No quiero convencer a nadie de que Cuba es un infierno. Ni cambiar la opinión de quienes la imaginan como un paraíso. Sin embargo, me molesta leer en la prensa oficial que en Washington se implementan medidas para recrudecer el ‘bloqueo’.
No soy política, pero cada día amanece para mí lleno de vicisitudes con el transporte, los alimentos, las medicinas… Todo es un problema y no creo que el responsable sea el embargo de Estados Unidos, aunque es la justificación perfecta.
Después de 50 años, la medida estadounidense se convirtió en política y es una medida política, no económica. En las tiendas de recaudación de divisas hay productos Made in USA y Cuba exporta alimentos también de ese país. Pero la cosa sigue estando mala por culpa del ‘bloqueo’. Al menos es lo que a diario se lee en la prensa nacional.
Por otra parte, el ciudadano común no siente el embargo a pesar de vallas propagandísticas que le recuerdan que, en una semana sin ‘bloqueo’, se pueden comprar 11 locomotoras. Todo eso es intrascendente cuando la gente anda en busca de alimentos para poner en la mesa familiar. O intenta evadir la persecución policial, por una libra de café y dos de queso adquirida en el mercado negro.
La verdad es una sola: el embargo no ha logrado la caída del régimen comunista y su eliminación tampoco supone la desaparición de las desigualdades sociales. Lo triste es que uno y otro gobierno lo han tomado como una carrera de resistencia. Pero la factura la pagan otros.
Alan Gross, el subcontratista norteamericano, intentó poner su granito de arena en mejorar las comunicaciones de la isla con el exterior, un gesto que se valora y agradece. Eso no fue suficiente y enfrenta una condena de 15 años de prisión. Uno de los tantos resultados del diferendo político entre Cuba y Estados Unidos.
Estoy a favor de la eliminación del embargo o, por lo menos, las normas que lo agravan. Lo considero una medida ineficaz, aunque reconozco que las personas a las que el gobierno cubano confiscó sus propiedades, merecen una justa indemnización.
Es hora de hacer propuestas y negociar, si verdaderamente se piensa en el futuro de Cuba. Es el momento y la oportunidad. La popularidad del añejo líder está en el suelo, la economía socialista en bancarrota y no hay forma de satisfacer las demandas sociales.
Hace falta que desaparezca la supuesta “amenaza externa”, para que los cubanos actúen por sí solos, no manipulados por el hambre. En vano algunos piensan que, una agravación del ‘bloqueo’, nos hará salir con los calderos a la calle. Si antes no sucedió, ahora menos.
Es cierto. Posiblemente después de una hipotética eliminación del embargo, el gobierno continuará manteniendo los permisos de salida, deportando a los orientales para sus provincias y no nos permitirá invertir en la economía en igualdad de condiciones con los extranjeros.
Tampoco dejará de reprimir a quienes se opongan a sus políticas. En fin, seguiremos sin libertades. No obstante, pudiera desaparecer la censura informativa, los cubanos podrían tener más contactos con el exterior, y sobre todo, no habrá justificaciones para esos dirigentes que llevan medio siglo echándole al ‘bloqueo’ la culpa de su fracaso.
Es hora de pensar con los pies en la tierra, principalmente aquéllos que viven en demoracia, del otro lado del mar. No es justo que hagan política con nuestra infelicidad. El embargo es una piedra en el zapato.
Laritza Diversent
Foto: Dos clientas esperan para comprar zapatillas Nike en una tienda habanera.
Nunca había estado tan a favor de un comentario en toda mi vida, y esa, es la cruda realidad en que nos han ido metiendo poco a poco el Gobierno sin sentido que hoy sigue imperando en Cuba, con las mismas justificaciones de antaño. El boqueo, o el embargo siguen siendo la justificación de lo que ya nadie puede justificar, sin el famoso y tan dilatado embargo, no se de que se valdría el fascismo cubano para seguir reprimiéndonos como hasta hoy.
Por otra parte, Laritza, pienso que la política de los EUA hacia Cuba ha sido errónea, tendrían que haber abierto todas sus puertas desde los mismos inicios y esto quizá hoy ya no estuviera. Que pretextos hubiese puesto Fidel para justificar el hambre, la necesidad, la nula libertad de expresión, y todo lo que los cubanos seguimos sufriendo día tras día.
He visto tu entrevista y me ha gustado mucho. Personas como tu, y todos los bloggueros que hoy han roto con el miedo hacia el fascismo cubano, son dignos de admirar.
Un abrazo desde España.
Estamos con ustedes.