Desde La Habana

Escasez de gasolina agrava la situación en Cuba

Escasez de gasolina agrava la situación en Cuba

Después de una cola de tres días, cuando Lisván, taxista privado, esperaba en el andén de un servicentro al sur de La Habana para comprar 40 litros de gasolina regular, el jefe de turno anunció que se acabó el combustible.

“Se desató una bronca tremenda. Los trabajadores del CUPET se atrincheraron dentro de una oficina hasta que llegó la policía y poner orden. Al final me quedé sin echar combustible. Tuve que pagar por la izquierda a 450 pesos el litro de gasolina”, dice Lisván.

“Gasté 18 mil pesos para llenar el tanque del carro. Yo no quería subir el precio de 100 pesos por las carreras. Pero no me quedó otra opción. ¿Si no lo aumento, cómo recupero esa inversión? Cuando comencé a botear (alquilar) a 200 pesos el viaje, empezaron las discusiones con los pasajeros. Algunos se pusieron violentos. Todo el mundo desata su ira con el prójimo. Si los cubanos fuéramos tan guapos, este gobierno fuera historia. Nos queremos matar entre nosotros, pero el próximo 1 de mayo verás el malecón lleno de gente”, comenta el taxista.

El déficit de combustible que afecta al país va en aumento. Las autoridades estuvieron dos semanas sin dar información sobre las causas del desabastecimiento generando diversos rumores en las redes sociales y en la calle. Decían que Maduro había cerrado el grifo del petróleo por diferencias con el régimen de La Habana o debido al sonado caso de corrupción que afecta a PDVSA.

Los pretextos del gobernante Miguel Díaz-Canel para justificar la escasez de combustible causaron un estallido de cólera en la población. Si usted conversa con los choferes que hacen colas de varios días para comprar gasolina, todos señalan al régimen como el culpable de esta nueva crisis. Otra más. “Es un insulto a la inteligencia de una persona, culpar a los socios que te venden el combustible de no cumplir sus contratos. O escudarse en una crisis mundial de combustible y poner de ejemplo las enormes colas de vehículos en Miami. Sucede que ya los cubanos no somos los mismos de hace tres décadas. Existe internet y cualquiera puede buscar información”, apunta Serguey, economista.

“Es mentira, desde luego, que Estados Unidos pueda presionar a Venezuela, Irán o Rusia para que no le vendan combustible a Cuba. Simplemente porque esos países están sancionados por Estados Unidos y le venden, incluso a precios por debajo del mercado mundial, a cualquiera que quiera comprárselo. El otro subterfugio, de que un barco se averió en Santiago de Cuba, es otro cuento chino. ¿O es tan complicado transportar el combustible dentro de una un país que de una punta a la otra no sobrepasa los 1,500 mil kilómetros de extensión?”, se pregunta.

“Si fuera cierto que no es por problemas financieros, hubieran buscado otro vendedor en el mercado mundial. Algunos son aliados del régimen como Irán, Angola, Argelia o Rusia. La causa principal del desabastecimiento de combustible, alimentos y medicinas es la carencia de divisas. Por eso el gobierno volvió activar la circulación bancaria del dólar. Están buscando obtener moneda dura”, afirma el economista.

La feroz crisis económica que afecta a Cuba se agudizó en el otoño de 2019. Pero ya desde 2017, los índices productivos mostraban tendencias a la baja, aunque entre 2015 y 2016 varios países condonaron el 90 por ciento de su deuda con Cuba.

Según expertos, numerosos factores desencadenaron la cruenta crisis económica y financiera. Pero la casusa principal es la inviabilidad del modelo económico y productivo de la Isla. Desde la desaparición en 1991 del comunismo soviético, sostén del régimen de Fidel Castro, el entramado industrial se fue descapitalizando y el déficit en la balanza comercial se disparó.

Se importa hasta tres veces más de lo que se exporta. El pésimo historial de impagos de la autocracia verde olivo ha puesto en alerta a los prestamistas. Los pocos créditos que se conceden son con tasas de intereses muy elevadas. Ni siquiera se intentó apostar por la economía de mercado o negociar con el exilio para introducir reformas al estilo de China o Vietnam, naciones con dictaduras de corte marxista. Como el castrismo es muy peculiar, recurrió al camino más fácil. Vivir del subsidio. Como una sanguijüela.

Calixto, licenciado en ciencias políticas, considera que la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela, frenó la crisis estructural del modelo económico y productivo cubano, “pero fue solo en apariencias. Con el trueque de combustible a cambio de médicos y la posterior reexportación de una parte significativa del petróleo que nos regalaba Venezuela, Cuba llegó a ocupar el puesto 35 entre los países exportadores de petróleo».

«En esos años de intercambio, que favorecieron a la Isla, sumado al turismo, remesas, níquel y exportación de servicios médicos que llegó a ser de 9 mil millones de dólares anuales en su mejor momento, el país captó divisas suficientes para diseñar una estrategia de desarrollo, o al menos recuperar las capacidades pérdidas después de la caída de la URSS. Si se hubiera apostado por el dialogo con Estados Unidos y no la confrontación de querer montar con los petrodólares una entente antiyanqui y trazar un plan de inversiones públicas y empresariales con China, su aliado ideológico (pero muy cauteloso como financista), la historia sería otra. Se optó por invertir las divisas que entraban por los subsidios venezolanos y por las remesas familiares en la construcción de hoteles, sin descartar que una parte se malversó”, concluye Calixto.

Cuando en el otoño de 2019 el mandatario Díaz-Canel anunció que la llamada “situación coyuntural sería breve, cosa de dos meses o tres, mientras esperamos el barco de combustible”, ya los principales motores económicos en Cuba estaban en recesión.

La crisis económica e híper inflación en Venezuela, su principal aliado, por efecto dominó afectó a Cuba. La llegada del Covid y la pésima implementación de la reforma monetaria conocida como Tarea Ordenamiento, fue la tormenta perfecta para que estallara la bestial crisis sistémica que subyacía en el país. El régimen no ha sido capaz de contenerla.

Han recurrido a la propaganda política y la represión ciudadana para frenar el descontento. El déficit de combustible ha propulsado un aumento de los precios de alimentos, transporte, servicios y productos básicos.

En una panadería de una zona residencial conocida como el Mónaco, a 30 minutos del centro de La Habana, después de firmar un convenio entre una MIPYME y el estatal Ministerio de Comercio Interior, subieron el precio del pan de 5 a 50 pesos.

Ana Laura, jubilada, estalla de ira en la cola. “No hay harina para elaborar pan destinado a la población a precios asequibles, pero de pronto aparece la harina importada por una MIPYME y sacan pan de calidad. Si para los cinco miembros de mi familia comprara 10 panecitos diarios, necesitaría 500 pesos, que multiplicado por los siete días de la semana serían 3,500 pesos, 14,000 pesos al mes. Y por mucho dinero que entre en una casa, no se puede gastar esa cantidad solo en pan. Esta gente (el gobierno) ya se quitó la careta. Estamos peor que en los tiempos de la esclavitud. Por lo menos los esclavos no tenían que pagar la comida”.

En la cola todos la apoyan. El policía que cuida la fila se mantiene en silencio y baja la cabeza. Los precios del combustible se han disparado en el mercado informal. De 30 o 40 pesos un litro hace un mes, a 450 o 500 pesos en la actualidad. Esto ha traído aparejado una subida de precios en la transportación. Los taxis colectivos en La Habana elevaron la tarifa de 100 a 200 pesos por cada carrera. Las aplicaciones de taxi de recogida a domicilio han triplicado sus precios.

“Trabajo en un bar privado. Hace un mes, cuando terminaba a las cuatro de la mañana, un taxi me cobraba 1,200 pesos. Ahora cobra 4 mil, más de tres veces. Como no siempre me alcanza, tengo que estar tres horas en una parada esperando la guagua”, confiesa Jimmy, cantinero.

Horacio, campesino, explica que al comprar más caro el combustible que utiliza en las cosechas, «tendré que vender más caros los productos. Dentro de seis meses, si no se ataja esta crisis del combustible, una libra de boniato va a costar 200 pesos. El gobierno tiene que buscar soluciones. De lo contrario, habrá una hambruna en Cuba”.

Fuera de la capital, el panorama es aun peor. Eduardo, taxista privado, cuenta que “en Villa Clara solo entregan combustible a las instituciones estatales. Los dueños de carros particulares estamos en cero. y para conseguir una carta autorizando que te despachen gasolina, tienes que pagar dos o tres mil pesos por debajo del tapete. Muchos funcionarios se van a enriquecer en esta corrida».

Mientras el descontento aumenta en las calles, el régimen anuncia marchas de ‘apoyo a la revolución’ el lunes 1ro. de mayo. Para ahorrar combustible, la gente deberá movilizarse a las tres de la mañana e ir a caminando a la cita. “Queremos una marcha de pueblo compacta y con alegría”, pidió Ulises Guilarte, secretario general de la oficialista CTC, uno de los personajes del régimen más repudiados.

“Escuchas a esos dirigentes y te preguntas si viven en Cuba”, dice sonriente el taxista Lisván. Con la que está cayendo, los cubanos no están para risas ni bromas.

Iván García

Foto: Dos personas tratan de parar un vehículo en una casi desierta carretera cubana. Tomada de El Toque.

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