La última barrera para que los peloteros cubanos puedan jugar en Grandes Ligas sin abandonar su país parece tener los días contados.
Si las conversaciones secretas entre Cuba y Estados Unidos se extendieron por 18 meses para establecer un nuevo trato, la diplomacia del béisbol lleva más de cuatro años cocinándose.
Según una fuente del instituto nacional del deporte (INDER) que pidió no ser identificada, “el hombre clave en las negociaciones por la parte cubana es Antonio Castro”, hijo del ex presidente Fidel Castro y bon vivant de la burguesía verde olivo.
“Tony (como se le conoce) desde mediados de 2011, se ha reunido con dueños de organizaciones de la MLB (Major League Baseball) y tanteado posibilidades de negocios. También ha tenido encuentros con peloteros cubanos que brillan en la Gran Carpa. Incluso, mucho antes de las negociaciones políticas que desembocaron en el 17 de diciembre, las autoridades beisboleras de Cuba y Estados UNidos han tenido contactos”, informó el funcionario deportivo.
El 17-D delineó un nuevo escenario en las negociaciones a dos bandas con dueños de equipos y peloteros cubanos en la MLB. “Hay intereses comunes que desean se codifiquen nuevas normas en la contratación de jugadores cubanos, entre ellos abogados, senadores y grupos estadounidenses de cabildeo. Es que la marcha de algunos peloteros desde Cuba ha propiciado el tráfico de personas a través bandas delincuenciales de Centroamérica o México”, señaló la fuente.
Detrás de un futuro marco legal, existe una estrategia de negocios diseñada por funcionarios del deporte en la Isla que por su abolengo se entremezclan con la política.
Ahora mismo, en Cuba la economía es controlada en un 75 por ciento por empresas militares. Esos grupos han nucleados pequeños y poderosos clanes que controlan parcelas económicas en expansión como el turismo, biotecnología o la banca.
“Los negocios en el béisbol son un espacio exclusivo de Tony Castro y tres o cuatro interlocutores que lo representan. La intención es ganar dinero con la venta de jugadores utilizando como intermediario a Cubadeportes. Las ganancias serían entre un 10 y 12% de los salarios pactados. Cuando los peloteros cubanos puedan contratarse desde la Isla, se pueden mover entre mil 500 y 2 mil millones de dólares, casi el equivalente de lo que necesita el gobierno para reflotar la economía local”, apuntó el directivo.
Los negocios no solo estarían dirigidos a la contratación de jugadores. Según la fuente, el proyecto es más ambicioso. “Crear academias de la MLB acá, reparar y construir terrenos beisboleros. Intercambio de especialistas, venta de implementos deportivos y contratos televisivos. A pesar de la crisis en nuestro béisbol, en Cuba existe una cantera formidable de peloteros y cuenta con una estructura y personal capacitado que a la vuelta de una década podría colocar alrededor de mil jugadores en el sistema de granjas de la MLB”.
Lo raro en el nuevo panorama tras el 17D, es que el deporte que une a ambas naciones no haya tenido mayor relevancia. En los años 70, la administración de Nixon estableció la diplomacia del ping-pong para abrir un boquete en la cortina de bambú de la China comunista.
En la hoja de ruta del presidente Obama se ha puesto especial énfasis en empoderar al pueblo y los trabajadores privados cubanos. Y aunque los intercambios deportivos se han incrementado, la fanaticada local espera nuevos ucases que permitan el libre flujo de peloteros desde Cuba.
El interés de Rob Manfred, comisionado de la MLB, en crear una nueva dinámica es bastante transparente. Para la primavera de 2016 se espera que equipos de Grandes Ligas efectúen partidos de pretemporada en Cuba.
El 19 de septiembre, un artículo del periodista Luis E. Rangel de Diario de las Américas, sobre la autorización de la MLB a que jugadores cubanos podrían contratarse en las ligas invernales del Caribe (luego fue pospuesto por la imposibilidad de la liga puertorriqueña de contratar jugadores de Cuba), recibió un amplio destaque en la edición estelar del oficialista noticiero nacional de televisión.
Un artículo de los periodistas Michael S. Schmidt y Julie Hirschfeld Davis del New York Times, señalaba que en octubre de 2015 el principal abogado de las Mayores, Dan Halem, se reunió en la Gran Manzana con Antonio Castro, vicepresidente de la Federación Cubana de Béisbol.
“Es muy probable que para la primavera de 2016 se produzca un acuerdo entre la MLB y la Federación Cubana de Béisbol. Faltan cosas por atar, como los posibles representantes, derechos de trasmisión de los juegos de Grandes Ligas y otros asuntos técnicos, pero las condiciones están creadas”, subrayó una persona bien empapada de los tejemanejes del béisbol isleño.
La semiprofesionalización de la Serie Nacional, que desde octubre de 2013, paga a sus jugadores un salario mensual equivalente a 45 dólares, la autorización a tres beisbolistas a jugar en Japón, cuatro en Colombia y probablemente, según el funcionario, en la próxima temporada un equipo con el nombre de Cuba competiría en la liga independiente de Canadá, allanan el camino para la creación de una futura liga profesional cubana con el visto bueno de la MLB.
Después de 56 años (1960 fue la última edición de la liga invernal en la Isla) de un largo viaje por el desierto, hay suficientes indicios de que Cuba regresará al circuito del béisbol profesional del Caribe. Es solo cuestión de tiempo.
Iván García
Nota.- Este trabajo, redactado el 15 de noviembre de 2015, quisimos dejarlo como originalmente lo escribió Iván. Un mes despues de haber sido redactado y publicado en Diario las Américas, aterrizaba en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana una delegación de la MLB, encabezada por Joe Torre y el ex pelotero Tony Clark. Junto con ellos viajaron cuatro jugadores cubanos (José ‘Pito’ Abreu, Yasiel Puig, Alexéi Ramírez y Brayan Peña), hasta hace poco considerados ‘desertores y traidores’ por las autoridades de la isla. Aunque la prensa oficial soslayó la presencia de los peloteros cubanos, el hecho de que se les permitiera viajar a Cuba y regresar a Estados Unidos, evidencia que las negociaciones con las Grandes Ligas, lideradas por Tony Castro, el hijo de Fidel, han avanzado bastante. También de la comitiva que durante tres días, del 15 al 18 de diciembre, desarrolló actividades en La Habana y Matanzas, formaron parte el venezolano Miguel Cabrera, el dominicano Nelson Cruz y los estadounidenses Dave Windfield, Dan Halem, abogado de la MLB, y los jugadores Clayton Kershaw y Jon Jay, jardinero izquierdo de los Cardenales de San Luis. Su nombre completo es Jonathan Henry Jay, nació en Miami, en 1985, y su padre es natural de Santiago de Cuba y su madre de Matanzas. Como su nombre y apellido se prestan a confusión una vez dijo: «Sí, soy cubano. De arroz con frijoles, bistec de palomilla y café con leche» (Tania Quintero).
Foto: Tomada del blog Tiempo Extra.