«Abusos de la aduana» se titula el video donde el músico santiaguero Cándido Fabré, el rey de la improvisación, en 2011 denunciaba las aduanas de los aeropuertos cubanos, en particular el de Holguín..
Cuatro años después, no sé si han mermado los abusos de la Aduana General de la República en puertos y aeropuertos. Pero donde me consta que han aumentado es en las zonas postales receptoras y distribuidoras de bultos postales procedentes del exterior. A partir de las medidas adoptadas el 1 de septiembre de 2014: si tu paquete sobrepasa 1,500 kg, por cada kilo extra tienes que pagar 20 pesos cubanos convertibles (cuc). Algo tremendamente abusivo.
A diferencia de otros países, en Cuba por recibir un paquete tienes que pagar. Hace quince años, cuando vivía en La Habana, el cartero te dejaba el aviso, con el papel y tu carné de identidad ibas a tu zona postal y por una módica suma, en pesos cubanos, lo recogías.
Desde 2003 vivo en Suiza y desde 2005, a través del Swiss Post, envío cajas, casi todas con cosas para mi nieta. Durante un tiempo, podía enviar hasta 5 kg por vía postal y el destinatario, al recoger la caja, pagaba de acuerdo al tamaño y el peso, en moneda nacional. Después, limitaron los envíos a 3 kg y por cada kilo que se excediera, en Cuba había que pagar 10 cuc. Ese primer abuso no se quedó ahí: ahora por cada kilo extra tienes que pagar 20 cuc, el doble.
El pasado mes de mayo, por una caja que pesó 2,571 kg, mi nuera tuvo que pagar 28 cuc. Y en junio, por otra que pesó 3,135 kg pagó 32 cuc. Por dos cajas, que juntas no llegaban a los 6 kg y que no contenían artículos suntuosos, si no ropa y calzado sencillos para una niña de 12 años, en dos meses mi nuera ha pagado 60 cuc, 1,500 pesos, el salario de tres meses de un empleado.
No son los únicos abusos que debieran ser denunciados por quienes envían y reciben paquetes, y por los medios oficiales e independientes. También debiera exigirse la eliminación del ‘impuesto revolucionario’ que Fidel Castro hace unos cuantos años le puso al dólar. En bancos y cadecas (cajas de cambio), por 100 usd te dan 87 u 88 cuc. Y en el mercado negro, 94 o 95 cuc.
Después de la llegada al poder de los barbudos, en Cuba todo empezó a desaparecer. Hoy, lo mismo escasea el arroz o los frijoles, la papa o el boniato, un desodorante o un tubo de pasta dental.
En vez de permitir que familiares y amigos desde el extranjero puedan enviar libremente productos de primera necesidad, las autoridades hacen lo contrario: además de imponer injustas limitaciones, cobra draconianos aranceles en moneda dura. Unas divisas que nadie sabe a dónde van a parar.
Cuando en enero de 2014 abrieron agencias de venta de autos, a precios de oro, dijeron que ese dinero lo iban a destinar a aliviar la perenne crisis del transporte urbano. Pero al venderse solo 14 autos de uso, váyase a saber qué han hecho con esa plata.
Recientemente, el gobierno cubano recibió 52 millones de dólares del Fondo Kuwaití para el Desarrollo Económico Árabe, cifra destinada a rehabilitar el acueducto y alcantarillado de La Habana. Ojalá sea bien utilizado, que mucha falta hace, a ver si mejora el abasto de agua y las calles dejan de inundarse al menor aguacero.
Al tener Cuba un gobierno que no se caracteriza por su transparencia, y una ciudadanía y una prensa que no exigen la rendición de cuentas de las finanzas estatales, nunca se sabrá a dónde va a parar el dinero, proceda del turismo, remesas familiares, servicios médicos internacionales, impuestos a los cuentapropistas o los leoninos aranceles cobrados por la Aduana General de la República.
En ese video, Cándido Fabré también denunciaba que «el exceso de equipaje se controla y se paga cuando tu subes al avión, no donde tu te desmontas». Si eso aún ocurre en los aeropuertos nacionales, corresponde a quienes viajan -funcionarios, intelectuales, artistas, cubanos de a pie, disidentes y periodistas oficiales o independientes- denunciarlo públicamente.
Tania Quintero
Foto: Bultos postales que arriban a La Habana por vía aérea. Tomada de On Cuba Magazine.