Desde La Habana

La batalla de Viena

El viaje del presidente Evo Morales de Moscú a La Paz esta semana  -uno de los más demorados de la aviación civil contemporánea- dejó más perdido y olvidado al ex técnico de la CIA Edward Snowden, que ramonea sin documentos por los pasillos de la zona de tránsito del aeropuerto ruso de Sheremetievo. Pero le agregó un capítulo heroico a la biografía de combatiente antimperialista del dirigente boliviano.

Portugal y Francia se negaron a darle permiso para sobrevolar sus territorios al avión presidencial del boliviano porque corrían rumores de que el analista Snowden, reclamado en Estados Unidos por revelar programas secretos de espionaje, iba de polizón en la nave. La negativa provocó que Morales y su comitiva tuvieran que aterrizar en Viena, Austria, donde pasaron 12 horas a la espera de autorización para reiniciar el vuelo.

Evo Morales asistió en Rusia a una reunión del Foro de Países Exportadores de Gas y fue recibido en el Kremlin por su colega Vladimir Putin. Poco antes de iniciar su publicitado camino de regreso, en una entrevista con un canal oficial de sus anfitriones,  sobre el ex agente estadounidense dijo que «hay coincidencias en la lucha contra el imperialismo».

Cuando le preguntaron si su país le daría asilo político a Snowden, respondió: «¿Por qué no? Hay un debate permanente a nivel internacional y, por supuesto, Bolivia está aquí para acoger a personalidades que denuncien, no sé si espionaje o control».

No es coherente que un gobierno tome decisiones políticas a partir de rumores. O por darle credibilidad a la retórica de los populistas, quienes montan sus personajes con la palabrería oportuna para el  momento en el cual creen que deben aparecer como cuadros valientes y radicales.

El vuelo de Morales a la capital de su país lo ha devuelto como un héroe para la cumbre de una tropa selecta como Rafael Correa, Nicolás Maduro y Cristina Fernández. Ellos consideran que se trata de una agresión peligrosa y un ataque del imperio y de los países coloniales a las naciones sudamericanas, a toda América Latina.

El episodio, torpezas diplomáticas y arbitrariedades aparte, da pábulo a una nueva tanda de sesiones de antimperialismo y quincalla, usadas para tratar de consolidar a los figurines que aspiran a dictadores y para disimular por unas horas los problemas de los países dirigidos por héroes.

Raúl Rivero
El Mundo, 6 de julio de 2013

Foto: Evo Morales (en el centro, con una camisa blanca), atiende a la prensa en el aeropuerto de Viena, Austria, el pasado 3 de julio. Tomada de Montevideo Comm.

Salir de la versión móvil