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Gordiano Lupi: «Confieso que me he equivocado»

El artículo –no carta abierta ni desahogo– que he publicado hace pocos días en Tellus ha dado la vuelta del mundo. No lo habría imaginado nunca y no era mi intención, sobre todo porque he escrito decenas de libros sobre Cuba –afrontando problemas que Yoani nunca ha afrontado– y en los cuales he hablado de mi pequeño mundo underground. Este artículo pretende, simplemente, decir que a partir de ahora no quiero ser relacionado con la figura de Yoani Sánchez. Muchos han sido los comentarios desconcertantes. Muchas las solicitudes de aclaración.

Retomo el argumento de que no podría tratarlo en Twitter, al menos yo no estoy habituado, no logro hacer una síntesis. Además, no tengo ninguna intención de procesar a Yoani Sánchez, porque ella no ha cometido un delito. La falta de educación, ingratitud e insensibilidad no son cosas perseguidas penalmente, sino males del desgraciadamente mundo moral al que estoy habituado.

Yoani Sánchez continuará su vida y yo la mía. Así de simple. Algunos periodistas me piden los hechos, los motivos de esta imprevista disociación, esperando que les revele cosas funestas. Se desilusionarán. Puedo solamente contar mi experiencia y la historia de una desilusión, que para algunos no constituirán «hechos», pero para mí son suficientes para cortar la relación.

Todo comenzó en Tellus y es justo que todo termine aquí. Fue la bloguera quien me contactó –más de 7 años atrás– con una carta amigable e informal en la cual me pedía traducir su bitácora al italiano, porque había visto en Tellusfolio algunas de las traducciones que había realizado. Entre Yoani y yo no ha existido nunca una relación económica, sino solamente el haber compartido un proyecto y una idea. Había visto que ella escribía muchas cosas que yo ya pensaba.

Decidí dar voz a una bloguera corajosa, dejando de lado muchos de mis empeños. Comencé a viajar por Italia -por mi cuenta- para dar a conocer el pensamiento de Yoani, mientras ella participaba conectándose desde Cuba y se hacían traducciones en directo. Fui a Turín, Aosta, Viareggio, Pisa, Pesaro, Roma… Ni siquiera recuerdo todas las etapas de esos Yoani-tour. Conseguí para Yoani un editor italiano, la casa Rizzoli, con la colaboración de un conocido periodista italiano que supongo no desee ser nombrado y por eso no lo haré. Después, el blog de Yoani fue comprado por el periódico La Stampa, donde obtuve un contrato remunerado por realizar las traducciones de ella. Rizzoli también me contratò para traducir Cuba Libre, el libro de Yoani.

Nunca he recibido porcentajes como representante de Yoani. Yo no era su representante, si no un amigo e importante colaborador. Un día, Yoani me escribió diciéndome que yo «debería ser el traductor de todas sus publicaciones italianas». Ella no ha respetado aquel pedido y, de hecho, aquellas palabras habrían recompensado mis desvelos. Cuando ella comenzó a colaborar con el semanario Internazionale, fui apartado sin que ella moviera un solo dedo. Ella sabía que, de haberlo querido las cosas hubieran sido distintas. Ésa fue la primera fricción de mi relación con la Yoani persona, independientemente de continuar compartiendo sus pensamientos.

Yoani había firmado un contrato con una representante literaria en Italia. El hecho que de una paladín de los derechos humanos tuviese una representante para proteger sus intereses económicos en Italia desentonaba un poco, pero dejémoslo ahí. Hasta ese momento, todo lo había organizado yo, por amistad y gratis, o mejor dicho, a costo mío. Sucedió lo que era inevitable: Erica Berla, su agente literaria, comenzó a «remar en contra» mía, para ponerme fuera del juego. En el fondo la comprendo. Al haber encontrado la gallina de los huevos de oro, quiere asegurarse el 20% de cada uno de los jugosos contratos, sin la intromisión de un amateur como Gordiano Lupi.

Erica Berla hizo de todo para apartarme de las traducciones de Yoani e hizo presión para que La Stampa contratara un traductor de su confianza. Tampoco en esa ocasión Yoani movió un dedo en mi favor. Si continué traduciendo el blog de Yoani para La Stampa fue sólo gracias a Mario Calabresi. Incluso, cuando le hice saber a Yoani mis preocupaciones, se mostró contrariada y dudosa. ¿No debería -según su proprio pedido y palabra- ser yo su traductor italiano? Quizá los tiempos habían cambiados, Yoani se había transformada en una máquina para hacer dinero y el único en no darse cuenta era yo.

Recuerdo su primer viaje a Italia, un año atrás. Ya he hablado del episodio, cuando a mi suegra la dejaron en las escaleras del edificio de Yoani, esperando por su respuesta sobre su fecha de llegada. No he dicho que tanto yo como mi esposa le habíamos hecho al menos una treintena de llamadas, para conocer la fecha. Yoani siempre se hacía rogar o daba respuestas evasivas. Supe la fecha solo dos días antes y no por parte de ella, sino de su editor español. Esa actitud provocó dificultades y fricciones con los organizadores de varios eventos.

Durante los tres días que Yoani permaneció en Italia, tuvo una comportamiento frío, inconstante, indiferente, todo el tiempo se mantenía pegada a Twitter sin alzarle sus ojos a esta bella tierra que veía por primera vez. Así, mientras viajábamos de Roma a Perugia, Turín, Milán… Me preguntaba con tristeza: «¿Es esta la persona que tanto he idealizado?».

Entre las pocas cosas que me confió estuvo su preocupación por las consecuencias económicas al exponerse mediáticamente, porque su representante le había dicho que era contraproducente para ganar el Premio Ischia para el cual era candidata -y que al final no consiguió. La estancia de Yoani en Italia se alternó entre poses de estrella, incomunicabilidad y caprichos con la prensa, para evitar ser entrevistada, «exponerse». Todavía recuerdo el ridículo que hice en Bérgamo, cuando en una comida me dejó con los periodistas, que con quien querían encontrarse era con ella. Cierto, no son los «hechos» que muchos podían esperar, sino mis experiencias y opiniones, pero bastaron para dañar una relación de confianza.

Quiero subrayar un hecho. Un mensaje de correo electrónico que circuló un año atrás (http://taniaquintero.blogspot.ch/2013/07/email-hackeado-ys-isquia-napoles-e.html), en el cual la bloguera decía que no viajaría a Italia para hacer dos conferencias «por sólo 5,000 euros». Yoani me escribió para decirme que era un mensaje falso e, incluso, se mostró asombrada que yo hubiese creído en tal engaño en su contra. En ese momento, sostuve públicamente que aquel mensaje era una farsa, aunque estaba convencido de lo contrario. Aquel mensaje era verdadero y alguien lo había difundido para obligar a Yoani a venir a Italia y dar las conferencias.

Yoani regresó a Roma, pero algunos recordarán que no fui a recibirla. Muchos amigos y los pocos que se ocupan de lo que escribe Gordiano Lupi, habían percibido que desde hace un año la relación con Yoani se había estropeada. Yo callaba por equilibrio y porque debía respetar el contrato con La Stampa. Tanto, que si hubiera desistido le habría hecho el juego a su representante. Pero, créanme, he estado un año traduciendo a Yoani sin deseos. Ahora puedo «vaciar el fardo» y liberame del «peso», porque Yoani -con otra bajeza- abolió el contrato con La Stampa, porque… no valía la pena, pagaban demasiado poco. Ni siquiera por ser su traductor, me comunicó tal decisión.

Pienso que se han producido suficientes situaciones para defraudarme de Yoani Sánchez, quien ha demostrado interesarle mucho más el dinero que las relaciones amistosas, los contratos millonarios más que las ideas, los premios jugosos más que la difusión del pensamiento libre.

He sido uno de los mayores responsables de que Yoani haya sido conocida en Italia, he contribuido a difundir su persona escribiendo gratis dos libros sobre ella y firmando gratis decenas de artículos sobre su actividad. A cambio, he recibido la ingratitud de la bloguera y la represión del gobierno cubano, que a mí y a mi esposa nos ha prohibido entrar en Cuba.

Mientras, Yoani anda en el vaivén entre Miami y España. Confieso que me he equivocado. ¿Qué otra cosa puedo hacer?

Gordiano Lupi

Tellusfolio, 13 de mayo de 2014.

Foto: Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor (Piombino, Italia, 1960). Tomada de Poetry in Translation.

Leer también: El día que rompí con Yoani Sánchez.

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

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