Con el inesperado fallecimiento de Eusebio da Silva Ferreira, en la madrugada del 5 de enero, el mundo del fútbol perdió a uno de sus más grandes jugadores y Portugal a un embajador extraordinario, un hombre sencillo y honesto, a quien la fama nunca le hizo olvidar sus orígenes humildes.
Las páginas deportivas de los cinco continentes le dedicaron reseñas y crónicas. Fotos y videos suyos inundaron internet. Cientos de condolencias llegaron a su viuda Flora, sus dos hijas y nietos. Y miles los mensajes que circularon por las redes sociales, recordando a La pantera negra, como le decían, por su velocidad y destreza.
Eusebio nació en el barrio de Mafalala, de la ciudad de Lourenço Marques, actual Maputo, Mozambique. Era el cuarto hijo de los siete que tuvo la mozambicana Elisa Anissabeni con su esposo, el angoleño Laurindo Antonio da Silva Ferreira, trabajador ferroviario. El padre murió de tétanos cuando Eusebio tenía 8 años. Él y sus hermanos quedaron a cargo de su madre, en una sociedad extremadamente pobre. De niño, Eusebio solía escaparse de las clases, para jugar descalzo al fútbol con sus amigos en campos improvisados.
Carlos Toro le dedicó un artículo en El Mundo: «El 25 de enero hubiera cumplido 72 años y Portugal le habría rendido, como lo está haciendo ahora, máximos honores deportivos y patrióticos. ‘Allí por donde voy, Eusebio es el nombre que me menciona la gente’, expresó en cierta ocasión Mario Soares, presidente de Portugal en 1986-1996.
«Olvídense de Cristiano Ronaldo, el mito joven del deporte luso, y de Luis Figo, el de mayor número de presencias internacionales con su país. El rey del fútbol portugués era, es Eusebio da Silva Ferreira. Eusebio. La Federación Internacional de Historia y Estadística lo considera el noveno entre los 50 mejores futbolistas del siglo XX.
«Mulato, hijo de padre blanco y madre negra, nacido en Mozambique, se ganó el derecho a ser saludado como uno de los mejores futbolistas de todas las épocas, incluido lo que llevamos de siglo XXI, merced a sus actuaciones en el imponente Benfica y en la magnífica selección portuguesa de los 60».
Pelé en su perfil deTwitter dijo: «Lamento la muerte de mi hermano Eusebio. Quedamos amigos en la Copa del 66 en Inglaterra y nuestro último encuentro fue en el partido entre Brasil y Portugal en Boston (en septiembre de 2013). Mi pésame a sus familiares y que Dios lo reciba con los brazos abiertos».
Jaime Rincón escribió en Marca: «La carrera de Eusebio ya se presumía irrepetible en sus inicios. Su llegada a Europa estuvo cargada del misticismo y la emoción que suele acompañar a las grandes figuras. Con 17 años, Eusebio fue embarcado casi a escondidas en el aeropuerto de Maputo rumbo a Lisboa. Allí, el Benfica lo ocultó en una pequeña estancia de El Algarve bajo un nombre falso. Toda precaución era poca para asegurarse al futbolista y evitar que acabara en el Sporting de Portugal.
«Con un sueldo poco acorde a sus méritos deportivos hasta entonces, Eusebio pronto demostró que el fútbol estaba ante la aparición de un futbolista distinto. Capaz de hacer los 100 metros en once segundos, La Pantera era potencia y habilidad, velocidad y definición. Poseía un cañón en su pierna derecha, un arma letal con la que marcar diferencias.
«Con sólo 18 años, Eusebio deslumbró el día de su debut en París. Ante otro grande como Pelé, La Pantera salió al campo con 3-0 abajo en el marcador. Con una osadía insultante, la perla de Mozambique anotó un hat-trick que ni siquiera los goles posteriores de O Rei lograron borrar».
Sir Bobby Charlton, leyenda viva del fútbol británico y exjugador del Manchester United e Inglaterra, lo recordó así: “Eusebio fue uno de los mejores futbolistas con los que he tenido el privilegio de jugar. Me lo encontré en numerosas ocasiones después de que nuestras carreras deportivas finalizaran. Me siento orgulloso de haber sido tanto un oponente como un amigo”.
Eusebio nunca estuvo en Cuba, pero los cubanos amantes del fútbol y los deportes le conocíamos. Y le damos las gracias por haber derribado prejuicios y tabúes. Y demostrar que en cualquier país y en cualquier esfera de la vida, se sea hombre o mujer, blanco, mulato o negro, joven o viejo, lo que importa es el espíritu de superación y la dignidad.
Iván García y Tania Quintero
Foto: Eusebio da Silva Ferreira. Tomada de The Guardian, de una entrevista publicada el 6 de junio de 2010.