Cuba le corta la salida a ETA, artículo publicado el 15 de mayo en El País, ha vuelto a hacer realidad el refrán «cría cuervos y te sacarán los ojos». Hace unos días, el llamado 007 de Fidel Castro, el empresario chileno Max Marambio, condenado en ausencia a 20 años de prisión, se viró con carta hacia el régimen que le posibilitó vivir a sus anchas durante décadas en la isla.
Ahora son dos veteranos etarras, Elena Bárcena Argüelles y Javier Pérez Lekue, los que echan pestes contra un gobierno que les protegió y permitió residir con seguridad en Cuba. Con documentación falsa, para que pudieran llevar una vida ‘normal’, pero despoyéndolos de los documentos legales que acreditan sus verdaderas identidades. Y como lo de ellos era andar escondidos y pasar inadvertidos, no les preocupó.
Pero la ‘kauta’ (nostalgia en euskera) ha hecho mella en estos etarras criollos. Y también la realidad. ETA, cada vez más acorralada, tiene sus días contados, gracias a la unidad de acción entre las fuerzas policiales de España y Francia.
En el País Vasco la democracia se ha ido imponiendo. Se han abierto posibilidades de lucha política pacífica, como siempre debió ser y no por medio de la violencia, el terrorismo y la muerte. Es el caso reciente de Bildu, organización de la llamada izquierda abertzale, que finalmente fue autorizada por la justicia española a presentarse en las elecciones municipales del 22 de mayo.
A propósito de los etarras residentes en Cuba, en noviembre de 1994 la periodista Tania Quintero sirvió de guía a una comitiva formada por cuatro abogados españoles, entre ellos Jesús María Zuloaga, hermano de José María Zuloaga, periodista de ABC, y José María Fuster-Fabra Torrellas. Alquilaron un yipi y ella debía ayudarles a que no se extraviaran por la ciudad.
Años más tarde, Quintero lo ha contado. «No sabía exactamente a qué habían viajado a La Habana, me decían que querían ir a tal calle y les orientaba. Tomaban muchas fotos. Me enteré
cuando regresaron a España y en la prensa vi que pertenecían a la AVT (Asociación Víctimas del Terrorismo). En sus cámaras fotográficas y de video quedaron captados lugares donde trabajaban y vivían algunos de los etarras refugiados en la isla con el consentimiento del gobierno cubano».
No es la única anécdota. Ramón, abogado, 58 años, residió varios años en el mismo edificio de un matrimonio etarra, en la barriada habanera del Nuevo Vedado. «Mi apartamento era en la última planta, el de ellos dos pisos más abajo. Pese a su extrema discreción, en el vecindario se sabía que eran etarras. En determinadas fechas, ponían banderas vascas».
Graciela, 62, artista, en los primeros años de la revolución hizo buenas migas con vascos residentes en el país antes de 1959. «En esa época no había etarras, ellos llegaron después, con un gran manto de misterio y, sobre todo, con mucha protección por parte del gobierno y el Ministerio del Interior. Pero en general, puedo decirte que los vascos siempre contaron con gran simpatía de los altos dirigentes revolucionarias. Y, según se rumoraba, sabían demasiadas cosas».
La comunidad vasca en la isla no fue tan numerosa como la gallega, canaria o asturiana, pero fue un grupo muy emprendedor y laborioso. Aunque la referencia sigue siendo el restaurante Centro Vasco, en la Calle 4 esquina a Tercera, en El Vedado, hubo personalidades relevantes, como el músico vizcaíno Leandro Simons Guergué, padre de Moisés Simons, autor El Manisero, y que fuera profesor de glorias de la música cubana.
¿Por qué el gobierno cubano que tanto aupó a ETA y Batasuna, su brazo político, quiere ahora desentenderse de estos etarras? ¿Es una decisión unilateral de las autoridades de la isla o lo ha consultado con España? ¿Detrás de la negativa a dejarlos marchar se esconde algo más? A raíz de esta insólita situación, ¿permanecerán la revolución cubana y sus líderes en el altar donde ETA y Batasuna los habían colocado?
Con exactitud no se sabe el número de los ex integrantes de ETA que no quieren permanecer en Cuba. Pero en el limbo jurídico en que se encuentran, si los Castro no dan su visto bueno, no van a poder irse. Ni siquiera tienen la opción de tirarse al mar, como hacen los cubanos cuando por vía legal no pueden emigrar. Con ese pasado terrorista, hoy nadie los quiere en su territorio.
Iván García
Postdata.- Este trabajo fue publicado en 90 Millas, el blog de Iván en El Mundo/América. Posteriormente, recibió un correo electrónico, que por su interés a continuación reproducimos, pero manteniendo el anonimato del remitente.
Hola, Iván. Me huelo que la medida contra los etarras es más un gesto hacia Estados Unidos que hacia España. Hay muchos políticos e intelectuales americanos, como Jimmy Carter, pidiendo que se saque a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo del Departamento de Estado, condición que implica sanciones para el gobierno de los hermanos Castro y es un argumento constante de los que se oponen a liberar los viajes de los estadounidenses a Cuba. En la última actualización publicada en 2010, correspondiente al año 2009, La Habana se quedó en la lista, entre otras razones, por proveer refugio físico y apoyo ideológico, logístico y médico, así como medios de vida a miembros de tres organizaciones terroristas, entre ellas ETA, además del problema con los fugutivos de la justicia estadounidense.