Cuando llega la medianoche comienza una pasarela de travestis con tacones altos, sayas cortísimas de cuero y pelucas de tintes surrealistas. Según los vecinos que residen en los alrededores de Carmen y Diez de Octubre, frente a la llamada Plaza Roja de La Víbora, con toda intención, la empresa eléctrica no prende las farolas de la esquina para mantener oscuro un portal aledaño a una pequeña galería de arte donde por las noches se concertan trueques sexuales.
Abdiel, carpintero, padre de tres hijos, vive en la acera de enfrente y es testigo de cómo los travestis se prostituyen sin acoso policial y molesto confiesa: “He tenido que poner luces LED a la entrada de mi casa, porque se metían en el garaje a formar su relajo. Estoy en contra de que metan presos a los pájaros. Si se quieren casar entre ellos, que se casen. Pero de tranca tener que permitir que se prostituyan frente a la puerta de tu casa con total impunidad”.
Carmelo, emprendedor privado, explica que en la cuadra “todos los vecinos hemos tenido que cercar las entradas de las viviendas y los pasillos de los edificios, pues los gays por la noche los cogían para templar, fumar marihuana y sus pachangas. Ellos están rodeados de ladrones que marcan los domicilios donde se puede robar más fácilmente”.
Dayana, ama de casa, cuenta que “hace dos meses un maricón y su chulo nos robaron, rompieron una ventana y se llevaron un televisor de pantalla plana y un video. Mira lo que hemos tenido que hacer”, y señala un cercado de piedras que han levantado. “Esta cerca me ha costado 900 cuc y aún no se ha terminado”.
Cuando usted le pregunta a Leonardo, cultor de la religión palo y residente en la calle Carmen, si está de acuerdo con el matrimonio homosexual y que gays y lesbianas puedan adoptar hijos, hace un mohín de desagrado y contesta:
“Casarse sí lo permitiría, pero no que adopten hijos. Es un mal ejemplo para una criatura tener a un papá y una mamá del mismo sexo porque los hijos suelen imitar a sus padres. Brother, si una pareja de chernas crían a un niño huérfano, son grandes posibilidades de que el muchacho salga canchinfla. Te repito, no estoy en contra de que se casen y no veo bien que los acosen. Pero en la adopción de menores deben ser parejas heterosexuales. Si los gays quieren ayudar a criar al hijo de alguien, que lo hagan. En Cuba se ha ido del doble blanco al doble nueve. De meter presos a los maricones cuando armaban sus fiestas de percheros a dejar ahora que se prostituyan por la libre en las calles”.
Yuri, estudiante de segundo año de preuniversitario, apunta que “no tengo nada en contra de los homosexuales, siempre y cuando respeten a los heterosexuales. Cuando los jóvenes del barrio pasamos por Carmen y Diez de Octubre, tenemos que soportar que los travestis nos piropeen como si fuéramos muchachas. A uno le dan ganas de entrarles a golpes. La policía mira a otro lado cuando se trata de la prostitución de los gays, pero prohíbe a las mujeres que jineteen”.
Con fórceps, el régimen militar que gobierna la Isla, intenta nuevas estrategias en favor de la comunidad LGTBI. Sobre el tema gay, personalmente o por teléfono le pregunté a 32 personas, familiares unos, amigos y vecinos otros.
Veinticuatro respondieron estar de acuerdo con el matrimonio homosexual. «Es su derecho», «Es su cuerpo» y «Uno se casa con quien le dé la gana», fueron las expresiones más utilizadas. Ocho consideran que la institución matrimonial debiera inspirar mayor respeto. «Si todos fuéramos homosexuales no existiría la humanidad. El matrimonio es de un hombre y una mujer», comenta Alfredo, jubilado.
Por lo general, los cubanos menores de 50 años son más liberales con el tema de la homosexualidad. Quienes ya han cumplido 60 y 70 años, tienen sus reservas. En La Habana, por su condición de capital y ser más cosmopolita, los ciudadanos son más tolerantes, aunque esto no significa que todos estén de acuerdo.
Carlos, sociólogo, opina que abrir nuevos espacios constitucionales a la comunidad gay está lejos de ser una prioridad nacional. «Lo prioritario y lo que se debiera debatir, es permitir mayores espacios democráticos. En Cuba siempre hubo mucho tabú hacia los gays, igual que en América Latina y el mundo cristiano. La revolución de Fidel Castro, además de antidemocrática, fue abiertamente anti gay y anti católica. Después que el campo socialista desapareció, por conveniencias políticas, Fidel buscó nuevos apoyos dentro del país. Fue el caso de la santería y de iglesias de diversas denominaciones y sectores marginados como el LGTBI. Estoy de acuerdo que esa comunidad tenga reconocido legalmente plenos derechos y que por ser un grupo vulnerable tenga el respaldo de la sociedad. Pero no que se debata el tema gay antes que temas políticos y económicos que urge y necesita nuestra sociedad».
Un disidente homosexual considera que “incluso la estrategia de apertura en favor de la comunidad LGBTI es discriminatoria, pues a los opositores no se les acepta y sus opiniones no se tienen en cuenta. Mariela Castro solo apoya a los homosexuales si son revolucionarios”.
Para Orlando, peluquero gay, “se ha avanzado muchísimo, pero todavía existe mucha incomprensión y resentimiento. Lo peor es la agresividad de niños y adolescentes que, como si fuera un juego macabro, la han cogido por tirar piedras o golpear a los homosexuales, sobre todo de noche y en los barrios alejados del centro. Si la prostitución está prohibida, debieran juzgar a aquellos gays que la ejercen, aunque debieran legalizarla pues de una forma u otra siempre va a existir, sea entre homosexuales o heteresexuales. La prostitución no hay quien la pare, ni en Cuba ni en el mundo».
Los vecinos de la calle Carmen, en la habanera barriada de La Víbora, transformada en una zona de tolerancia nocturna, creen que las autoridades han ido a los extremos. Se ha pasado de una revolución machista verde olivo a una revolución gay de color rosa.
Iván García
Foto: Tomada de The Independent.