Desde La Habana

La Habana: esperando el Mundial de Brasil

Seguidores cubanos de la Liga española celebran frente al cine Yara

Los fanáticos al deporte nunca tienen vacaciones. Si solo les gusta el béisbol nacional, se aburren y extrañan las discusiones eternas en las gradas del viejo estadio del Cerro y las alegrías o enfados tras la victoria o derrota de su novena.

De consuelo queda ver la serie provincial que ahora mismo se juega en todos los municipios de la isla. Pero vamos, solo un viudo, jubilado, familiar de un pelotero o cronista deportivo anda para esos trotes de llegarse a un estadio desolado, a ver partidos infames, en terrenos desnivelados y con equipos uniformados como si estuvieran en carnaval: cada pelotero con un traje diferente.

Aunque un ojo experto puede detectar una futura estrella entre la pléyade de jóvenes que juegan la primera categoría en cada provincia. Pero cada vez son menos los peloteros con talento y perspectiva.

En la serie provincial habanera, hay jugadores que uno no sabe si reírse o llorar. Peloteros anodinos, delgados y pequeños, que más bien parecen empleados de un banco que jugadores de béisbol.

Da pena. Igual que lo estadios. Tres bates para cada equipo y los jugadores contrarios se intercambian guantes y la máscara del receptor. Solo hay dos árbitros en cada partido. Parece un juego entre socios del barrio.

Es que un árbitro de beisbol provincial cobra diez pesos por juego. Imagínense, ‘ampayar’ con 32 grados bajo el sol, para ganar una plata que se gasta en dos panes con croqueta.

Luego están las pelotas. Fofas y de poco bote. Es mejor ver partidos de ligas menores. Hay más pasión y los padres, pensando que su hijo puede ser un Grandes Ligas en potencia, se gastan los dólares enviados desde el otro lado del charco, en confeccionarle un uniforme vistoso, comprar en moneda dura bates de aluminio, guantes Wilson y pelotas Mizuno o Rawlins.

Si te gustan todos los deportes, tienes más opciones. Hace unos días, se en el coliseo circular de la Ciudad Deportiva, en La Habana, se celebraron las eliminatorias del Caribe de voly en ambos sexos, que otorgaban una plaza para el venidero campeonato mundial.

Las selecciones cubanas masculina y femenina clasificaron. Aplausos. Pero no seamos muy optimistas. El voly en Cuba, antaño una potencia mundial, con tres títulos olímpicos de aquellas fabulosas morenas o medallas mundiales del sexteto masculino, es historia antigua.

Si las mujeres logran ubicarse del lugar 16 al 20 en el próximo mundial, que se den por satisfechas. El pronóstico para los hombres tampoco es alentador. Estar entre los 12 primeros del mundo sería para tirar voladores.

Es la realidad. En cada uno de los deportes de equipos, Cuba ha retrocedido. Solo en los deportes de combate (boxeo, lucha y judo) mantiene un nivel mundial.

Otra opción para matar el tiempo -es mucho más sano ver deportes que tomar ron peleón en una esquina o fumar marihuana combinado con un ‘cambolo’,una mezcla letal de bicarbonato y cocaína a la salida de una discoteca-, es ver deporte internacional por la tele.

Es verdad que se trasmiten diferidos. Si no andas mal de dinero, por 2 cuc puedes contratar el servicio de un ‘paquete’ y con solo dos días de atraso, disfrutar los play-off de la NBA o partidos de la MLB donde participan peloteros cubanos.

Aunque está ocurriendo algo estrafalario. Sí, ya podemos ver los domingos pelota de ligas internacionales, pero de los cubanos insertados en esos clubes, exceptos los autorizados por el régimen, poco se sabe.

Muchos fanáticos desconocen si Pito Abreu tiene 15 o 17 jonrones. Ni cuánto tiempo estará en el dique seco tras su lesión, u otras informaciones actualizadas del resto de los peloteros cubanos en la Gran Carpa.

Diario de Cuba hace lo suyo, intentando tener al día a la gente de acá, de la isla. Pero cuesta 4.50 cuc la hora de internet. Demasiado. Con esa cantidad se pueden comprar dos libras de carne de res por la izquierda.

El fútbol internacional es el que tiene más cancha. Es tan profesional y comercial como el béisbol o el boxeo. Leo Messi gana tanto como Albert Pujols y los dueños de clubes en España son tan capitalistas como los de la MLB. Y eso a los fanáticos les gusta.

Pero para los mandarines de verde olivo, la diferencia es que en las potentes ligas europeas de fútbol, no juegan cubanos. Por eso le dedican excesivo espacio al fútbol del Viejo Continente.

No tengo objeción, me gusta ver el buen fútbol de España, Alemania y Reino Unido, entre otros países. Pero donde juegan y brillan cubanos es en Estados Unidos, en las Grandes Ligas.

Hace dos noches, estuve tres horas charlando con un grupo de jóvenes, quienes terminaron haciendo pronósticos para el Mundial de Brasil. Conocen tanto como un experto sobre carrileros ofensivos, medio centro de contención o falso nueve. Consideran tonto al míster de Argentina por no convocar a Carlos Tévez.

A falta de una selección nacional -desde 1938 Cuba no asiste a un mundial de fútbol- la gente hincha por otros once. Brasil, Argentina y España son los equipos que más partidarios tienen. Pero también hay fans ‘alemanes’, ‘ingleses’ ‘holandeses’ y ‘portugueses’, por Cristiano Ronaldo: el oriundo de la isla de Madeira tiene más seguidores en la isla que los hermanos Castro.

Los dueños de negocios particulares, tipos muy listos, ya venden banderas de las naciones favoritas por 5 cuc. También camisetas piratas de Messi, Cristiano, Neymar o Luis Suárez en 15 cuc (si regateas, te la dejan en 10).

Mientras se espera por la inauguración del Mundial, el 12 de junio en el estadio Arena de Sao Paulo, cuando el planeta se transforma en un balón, los amantes cubanos del deporte, siguen la pelota provincial o compran ‘paquetes’ con juegos de la NBA o de las Grandes Ligas.

Iván García

Foto: Seguidores cubanos de la Liga española celebran frente al cine Yara, en la céntrica esquina habanera de 23 y L, en La Rampa, Vedado. La foto es de diciembre de 2013 y fue tomado del blog El fútbol cubano.

Salir de la versión móvil