El Mundial de Fútbol 2010 de Sudáfrica ha extendido los límites de sus terrenos hasta las páginas de arte y literatura, y ha llevado la emoción del juego y el debate de las barras hasta las sensibilidades lejanas de poetas, escritores, historiadores y cronistas.
Se buscan en Buenos Aires, Montevideo, Bogotá y Chile viejos poemas, notas y piezas escritas por intelectuales a la velocidad y a la puntería, pero en México algunos artistas sacaron sus pistolas.
Lo hizo el crítico literario Víctor Barrera Enderle, director de la revista Armas y Letras. El hombre dijo en Monterrey que el distanciamiento de algunos artistas del fútbol es un intento de mantener una apariencia snob «porque el fútbol forma parte de la cultura popular y de lo cotidiano».
Barrera Enderle recordó que a Albert Camus le gustaba jugar como portero. La polémica, recogida en el diario Milenio, incluye una reflexión del historiador Héctor Jaime Treviño, que se presenta como delantero, y dice que el fútbol se ha convertido en «la nueva religión mundial» porque mantiene a millones de aficionados en todo el mundo y esta situación amerita el análisis y el estudio de los intelectuales.
El poeta José Javier Villareal (premio de poesía de Aguas Calientes y ex defensa central) tercia también en el tema junto a la escritora María Elena Rodríguez, hincha del equipo Los Tigres.
La nota habla de una clara connivencia entre el arte y el deporte, y trata de dejar en el olvido un duro refrán mexicano: «El arte como la literatura es para gente inútil que no sabe correr detrás de un balón».
Raúl Rivero
Foto: A los 8 minutos del partido inaugural, entre Sudáfrica y México, el jugador local Siphiwe Tshabalala anotó el primer gol del Mundial, para delirio de los 90 mil asistentes que llenaban el estadio Soccer City, en Johannesburgo, y con fuerza sonaron las ‘vuvuzelas’, trompetas que
se han convertido en estrellas de la Copa 2010
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