Desde La Habana

El retorno de Castro I

Una semana antes de cumplir 84 años, y luego de un mes de apariciones públicas, a los cubanos no ha cogido por sorpresa que compareciera ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, en una sesión extraordinaria por él mismo convocada y en la que además del grueso de los diputados, estuvo presente su hermano y presidente, el general Raúl Castro.

A medida que fue recuperando su salud, la gente fue adaptándose a verlo en fotos y videos. Primero como anfitrión de invitados muy diversos, después como visitante él mismo.

La población ya se había acostumbrado a su ausencia. Y lo agradecía, porque la programación televisiva no era afectada por ninguna comparecencia o un extenso discurso.

Ahora, al verlo de nuevo ante el parlamento con una camisa verde olivo, igual a la usada en dos ocasiones anteriores, una mezcla de temor e incertidumbre ha asaltado a las personas. «Me aterra pensar que se haya recobrado tanto que a cada rato volvamos a tenerlo hablando», comenta José Luis, 51 años, obrero de la construcción.

Elvira, 45 años, maestra de primaria, no cree que Fidel retorne al quehacer político. «Al menos no igual que antes, aunque todavía él conserva un importante cargo, primer secretario del partido».

Estas preocupaciones afloran entre los ciudadanos mayores de edad. Inclusive, mientras más viejos, más convencidos están de que «el máximo líder no sólo ha regresado a la vida política nacional, si no también a la internacional», enfatiza Mario, 66 años, jubilado.

A quienes no quita el sueño su vuelta, temporal o definitiva, es a los jóvenes. A ellos, que casi se habían olvidado de su voz y de sus gestos, lo que les ha llamado la atención es su ‘look’.

Yendri, 25 años, gastronómico, guarda varias fotos del comandante con ropa deportiva de Adidas, Nike y Puma, entre otras marcas famosas. «Ojalá tuviera yo una colección como ésa», confiesa.

En la calle, las opiniones están divididas con relación a su vestimenta, que a unos cuantos mueve a risa. En privado, por supuesto. «A veces sale muy mal combinado y cuando le enfocan los pies, calza unos tenis cheos (anticuados)», señala Javier, 32 años, desempleado.

En lo que sí todos coinciden, jóvenes y viejos, es que nadie con dos dedos de frente en Cuba le presta atención a su última manía: la de predicador de catastrófes y guerras nucleares.

Algunos lo achacan a que durante el tiempo de convalecencia, leyó libros sobre el fin del mundo y vio filmes como 2012. Personalmente considero que a Fidel Castro no le interesan esos temas. Y éstos son un pretexto para retomar el protagonismo que se vio obligado a dejar cuando estuvo a punto de morir hace cuatro años.

Iván García

Foto: EPA

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