En el estudio hay tres reflectores de luz que desprenden un calor insoportable. Al fondo, una pared de espejos, y dos sombrillas blancas que cuelgan en el techo.
Joan, fotógrafo profesional, se considera un free lancer. Igual vende paquetes de audiovisuales a las agencias de prensa extranjeras radicadas en La Habana, que planifica una exposición fotográfica con desnudos artísticos.
“Pero lo que más dinero deja son las sesiones de fotos para fiestas de quince, tanto para hembras como varones. Los paquetes de fotos, montajes y videos oscilan entre 120 y 850 pesos convertibles (cuc), algunos incluso son más caros. Desde el punto de vista profesional es un jamón, siempre y cuando estés al día de las últimas tendencias juveniles en Cuba y tener un stock de herramientas y aplicaciones sofisticadas. Es verdad que escasea el arte y abunda la cursilería, pero se gana más dinero que con el periodismo gráfico o la fotografía artística”, asegura Joan.
Las fiestas de quince en la Isla han estructurado una engrasada y eficiente cadena de negocios que proporcionan generosas ganancias. Peluquerías, barberías, fotografías, audiovisuales, elaboración de cakes, mesas buffet, venta o alquiler de trajes, coreógrafos, DJs, humoristas y presentadores de televisión reconocidos suelen participar en las celebraciones de los 15 años.
Moraima cuenta que “en los quince de mi hija gasté como 6 mil chavitos (cuc). Una semana en un hotel de Varadero para cinco personas costó 1,500 cuc. En ropa para la niña se nos fueron 450 cuc, 750 cuc en fotos y videos, 200 cuc en peluquería y casi 3 mil cuc en el cumpleaños, entre el cake, refrigerio, bebidas, alquiler del local en un hotel, presentador de la fiesta, coreógrafo, DJ y un humorista. Al día siguiente no tenía ni un peso ni para tomarme un café”.
Pero ahora al hijo varón de Moraima se le ha metido en la cabeza también celebrar sus 15 años. «Dice que eso está de moda. El padre y yo nos pusimos las manos en la cabeza, pero la verdad es que el muchacho saca buenas notas en la escuela y se lo merece”, confiesa la madre.
José Manuel, padre de dos hijos que en 2017 arribaban a la edad de 15 el varón y 16 la hembra, encontró una solución que le permitió abaratar los gastos. “Hicimos una sola celebración, a toda mecha. Rentamos dos habitaciones en un hotel cuatro estrellas de Cancún por ocho noches para cuatro personas. Los gastos se excedieron más de lo previsto, alrededor de 10 mil chavitos, pero valió la pena”.
Las fiestas de quince son una tradición de larga data en Cuba y otros países del Caribe y América Latina. Una costumbre que no distingue raza ni estatus social. Todas las familias cubanas anhelan celebrarla de la mejor manera posible, posible según sus posibilidades económicas. En la etapa de la Cuba soviética, cuando el salario tenía un poder adquisitivo real, era menos complicado organizarlas, aunque siempre los más pudientes podían tirar la casa por la ventana.
Zoila, 50 años, recuerda: “Mis padres eran obreros en una fábrica textil. En 1982, cuando cumplí los 15, cada uno devengaba un salario de 200 pesos. Sin embargo, con las cinco cajas de cerveza que vendían por la libreta para fiestas de quince y bodas, más un dinerito ahorrado, se compraron cuatro cakes, abundante comida y bebida y varias parejas bailaron una rueda de casino. Todo ese guateque no pasó de mil pesos. Ahora, en el pica-cake y la parafernalia que suele acompañar a una quinceañera, se te van mil o dos mil chavitos. En los quince de mis dos hijas, sin grandes lujos, se me fueron 4 mil cuc”.
En Cuba, a los varones nunca les organizaron fiestas cuando cumplían 15 años. Pero desde hace cuatro o cinco años se ha vuelto habitual. Aunque muchos padres y madres no lo ven con buenos ojos.
“Las fiestas de quince son una tradición femenina. Mis hijos varones dicen que soy un cromañón, un anticuado. Pero estoy contra esa moda ‘metrosexual’, hombres que se depilan las piernas, el pecho y las cejas, se arreglan las uñas y se visten con ropa de color rosado. Con ese discurso de que todos tenemos los mismos derechos, una parte de los hombres se han ido amariconando”, dice Sergio, padre de cinco hijos.
En una encuesta a 18 adolescentes, hembras y varones entre 12 y 14 años y de diferentes estratos sociales, 16 de ellos dijeron que si sus padres se lo pudieran costear, celebrar de alguna manera los 15, independientemente del sexo.
“Es una cosa guay y está de moda. En 2018 cumplo 15 y mis padres me lo van celebrar. Pienso hacerme una revista digital vestido de futbolistas y montajes audiovisuales como si estuviera jugando fútbol con Messi y Neymar”, detalla Reinier, estudiante de noveno grado de 14 años.
No pocas de las celebraciones de quince en Cuba se pueden costear gracias a los cubanos residentes en Estados Unidos. “Mi tío piensa venir. Me mandó ropa y calzado de marca, un teléfono volao y dinero. Me dijo por IMO que va alquilar una semana en un hotel todo incluido de Cayo Santamaría”, comenta Lisván, alumno de primer año de preuniversitario que en noviembre cumplirá 15 años.
Y es que las tradicionales fiestas, ahora para los dos sexos, en muchos casos se planifican entre familiares de la Isla y de la Florida. Y los gastos se compartan en ambas orillas. O íntegramente los pague un pariente magnánimo de Miami.
Iván García
Foto: Tomada de internet.