Estados Unidos ha modificado sustancialmente su enfoque sobre la importancia de la disidencia tradicional dentro de Cuba, que considera entrada en años y de escasa incidencia, y apuesta por la rebeldía y mayor penetración social de los jóvenes blogueros, músicos y artistas opuestos al régimen de Fidel Castro. Sin menospreciar el trabajo de las plataformas tradicionales, cuyo activismo torpedean los servicios de inteligencia, y la entrada en colisión de egos y disputas en su seno, un crítico informe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, enviado el pasado año, descarta que esos grupos puedan llegar al poder: «Debemos mirar en otros ámbitos, incluyendo dentro del propio Gobierno, para identificar a los posibles sucesores del régimen».
Los jóvenes cubanos desilusionados con el régimen, incluyendo blogueros, músicos y artísticas plásticos, no pertenecen a organizaciones de disidentes, pero adoptan, «mucho mejor, posiciones rebeldes de gran impacto popular. Estrechamente vigilados por el Gobierno cubano, evitan la etiqueta de ‘disidentes’, y no parecen aspirar a ningún papel de liderazgo», señala el cable enviado al Departamento de Estado. La fama internacional ganada por la bloguera Yoani Sánchez Cordero desató los celos de las organizaciones disidentes tradicionales, e impide su coalición con la incipiente red que las nuevas generaciones están empezando a formar en diferentes ámbitos.
La representación de Estados Unidos insta a la oposición a conciliar objetivos o, al menos, a no malgastar energías boicoteándose unos a otros, y a pesar de que la disidencia afirma representar a miles de cubanos, ven «pocas evidencias de tal apoyo, al menos por la información» de que dispone la legación en La Habana. «Cuando preguntamos a los dirigentes de la oposición por sus programas, no obtenemos programas designados a captar un amplio espectro de la sociedad cubana».
El informe norteamericano afirma que, contrariamente, el principal esfuerzo de los dirigentes opositores es obtener recursos para mantener su nivel de vida y el de sus simpatizantes.
Las consideraciones sobre la edad aparecen en el análisis de los funcionarios, que citan a Martha Beatriz Roque Cabello, Vladimiro Roca Antúnez, Félix Bonne Carcassés, Roberto de Miranda Hernández, Oscar Espinosa Chepe, Elizardo Sánchez Santacruz y Héctor Palacios Ruiz, que pasan de los 60 años, mientras que Francisco Chaviano González y su esposa, Ana Aguililla Saladrigas, René Gómez Manzano y Oswaldo Payá Sardiñas, ya cumplieron los 50.
Todos ellos tienen poco contacto con la juventud cubana, a la que su mensaje le llega ajeno, nada atractivo. Elizardo Sánchez y Vladimiro Roca «han sido motivo de especulación. Sánchez ha sido relacionado incuestionablemente con la seguridad del Estado y similares acusaciones han rodeado a Roca», señala un despacho.
Aunque Estados Unidos aprecia los esfuerzos de los disidentes para conseguir la liberación de los presos políticos y señalar las vulneraciones de los derechos humanos cometidas por el Gobierno, lamenta que esos esfuerzos no coincidan con las prioridades de la mayoría de los cubanos, interesados fundamentalmente en tener más oportunidades de viajar y de vivir confortablemente.
Los informes norteamericanos casi adquieren la categoría de denuncia cuando recuerdan que la dirección de un grupo opositor «dijo, abiertamente, al consejero político que necesitaban fondos para pagar salarios, y le presentó un presupuesto con la esperanza de que la Sección de Intereses lo abonara». Al ser la obtención de fondos la primera preocupación de esas plataformas, «el siguiente objetivo sería limitar o marginalizar las actividades de antiguos aliados (en la oposición) mediante la retención de poder y el acceso a los recursos», según un cable enviado a Washington.
La oposición cubana está dividida en docenas de pequeños grupos que, teóricamente, comparten objetivos pero fracasan en la coordinación de sus políticas. Los grupos más auténticos «están infiltrados por la seguridad del Estado (…), cuyo trabajo es reclutar a algunos de sus miembros e infiltrarse en la organización con sus propios agentes para acentuar las diferencias entre sus miembros». Varios disidentes afirmaron disponer de fotografías en las que supuestamente se captura al fundador de un movimiento independiente y presidente de una fundación académica, entregando material «a un conocido agente del Ministerio del Interior».
«La sede diplomática cree que las nuevas generaciones de cubanos tendrán un mayor impacto y presencia después del castrismo, y asume que la sucesión procederá de las propias filas del régimen: cuadros medios que alcanzarán posiciones de poder. No identifica a los eventuales líderes, pero cita a los jóvenes cubanos como la cantera a atender, pues «están ávidos de oportunidades y diálogo». Los análisis norteamericanos atribuyen al Gobierno una maniobra para debilitar a quienes presentan perfil de líderes con incentivos para que abandonen Cuba: para que cambien de registro mental y en lugar del activismo interno «sueñen con su vida fuera de Cuba».
El interés por la liberalización es tan intenso que, cuando la Sección de Intereses ofreció becas escolares a jóvenes, se recibieron más de 600 solicitudes de quienes nunca habían tenido contacto con la oficina diplomática, según despachos que también recogen la reunión en La Habana de jóvenes activistas de Monterrey (México) con sus pares cubanos: un total de 63. El encuentro tuvo lugar en la residencia de un funcionario norteamericano, «bajo fuerte presencia policial en las avenidas colindantes». La reunión no hubiera sido posible «si la USINT (Sección de Intereses) no hubiera proporcionado los contactos y facilitara la llegada»; la iniciativa demostró «el hambre detectado entre la juventud cubana no solo por el cambio, sino por acciones encaminadas a conseguir el cambio».
La apuesta estadounidense por las nuevas generaciones llevó a la organización de una videoconferencia, en la sede diplomática, para que el entonces secretario de Comercio de Estados Unidos, Carlos Gutiérrez, dialogara sobre libertad y democracia con diez representantes de organizaciones juveniles con compromiso político anticastrista. «Cuatro estudiantes universitarios cuya presencia estaba prevista no aparecieron por razones desconocidas. Alguno de los participantes nos comentó después que agentes de la Seguridad le preguntaron por las razones de su presencia en la videoconferencia».
Los informes norteamericanos describen una juventud «mayoritariamente amargada, desilusionada y que no ve futuro excepto saliendo de Cuba». «Pocos eligen sumarse a las filas de la disidencia e incluso jóvenes opositores que prometían hace cuatro o cinco años han decidido emigrar y sus líderes, ahora en torno a los 30 años, no han sido capaces de renovar las bases». El panorama descrito por la legación establece un abismo entre una generación y otra.
Por otra parte, las emisiones de Radio Martí, financiada por el Gobierno norteamericano, que emite hacia Cuba desde Florida, detonaron un choque entre el exilio de Miami y la disidencia isleña, que acusó a la emisora de no atender a los oyentes de la isla y cuidar más los intereses de la comunidad cubana en Estados Unidos y otras partes del mundo, según refiere otro telegrama de la misión diplomática en La Habana. «El asunto de Radio Martí simboliza el miedo de todos los grupos de oposición a que la comunidad del exilio trate de usar una indebida influencia en el proceso de cambio de Cuba».
Juan José Aznárez, El País
Nota.- Este artículo, publicado el 16 de diciembre en el El País con el título «Estados Unidos apuesta por la juventud cubana frente a la vieja disidencia» confirma lo que muchos sospechaban: que detrás del boom de Yoani Sánchez y su plataforma Voces Cubanas (de la cual -y sin explicaciones- fue sacado el blog Desde La Habana, uno de los blogs que la fundaron, en enero de 2009) estaban los americanos. Otros piensan que además del respaldo monetario y publicitario de Washington, estaría la mano de los servicios secretos cubanos, “que necesita una oposición…” no sólo más joven y técnicamente mejor preparada, si no también dócil, no conflictiva, que les cuadre en una futura transición a lo Castro, que ya debe estar diseñada. La polémica está servida. Quienes quieran leer en español las filtraciones de Wikileaks, puede hacerlo en Los papeles del Departamento de Estado.
(Tania Quintero).
Foto: En julio de 2010, poco antes de viajar a Estados Unidos, el expreso político Ariel Sigler Amaya visitó la casa de Martha Beatriz Roque Cabello. Antes de marcharse se retrató con varios miembros de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, creada por Martha Beatriz en 2009. Al igual que la mayoría de los blogueros disidentes, que casi ninguno tenía experiencia como periodista oficial o independiente, la edad promedio de estos comunicadores es de 40 años. Sin bombo ni platillo ellos hacen efectivas denuncias sociales en su web.