Escoltado por dos motos policiales, un añejo camión militar ZIL-130 de la era soviética, va fumigando la desvencijada y sucia Calzada de Diez de Octubre, al sur de La Habana, con hipoclorito de sodio. En varias zonas del municipio el número de contagiados de Covid-19 crece por día. Pero las aglomeraciones para comprar el pan, salchichas de pollo o algún medicamento en la farmacia son habituales.
A pesar que entre las 9 de la noche y la 5 de la mañana hay un toque de queda, se observa poca vigilancia policial, personas que amparadas por la oscuridad se esconden en los árboles, escaleras o cualquier rincón para ser de los primeros en comprar en las tiendas exclusivas por dólares.
Cuenta Ignacio, que pasada la dos de la madrugada, se llegó hasta la tienda La Época, reabierta el lunes 8 de marzo, para intentar coger un turno.
“Pa’que te cuento, ya a esa hora habían cien personas, que se escondían en azoteas y edificios abandonados. Y a las cinco de la mañana, la mujer que llevaba una lista, me dijo que otro grupo de 150 personas habían marcado por WhatsApp dos días antes de abrir la tienda. Al final fui el número 400. El primer día dieron 140 turnos y el martes 150. Pude comprar el miércoles. Para cuidar la cola había un montón de boinas negras con caras de nazis. Pero por la madrugada no hay ni un policía en La Habana. El control y organización para enfrentar la pandemia fue solo al principio. Ahora las autoridades miran para otro lado. No sé si es porque no hay comida o no tienen dinero para combatir el coronavirus”, dice Ignacio.
Deborah, ama de casa, considera que “la pandemia los ha desbordado. En marzo, cuando entró el virus a Cuba, formaron tremenda atmósfera. Un rigor tremendo. Policías por donde quiera. Un año después en lo único que mantienen severidad es para imponer multas. Pero ya nadie controla el molote en las guaguas ni las inmensas colas para comprar unas míseras postas de pollo congelado”.
Según el régimen, en los primeros seis meses de ‘batalla contra el Covid-19’, se desembolsaron mil millones de pesos y cientos de millones de dólares en medicamentos, en la preparación de centros de aislamientos y en la compra de tests para realizar PCR.
Un funcionario municipal del partido comunista, confirma que el “gasto de recursos fue enorme. La estrategia era contener el coronavirus, estilo China, para que no se difuminara por todo el país. Para realizar las pesquisas, se movilizaron miles de personas, militares, personal médico y estudiantes de medicina. Pero cuando en el mes de octubre parecía controlada la pandemia, las finanzas del país estaban en cero. Las reservas de alimentos y medicamentos también estaban en números rojos. En una reunión de las autoridades con epidemiólogos, científicos que trabajaban en la obtención de vacunas, y en la cual también participaron oficiales del MININT, las FAR y miembros del Consejo de Estado, se informó que el país no contaba con recursos para afrontar con el mismo rigor nuevos brotes”, apunta y añade:
“No había divisas para enfrentar otro confinamiento total. Además la economía estaba en cero. Las producciones agrícolas en caída libre. El desabastecimiento se iba a agudizar a fines de año y en 2021. Lo que venía era una hambruna. Se le pidió ayuda discretamente a instituciones de la ONU para que nos donaran alimentos. Pero no se pudo resolver. No quedaba otra que echar andar la economía. Implementar la Tarea Ordenamiento intentando dinamizar la economía interna y mayor apertura del trabajo privado, entre otras medidas. Pero en los dos primeros meses de este año, el número de contagiados por la pandemia se ha multiplicado por seis o siete y la economía sigue sin dar señales de vida”.
Los primeros casos de Covid-19 en Cuba se notificaron el 11 de marzo de 2020 en Trinidad, municipio de la provincia Sancti Spiritus, a 287 kilómetros al sureste de La Habana. En los dos primeros meses de pandemia en la Isla, el número de contagiados fue de 1,783 y 77 los fallecidos. Hasta el 14 de noviembre, ocho meses después de la segunda oleada y antes de la apertura de los vuelos internacionales, el 15 de noviembre, los contagiados por la Covid-19 eran de 7 mil 568 y 131 fallecidos. En los últimos cuatro meses, el número de positivos superó los 51 mil. En total, en un año, hasta el 10 de marzo, la cifra de contagiados era 58 mil 379 casos y 357 fallecidos, 226 más que en noviembre.
¿Cuáles fueron las causas del retroceso?, le preguntó Diario Las Américas a un epidemiólogo. “No es una sola causa. Es una combinación de muchos factores”, y reconoce que las autoridades se prepararon para enfrentar la contingencia “un mes antes de que apareciera el primer caso de coronavirus en Cuba, acondicionaron hospitales, salas de terapia y equipos de respiración artificial”. Y a continuación ofrece una explicación pormenorizada.
“Se cometieron errores, excesos, se minimizó al Covid-19 y se politizó la campaña contra la pandemia. Pero se obtuvieron excelentes resultados. Hay que partir, que desde el inicio, las autoridades chinas no informaron con tiempo ni pormenorizaron la alta capacidad de contagio de la enfermedad. Los protocolos médicos se modificaban por día. Se probaba con diferentes medicamentos. Nosotros creíamos que el interferón producido en los laboratorios de Biotecnología era eficaz contra el coronavirus. Luego vimos que no era así. Otros medicamentos que ya teníamos tampoco eran la solución. De manera preventiva tenían su eficacia, pues elevaba las defensas de los pacientes, pero en algunos casos el interferón era desaconsejado. Además, en los primeros meses no efectuábamos un número considerable de PCR, era entre cuatro y ocho mil diarios. Ahora se hacen casi veinte mil por jornada.”
“Hay un problema que evidentemente el gobierno perdió de vista. Este tipo de pandemia no es válido tomarla como una competencia para demostrar cuál sistema político o de salud pública es más eficiente, porque los países del Primer Mundo, por recursos, cuentan con servicios médicos de mucha calidad que se vieron desbordados también por diversas causas, la principal, malas políticas de los gobiernos y desconocimiento de la enfermedad. Al principio, por las características de nuestra sociedad, se pudo armar un engranaje entre Salud Pública, MININT, FAR, el gobierno y otras instituciones, donde funcionó muy bien el pesquisaje a los sospechosos de estar contagiados, el aislamiento, a pesar de las malas condiciones materiales, higiénicas y alimenticias de muchos hospedajes, fueron herramientas eficaces para tener bajo control la pandemia”.
“En la tercera oleada, la que estamos viviendo ahora, ha habido relajación de las instituciones, faltan recursos y una confianza desmedida en los candidatos vacunales que están en fase de ensayo, que confían serán la solución. Claro que ninguna economía aguanta un año prácticamente parada. Pero se pudo ser más precavido. Cuando se reabrieron los aeropuertos el 15 noviembre, se le debió exigir a los viajeros una prueba negativa de PCR. Las autoridades pensaron más en recaudar dinero, y optaron por efectuar la prueba en el mismo aeropuerto, cobrando 50 dólares”
“No funcionó el engranaje. Los viajeros se iban a la casa de sus parientes y no cumplía las medidas de distanciamiento ni el confinamiento. Sin contar que el resultado demoraba muchos días. Hubo cientos de casos de viajeros que vinieron y se marcharon sin saber sus resultados. Ese descontrol fue una de las causas de que aumentaran los contagios. Otra causa son las aglomeraciones, que no se pueden evitar, pues la gente necesita adquirir alimentos. El gobierno debió mejorar servicios como el comercio electrónico y abrir mayor cantidad de tiendas para evitar las grandes concentraciones de personas. En el momento actual, donde todavía no se ha llegado a la cima, la estrategia es que no colapsen los servicios médicos especializados como salas de terapias, que no falten equipos mecánicos de respiración artificial, acelerar la puesta en marcha de la vacuna y cumplir con las medidas sanitarias».
Un funcionario de Salud Pública reconoce que “siempre el número de contagiado es mayor al de las cifras oficiales en un rango de un 4 a un 10 por ciento. Sobre si se está ocultando el número de muertos, la información que tengo es que todos los que fallecen, por Covi o por enfermedades respiratorias, se les hace una prueba de PCR. Algún que otro caso pudiera escaparse, pero la cifra de muertos en Cuba no es tan elevada, porque ya se dominan protocolos universales que han demostrado su eficacia”.
Entre la población, una pregunta frecuente es por qué las autoridades no han adquirido vacunas a Rusia o China, aliados del régimen, o se inscribió en el proyecto COVAX de la Organización Mundial de la Salud, que entrega gratuitamente una cantidad determinada de vacunas a países sin recursos.
Un virólogo que laboró en Biotecnología, aclara que “más allá de la falta de dinero, la vacuna china no ha demostrado demasiada efectividad. En Brasil, donde se está usando, su eficiencia en muchos casos ronda por debajo del 50 por ciento. Y de la rusa hay muchas preguntas sin respuesta. Algunos de los candidatos vacunales cubanos están montados en prototipos vacunales para infecciones respiratorias y virus como el que antecedió al Covid-19. Había un trabajo de base que a todas luces hacía pensar que nuestros candidatos vacunales no serían peores que los rusos y los chinos. Todavía tiene que pasar la Fase III, pero pienso que alguno de los cinco candidatos puede superar el 50 por ciento de efectividad, aunque no son tan revolucionarias como las de Pfizer y Moderna, que utilizan ARN mensajero y marcarán un antes y un después en la prevención de coronavirus”.
En una zona de La Víbora, cercana a la llamada Plaza Roja, funcionarios de salud pública anunciaron que el lunes 1 de marzo se comenzaría a vacunar a las personas en edades comprendidas entre 19 y 80 años. Muchos días después, los vecinos seguían esperando.
Iván García
Aclaración: El título de este trabajo, abreviado por razones de espacio, fue tomado de la web oficialista Cubadebate, donde en su edición digital del 23 de marzo, en primera plana se destacaba que «para fines de mayo, 1,7 millones de habaneros y cientos de miles en el país estarán vacunados. En agosto, ya 6 millones de cubanos habrán recibido sus dosis y antes de que acabe 2021, el pueblo cubano habrá sido vacunado» (Tania Quintero).
Foto: En agosto de 2020, Cuba comenzó ensayos clínicos con el candidato vacunal Soberana 01, que al no superar la fase inicial, se continuaron los ensayos clínicos con la Soberana 02. Tomada del periódico Trabajadores.