Desde La Habana

El Facebook cubano


A falta de internet y televisión por cable, la gente en Cuba se las arregla como puede. En los estanquillos no se vende prensa extranjera. Y la única vía, si quieres estar decentemente informado, es escuchar la BBC de Londres, Radio Exterior de España o La Voz de América, Estados Unidos. Y para de contar.

Desde hace medio siglo, los hermanos Castro le pusieron un grueso cerrojo a la información. Cero deporte de los yankees. Ninguna noticia exterior que, aunque sea levemente, los critique a ellos o a lo que pasa en la isla. En las tiendas por divisas «misteriosamente» han desaparecido los radios de onda corta.

Pero el cubano de a pie quiere enterarse de lo que no conoce a como dé lugar. Incluso, sacrificando los frijoles. El negocio de alquilar por 10 cuc al mes (250 pesos) un grupo de canales extranjeros, es uno de los más rentables. En Cuba le llaman «alquilar la antena». O simplemente «la antena».

Si le preguntan a Roberto, con una media sonrisa les dirá que «en los 5 años que llevo alquilando la antena, he buscado suficiente plata para comprarme una moto, remozar el apartamento y comer carne todas las semanas». Y eso en la Cuba de eterno período especial es bastante.

Y, además, se enorgullece de estar bien informado. Generalmente, las programaciones de las personas que se dedican a alquilar el cable criollo, están saturadas de filmes tipo B, mediocres culebrones mexicanos, programas humorísticos españoles y partidos de béisbol de las Grandes Ligas.

Pero hay ofertas que incluyen noticieros de Univisión. «Hay gente que sólo desea alquilar CNN en español, ABC, NBC y ESPN. Ese tipo de personas paga el doble, 20 cuc al mes», aclara Roberto.

El negocio de la antena es una especie de Facebook local, y en su origen está el deseo -y la necesidad- de contrastar las manipuladas noticias a diario vendidas por el régimen. Salirse de una televisión estatal por lo general aburrida y llena de refritos.

-Todo comienza cuando algún amigo o pariente al otro lado del estrecho de la Florida, paga una tarjeta de paquetes de programas por cables, preferentemente en español. Luego, de forma clandestina, se introducen los equipos receptores de la señal. Ya en Cuba, existen personas que se dedican a fabricar de forma artesanal antenas parabólicas, explica Roberto.

Cuando se tiene todo el tinglado, es decir el aparato receptor y la parábola, se comienza a ofertar por el barrio, entre los vecinos, el servicio de cable privado. La demanda es grande, pues aunque se lleve una vida llena de estrecheces, muchas personas se sacrifican para ver una manera diferente de vivir la vida.

-El propietario de la antena conecta las distintas casas con un cable coaxial. En La Habana, te encuentras dueños del negocio de alquilar antenas que tienen más de 100 hogares conectados.

Sume usted. No menos de 1,000 cuc (25 mil  pesos) mensuales. Por eso, a pesar de las ofensivas conjuntas de la inteligencia cubana y la policía, para frenar el auge de las antenas privadas, poco han logrado. Si te pillan, te pueden poner hasta 30 mil pesos (1250 cuc) de multa. Y si eres reincidente, puedes ir a la cárcel por dos años.

Pero el negocio es rentable, y gente como Roberto se rifa el pellejo. Anécdotas hay muchas. Como la de un cuartel de bomberos, que a cambio de silencio, de forma gratuita ven televisión por cable.

El cubano común quiere informarse y entretenerse. No le importa que falte la carne de cerdo o los vegetales en la mesa. Vale la pena ese sacrificio para ver, sin que nadie se los cuente, lo que acontece en la otra orilla.

Y no pocas veces se enteran de lo que pasa en su país por noticieros foráneos. A falta de internet y prensa extranjera, el negocio de alquilar antenas es una especie de red social. El Facebook cubano.

Iván García

Foto: orhvy, Flickr

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