Antes de desayunar, llamémosle Amaury, funcionario estatal, entra al garaje de su casa reconvertido en un moderno gimnasio y durante quince minutos pedalea frenético en la bicicleta estática. Después de hacer una tanda de planchas y abdominales se ducha con agua tibia y mientras desayuna pan de molde con lomo de cerdo y un vaso de batido de guanábana, revisa las redes sociales en su teléfono móvil.
Pasada las ocho de la mañana llega a la sede del partido municipal donde trabaja y comienza la agenda del día. “Es bastante aburrida y burocrática. Llamar a varias empresas estatales para concertar citas, diseñar el calendario de las actividades recreativas, culturales y políticas a realizar este verano y reuniones con factores del municipio”, comenta el funcionario.
Los ‘factores’, según la macarrónica terminología de las instituciones del régimen, son organizaciones paraestatales como CDR, FMC o la Asociación del Combatiente, denominadas ‘sociedad civil’ por la dictadura verde olivo.
Todas las sedes del partido en los municipios (169 en el país), radican en casas confortables o mansiones confiscadas a la otrora burguesía cubana. “En fechas determinadas, como el 13 de agosto, cumpleaños de Fidel, se planifica un mes de eventos donde se resalta su figura. Igual sucede con las efemérides revolucionarias, como el 1 de enero, 26 de julio y el 25 de noviembre, día que falleció el comandante”.
“También en las vacaciones se organizan actividades bailables y programas deportivos y culturales. El partido comunista, junto con el ministerio de Agricultura, cooperativas de producción, centros municipales de elaboración de alimentos y MIPYMES de la zona coordinan ferias agropecuarias y de servicios”, apunta Amaury.
El burocratismo en Cuba es colosal. Nada queda a la espontaneidad. Cualquier suceso, por irrelevante que parezca, sea un espectáculo infantil con payasos o la formación del equipo de béisbol para la Serie Nacional, es supervisado por funcionarios del partido comunista.
Según Amaury, “en los partidos municipales existen protocolos a cumplir en caso de ciclones u otros fenómenos meteorológico. Igualmente existe un rastreo de los contrarrevolucionarios residentes en la localidad. La fiscalía y contrainteligencia mantienen actualizadas sus fichas. Otra de las tareas del partido, ya sea municipal o provincial, es darle respuesta a las quejas de la ciudadanía. Pero debido a los problemas económicos y déficit de materiales a esas quejas no se le dan soluciones. Muchas veces ni siquiera le dan respuestas a los ciudadanos”.
A pesar de la feroz crisis económica, en las instituciones del partido comunista, fuerzas armadas y ministerio del interior no falta combustible y al personal se le asegura una buena alimentación, pero los tratamientos son diferentes.
“A los empleados de limpieza, mantenimiento y la cocina se les da una merienda y un almuerzo de poca calidad. Los funcionarios de menor rango comen mejor, reciben una merienda con refresco o jugo y le asignan cien horas al mes en su cuenta del teléfono móvil y cuatro gigabyte de datos. Y se les piden que abran cuentas en las redes sociales para defender la revolución. Los ‘capos’ (secretarios del partido municipal o provincial), almuerzan en un pantry con gente de su guara. En ocasiones la comida viene de algún restaurante cercano, particular o estatal. Las MIPYMES suelen dan provisiones, gratis para los jefes, el resto paga un precio menor que en la calle”.
Cuenta Amaury que “los cuadros (dirigentes) son una especie de casta. Los pueden quitar de una empresa por deficiencias o mal trabajo, pero si no es por un problema político, se quedan flotando en ese entorno, porque un cuadro de nivel alto o medio recibe formación ideológica en la escuela nacional del partido Ñico López. Y por eso es difícil sustituirlo pues no hay muchas reservas. Cuando explotan por corrupción casi siempre es por órdenes de arriba, chivatazos de otros funcionarios o rencillas internas”.
“En todos los estamentos institucionales del país, la corrupción es tremenda. Si los que están alistados al partido, fuerzas armadas o el MININT no obtienen privilegios, piden la baja. Hace una década tenían más prebendas. Podían acceder a villas de recreación y casas en la playa gratuitas o a precios módicos. Eso ha ido cambiando. Ahora solo la alta jerarquía tiene esos privilegios. Mientras más elevado sea el cargo, mayores los beneficios: reciben cestas de alimentos, acceso a divisas y viajes al extranjero”.
“Los oficiales del MININT y las FAR tienen aún más facilidades. Pueden comprar en las tiendas por divisas pagando en pesos. En los últimos dos años, funcionarios del partido y el gobierno se han aliado a determinadas MIPYMES o han abiertos negocios por la izquierda. Se han consolidado clanes mafiosos con muchísimo poder en el turismo, gastronomía, agricultura, vivienda y comercio interior, entre otras instituciones del Estado. Con ese dinero malversado se moja todo el mundo. Un sobre lleno de pesos lo mismo lo recibe un director municipal que un viceministro o ministro”.
“Cuando un ciudadano denuncia un caso de corrupción a un funcionario de cierto nivel del partido, esa acusación no suele prosperar. Se bloquea. Si es un hecho relevante, mueven al funcionario a otro puesto de trabajo. La descomposición en Cuba es transversal. Va desde la pérdida de valores en la población hasta la podredumbre moral de los funcionarios. En cualquier organismo, los cargos más importantes malversan bienes del Estado. Eso lo hacen casi todos los dirigentes. Ven en el servicio público un trofeo de caza”, concluye Amaury.
La corrupción en Cuba es sistémica y su origen es el gigantesco aparato burocrático diseñado por la dictadura para administrar el racionamiento y la pobreza. Instituciones como Acopio, Turismo o Comercio interior son los proveedores principales del mercado negro. Por la puerta de atrás de sus almacenes se roban galones de aceite, camiones con cajas de pollo o materiales de la construcción.
Recientemente, el influencer Yamil Cuéllar publicó en su canal de You Tube una serie de tres entregas sobra la corrupción de altos funcionarios del partido comunista y supuestos emprendedores privados en la provincia de Cienfuegos, a 200 kilómetros al sur de La Habana. Los clanes mafiosos enquistados en las estructuras del poder cada vez tienen más patrimonio e impunidad. En los últimos meses, el régimen ha venido realizando una aparente operación anti corrupción, intentando acallar el descontento ciudadano.
A partir del 2 de febrero de 2024, cuando fue «liberado de sus responsabilidades» el ministro de Economía y Planificación Alejandro Gil Fernández, una treintena de altos funcionarios (ministros, primeros secretarios del partido comunista y gobernadores provinciales, entre otros) han sido destituidos o trasladados de sus cargos en la Isla. Pero un segmento mayoritario de la población considera que esa campaña es una cortina de humo o un ajuste de cuentas. La corrupción en Cuba es intrínseca al modelo promulgado por Fidel Castro.
Iván García
Caricatura tomada del periódico Granma.