Después de abrir el oxidado candado colocado en la entrada del destruido local, se desprendió el marco de la puerta y un ejército de ratas espantadas por la luz corrieron a refugiarse en cualquier escondrijo. Además, las vigas del techo estaban sueltas y los lamparones de humedad cubrían toda la pared lateral. Osmany, dueño del bodegón ubicado al oeste de La Habana, cuenta más detalles sobre su negocio.
“Sacamos una tonelada de mugre y estuvimos dos meses higienizando el lugar. Invertí el equivalente a 90 mil dólares en renovar ese ruinoso almacén. Tuve que pagar por debajo de la mesa para que el Intendente del municipio y la ONAT (Oficina Nacional de Administración Tributaria) me arrendaran el local. Cuando compré los dos primeros contenedores de alimentos en Panamá, en las normas aprobadas entonces a las MIPYMES, se establecía un año sin pagar impuestos. Algo normal en el mundo para intentar recuperar la inversión inicial».
«Contraté una docena de empleados con dos turnos de trabajo de doce horas, los cuales como promedio ganan 20 mil pesos mensuales, tres veces más que un profesional que le trabaja al Estado. También pueden ganar un dinero extra según las ventas. En un mes bueno cobran 30 mil pesos y a precio de costo pueden adquirir aceite, leche en polvo y algunos alimentos. Están contentos y se esfuerzan por tratar amablemente a los clientes. aMi hermano y yo radicamos en Estados Unidos y cuando decidimos abrir el negocio, el plan eran que pudiéramos ganar dinero legalmente y hacer un proyecto de vida en Cuba. Habían amigos que me avisaban: cuando esta gente (el gobierno) vean que ustedes están ganando dinero, comenzarán con sus prohibiciones. Y a los cuatro meses empezaron las trabas y prejuicios».
Antes de que concluyera los doce meses de conformada la MIPYME, quitaron el año de moratoria sin pagar gravámenes. Y a inicios de 2023 decretaron que se podía vender hasta 80 mil pesos diarios y 120 mil pesos al mes. Un disparate, porque en una jornada las ventas superan los 200 mil pesos (poco más de 750 dólares al cambio en el mercado informal). Las autoridades aumentaron las inspecciones y controles y comenzaron a satanizar a las MIPYMES. No a todas, pues existen emprendimientos que son de parientes de pesos pesados del gobierno, como el negocio que tiene Vilma, una nieta de Raúl Castro, y nadie los molesta. Es una ofensiva para sacar de juego a los negocios que van por su cuenta y no tienen conexiones con el Estado”,
“A ciertos sectores del gobierno les fastidia que las MIPYMES hayan provocado el descenso de las ventas en las tiendas MLC. En su diseño original, la estrategia de las autoridades era que aliviáramos el déficit de bienes y alimentos, pero sin interferir con las cadenas estatales. Hemos salido adelante porque tenemos un mejor esquema de negocio. Vendemos en pesos y a mejor precio que en las tiendas en divisas. Si comparas los productos que se venden en MLC contra los vendidos en las MIPYMES, multiplicando cada dólar por 265 pesos, verás que el precio de nuestros artículos es entre un 10 y un 30 por ciento más barato, a pesar de los gastos en fletes, a importadoras estatales y los elevados impuestos. El gobierno siempre ha criminalizado los negocios particulares. En vez de combatir la miseria, persiguen a los que generan riquezas».
¿Qué podría pasar en 2024 a los emprendedores cuando los aranceles de productos terminados suban en un 50 por ciento?, le pregunto a Osmany. “Estoy convencido que la mayoría de los negocios que no están enchufados o tienen el visto bueno del gobierno van quebrar o cerrarán. Muchos, como yo, todavía no hemos recuperado el capital inicial invertido en un local del Estado destruido. Viendo el panorama lo mejor es parar y ver qué pasa. Con esa medida de elevar un 50 por ciento los impuestos a las importaciones de bienes terminados le están abriendo la puerta a una nueva oleada migratoria. Mucha gente que intentó crear su proyecto de vida aquí, ahora se replanteará irse del país”, responde.
Josué, dueño de un mercado al sur de la ciudad, afirma que “es inaudito que un gobierno incapaz de administrar a sus empresas y los servicios básicos, te quiera dictar con leyes lo que debemos hacer los particulares. Es inadmisible. No tienen divisas para comprar harina y elaborar el pan de la canasta básica y pretenden que los emprendedores nos encadenemos con esas instituciones, teniendo pérdidas, solo para cumplir sus propósitos. Algunas MIPYMES han aceptado esa medida creyendo que se quitan de encima la presión de las autoridades. Pero no, porque el gobierno es muy mañoso. Debido a los altos impuestos y la ausencia de un mercado cambiario legal, obligan a los dueños de negocios a comprar divisas en la calle. Las MIPYMES venden a precios que no pueden pagar trabajadores del Estado. No es nuestra culpa que el gobierno les pague salarios tan bajos. Mi negocio está enfocado en el sector que recibe remesas o tiene elevados ingresos. Los que han instituido un país con libreta de racionamiento y sociabilizado la pobreza es el régimen, no los emprendedores privados”.
En su opinión, 2024 será un año aún más duro. “De llevar a cabo la cruzada contra las MIPYMES y elevar los impuestos de productos terminados, sumados al alza de los precios del combustible y la electricidad, entre otros, provocarán que muchos negocios se vean obligados a cerrar, generando mayor desabastecimiento. Desconozco que carta tienen las autoridades escondida debajo de la manga. No sé si le alquilarán la isla a los rusos o los chinos. Pero si el precio de los alimentos y medicamentos sigue aumentando, lo más probable es que se produzcan protestas callejeras. El gobierno está jugando con candela si aplica un nuevo paquetazo socialista”, afirma Josué.
Gustavo, economista, coincide con muchos cubanos de a pie, quienes consideran que “la estrategia marcada por el gobierno para frenar la crisis económica, el déficit fiscal y la inflación, encierra numerosas dudas y peligros. Sigue faltando la autocritica. El comportamiento ególatra de los ministros y altos funcionarios es sumamente irresponsable. La economía es una ciencia, no un conjunto de doctrinas políticas. Y la improvisación se paga cara. Las autoridades deben separar, de una vez, la ideología de la economía. Lo correcto e inmediato es liquidar la disfuncional economía centralizada, privatizar y licitar de forma transparente a las empresas estatales descapitalizadas o que provocan pérdidas; entregar las tierras a los que quieran labrarla; autorizar cooperativas -y otras formas de asociación- sin la injerencia estatal, y desatar definitivamente las fuerzas productivas. El Estado debe centrarse en crear oportunidades para todos por igual, asistir a los más pobres y garantizar el cumplimiento de las leyes”.
Las estadísticas económicas en los últimos seis años muestran el fracaso estructural del modelo asistencialista y marxista implementado por Fidel Castro hace 65 años. Veamos algunos números. La producción de carne cerdo disminuyó de un total de 199.700 toneladas en 2017 a solo 16.500 en 2022. La producción de huevos descendió de 6 millones diarios en 2018 a 2.2 millones en 2022 que apenas alcanza para repartir por la libreta de racionamiento cinco huevos por persona al mes.
Hace seis años se produjo 300.000 toneladas de arroz, pero ante la falta de fertilizante y combustible la producción cayó un 20 por ciento. La cosecha de frijol en 2022 solo produjo el 9 por ciento del logrado en 2016. En el apartado ganadero las cifras espantan. La producción lechera ha descendido un 30 por ciento en comparación con 2017. El año pasado, entre el sacrificio ilegal o por hambre y sed, murieron más de 200 mil vacas y toros. La carne de res, la naranja y los mariscos son productos suntuarios para las familias cubanas.
La dictadura verde olivo tiene que derogar más de mil quinientos millones de dólares para importar un puñado de alimentos de la canasta básica como arroz, chícharos, una libra ocasional de pollo Made in USA (que hace dos meses no venden por la libreta a la población adulta) así como la harina destinada a elaborar el panecillo diario de 80 gramos vendido también por la libreta de racionamiento, vigente desde marzo de 1962.
La agricultura estatal, a pesar de ser dueña del 80 por ciento de las tierras, solo produce el 24% de los alimentos agrícolas. La zafra azucarera ni siquiera alcanza las 600.000 mil toneladas anuales para consumo interno y deja de ingresar al erario público entre 3 y 5 mil millones dólares, de acuerdo al precio actual de la azúcar en el mercado mundial. Hasta el año 2000, cuando el dictador Fidel Castró mandó a cerrar cien centrales azucareros, la zafra producía entre 5 y 7 millones de toneladas anuales.
Las dificultades en Cuba son una acumulación de disparates en materia económica, fiscal y política que han provocado una caída estrepitosa del PIB local y la devaluación de la moneda. Querer culpar del hundimiento económico al embargo, el Covid y la guerra de Ucrania es poco serio. Los problemas de Cuba son sistémicos. ¿Hay solución? Por supuesto. Acabar de enterrar al castrismo y apostar por la economía de mercado. Si viene acompañado por la democracia, mucho mejor.
Iván García
Foto: Pizzería privada en La Habana. Tomada de Infobae.