Luego de recorrer varias tiendas de moneda dura en la Habana Vieja, intentando comprar papel sanitario, toallitas húmedas y servilletas kleenex para su negocios de hostelería, Alex se llegó al parque de San Rafael y Galiano con conexión wifi y le pidió a un pariente residente en Miami que le enviará con urgencia provisiones de aseo.
“Después del huracán Irma, conseguir frutas frescas y avituallamientos se ha vuelto muy complicado. Y a los clientes del Norte les gusta desayunar con frutas y tener toallitas húmedas y servilletas a mano”, apunta Alex, dueño de un hostal con quince habitaciones y una paladar en Nuevo Vedado.
Pero la mala noticia no es la escasez, algo habitual en el socialismo tropical cubano. “El verdadero tsunami es otro. Las medidas que Trump anunció el pasado 16 de junio, de suspender los viajes individuales, no han tenido mucho efecto, al menos en mi negocio, el número de americanos creció si lo comparamos con 2016. Pero el asunto de los ataques acústicos y el llamado del Departamento Estado para que los viajeros estadounidenses no vengan a Cuba, va a disminuir el arribo de visitantes en la próxima temporada alta que se inicia el 1 de noviembre”, asegura Alex.
Hace un mes, de un promedio de cuatro turistas a la semana que Alex rentaba por la agencia Airbnb, «ahora solo me llega uno, a veces dos. El mal rollo entre los dos gobiernos va ser un freno al turismo procedente de Estados Unidos. Los negocios consolidados lo pueden superar rentando a turistas europeos, asiáticos o latinoamericanos, pero aquéllos que estábamos enfocados en los yumas, tendremos que cambiar de estrategia o comenzaremos a tener pérdidas”.
Airbnb, compañía surgida en San Francisco, California, en 2008, se ha especializado en el turismo de casas particulares y ha sido un socio formidable para los emprendedores privados cubanos. Desde que inició sus operaciones en la Isla, el 2 de abril de 2015, a la Isla a más de 560 mil visitantes, según un informe de la firma del mes de junio, donde se reporta que los viajeros con destino Cuba gestionados por Airbnb en el primer de 2017 superaron los 70 mil.
Ha sido un negocio de ganar-ganar para ambas partes. La empresa californiana ha tenido un crecimiento espectacular. En 2016 año gestionó más turistas a Cuba que el total de clientes que tuvo en Estados Unidos en 2008, año de su creación.
En dos años facturó hacia la mayor de las Antillas poco más de 40 millones de dólares y en la actualidad cuenta con 22 mil alojamientos vinculados a los servicios de Airbnb dispersos en unas 70 ciudades y localidades cubanas.
Raisa, quien arrienda una habitación en su casona de puntal alto en La Habana colonial, estima que “el negocio con Airbnb es un batazo. Yo no tengo quejas. El año pasado hubo un retraso con los pagos, imputable a la agencia Vacuba, pero ya se resolvió y el dinero se cobra a los pocos días que los clientes pagan su arriendo”, apunta y añade:
“A pesar de las restricciones anunciadas por Trump y el brete ese de la embajada, hasta el momento, no ha disminuido el número de clientes. En lo que va de mes le he alquilado a dos americanos y tengo previsto tres más en lo que queda de mes. Me cuentan amigas mías, que también arriendan, que algunos clientes han cancelado. Pero no creo que sea algo masivo. En noviembre, cuando comienza la temporada alta, se verá si merman los turistas yanquis. Es lógico, ya el boom de Cuba está pasando de moda, y las políticas de Trump contra el gobierno cubano pueden pasar factura. Aunque los alquileres de casas particulares en la Habana Vieja, Miramar y Vedado se venden solos.”
Bryan Martínez, biólogo de origen mexicano residente en Oakland, California, que se encontraba tirando fotos con su teléfono inteligente al Capitolio, que antes de las restricciones anunciadas en junio por Trump, “ya se habían reducido los vuelos. Es posible que la cantidad de visitantes caiga en picada. La mayoría de los estadounidenses toman muy en serio los informes del Departamento de Estado. Pero creo que, aunque en menor número, los gringos que se decidan a visitar Cuba se alojarían en casas particulares, porque les gusta conocer cómo viven los cubanos”.
Kirenia alquila un apartamento en la calle Cuartel, cerca de la Iglesia del Ángel, Habana Vieja. Ella supone “que con todo este lío de los diplomáticos enfermos por los ataques acústicos, se reducirá por lo menos a la mitad los americanos que vendrán a Cuba. En los dos últimos meses, cuatro clientes de Estados Unidos cancelaron su hospedaje en mi casa”.
De cualquier manera, muchos emprendedores privados inmersos en la renta de habitaciones a turistas extranjeros, sienten temor de que sus negocios se desplomen por las agresiones sónicas que afectaron a 22 diplomáticos estadounidenses y 4 canadienses.
“Es un problema para los que ya estábamos recibiendo visitantes estadounidenses los cuales pagaban muy bien y dejaban buenas propinas. La situación se empieza a poner fea”, comenta Nicola, quien alquila dos habitaciones en 17 y K, Vedado.
“Los yumas se han perdido, tengo cuatro habitaciones con todos los hierros y hasta conexión a internet en Centro Habana, pero todo ha caído. La baja no empezó ahora, si no desde que Trump tomó la presidencia», afirma Pablo, un emprendedor que había apostado por este tipo de negocio y hoy encuentra prácticamente en quiebra.
“El pago a la ONAT (Oficina Nacional de Administración Tributaria) es de 30 cuc mensuales más el por ciento por cada cliente. En mi buena racha pagaba hasta 200 cuc mensuales por las cuatro habitaciones, pero esos tiempos ya se esfumaron”, concluye Pablo.
“Estamos en temporada media y esto lo tengo vacío. Oferto buenos precios a mis clientes y me anuncio en Revolico, pero no sube la cosa y con esto de que no vendrán americanos se va a poner mucho peor” dijo Elisa, propietaria de una habitación en la Habana Vieja que está pensando cambiar su licencia de renta en divisas a turistas por una de renta a nacionales. “Voy a tener que dejar la habitación como posada, a ver si mejora la cosa, porque no se puede estar pagando la licencia con un cliente o dos al mes, que no te sacan del apuro y con extranjeros hospedándose en hoteles”.
Una funcionaria de la agencia estatal de ventas Islazul, bajo anonimato, manifestó que no cree que una disminución de turistas estadounidense pueda afectar el crecimiento que ha tenido la industria del ocio en 2015 y 2016.
“El turismo ha tenido un crecimiento vertiginoso, de hecho, ya no debemos llamar temporada baja o alta pues el sector se ha comportado muy estable en los dos últimos años y no creo que tengamos serias afectaciones con una baja del turismo estadounidense. Por ejemplo, tuvimos reservaciones altas con el turismo nacional y cubanoamericanos en los meses de verano que es temporada baja y el precio que pagan los nacionales es el mismo fijado para el turismo internacional. De seguro, nuestras ofertas superarán la demanda a partir del 22 de diciembre, en plena temporada alta, lo que aumentará nuestras ganancias ya que los costos de las reservaciones hoteleras suben entonces hasta un 20 por ciento”, aclaró.
Con el optimismo que suele caracterizar a los representantes del Estado, la funcionaria concluyó: «Esperamos que continúe el crecimiento de clientes de Canadá y Europa así como los turistas que están arribando de países árabes. El mayor problema lo tuvimos tras el paso del huracán Irma, que dañó la red hotelera de Varadero y muchos turistas cancelaron sus reservaciones por el temor a otro ciclón, pero ya todo se ha ido restableciendo”.
De Sunwing, agencia de privada de viajes con gerencia canadiense y que en Cuba opera solamente con Gaviota Tour (empresa turística militar) aseguran que no sufrirán pérdidas.“No percibiremos ningún cambio en cuanto al flujo de turistas por las declaraciones del presidente Trump, ya que nosotros no trabajamos con turismo estadounidense” comentó una empleada de la oficina de ventas de viajes, ubicada en Miramar.
La agencia Sunwing dispone de aviones en sus paquetes turísticos y tiene sucursales en México, Brasil y Bahamas, entre otros países desde donde tramitan paquetes turísticos hacia la isla.
Pero de cualquier manera, Alex, dueño de un hostal en Nuevo Vedado, cree que aunque hubiera una disminución notable de visitantes estadounidenses a Cuba, los turistas de otras naciones pueden suplir el déficit. “Lo que se va extrañar son las propinas generosas que suelen dar los estadounidenses”, confiesa.
Iván García, con la colaboración de Manuel Guerra
Foto: Una pareja observa desde el malecón habanero la entrada de un crucero con turistas estadounidenses. Tomada de Cuba Conecta.