacia el gobierno cubano, sobre todo a partir de la muerte de Orlando Zapata Tamayo, el pasado 23 de febrero. En estos momentos, hay que tener en cuenta que en América Latina la correlación de fuerzas está cambiando, y países como Chile, Honduras y Panamá se han separado de la línea ideológica del régimen de La Habana, y otros países entrarán en procesos electorales en 2010.
Esas liberaciones terminarían con la heroica posición de Guillermo Fariñas, que mantiene a los medios pendientes de su evolución y obliga a las instituciones internacionales a pronunciarse sobre el hecho, algo que no favorece al gobierno.
Fariñas pudiera aprovechar esta coyuntura y salir honrosamente de ese martirologio, ya que sus demandas se verían satisfechas.
Aunque las distintas denominaciones religiosas en Cuba se han mantenido controlando a sus feligreses, bajo el pretexto de que la religión no puede inmiscuirse en los asuntos políticos, la iglesia católica parece estar capitalizando la condición de mediadora para beneficio de sus intereses.
De producirse las liberaciones esperadas, los presos políticos y muchos de sus familiares se librarían de una interminable pesadilla y podrían abandonar el país de una forma segura. Tener en cuenta que poder salir de Cuba se ha convertido en una prioridad para la mayoría de la población.
Pero esa posibilidad debe ser objeto de un riguroso análisis. Una información no confirmada señala que el periodista independiente Juan Carlos Herrera Acosta, condenado a 20 años, no está dispuesto a irse de su patria. En su misma postura estarían varias Damas de Blanco, quienes no desean abandonar el país, al margen de que sus esposos, por razones de salud, acepten viajar al exterior como propuesta de liberación.
Algunos líderes de la disidencia interna han manifestado que debe verse la parte positiva de lo que está ocurriendo. Interiorizar que las sentencias sobredimensionadas fueron para intimidar, pero que realmente el régimen no tiene capacidad para hacerlas cumplir. Incluso, los que de ahora en adelante sean sancionados a largas penas, por razones biológicas, la llamada «dirección histórica de la revolución» no verían su cumplimiento.
La oposición pudiera salir reforzada psicológicamente, si tiene en cuenta el tiempo de vida de la cúpula gobernante. Y, en el peor de los casos, pudiera formar parte de cualquier acuerdo de liberación en el futuro. Los opositores, además, tendrían oportunidad de enfocarse en otros aspectos de la lucha política, pues en los últimos tiempos se han mantenido centrados en la situación de Fariñas, las Damas de Blanco y las negociaciones entre el gobierno y la iglesia católica.
La agenda del Partido Socialista Obrero Español, de participar en las negociaciones para conseguir la liberación de presos políticos, le da a su canciller, Miguel Ángel Moratinos, un triunfo político. Que ya debe haber estado preparado, para llevarlo como un logro en la reunión de la Unión Europea que analizará la posición común, en el mes de septiembre.
En este arcoiris de ganancias, el más beneficiado sería el régimen, al librarse de un alto número de presos políticos. Y si salen en libertad más de diez, de los que se consideran en peor estado de salud, Fariñas terminaría su posición de reclamo. Y el gobierno cubano daría una impresión de civilismo y humanidad.
Si este juego político se cumple, todos ganan.
Víctor E. Sánchez, periodista independiente
Agencia de Prensa Libre Oriental
Foto: Juan Carlos Herrera Acosta, periodista independiente de Guantánamo, condenado a 20 años en abril de 2003.