En el ilegal mundo cambiario de la Isla, cualquier rumor o filtración de información enciende las alarmas. Además de aprovechar las brechas que provoca el estatal canje artificial del dólar estadounidense, un agiotista astuto siempre está atento ante a los vaivenes de las tasas de cambio.
Ignacio, un tipo que usa gafas onda retro, vaquero ceñido al cuerpo y calzado deportivo de corte bajo, es de los que aprovecha la más mínima información.
“Estoy romanceando con la gerente de un banco. Y hace unos días me dijo que hay movimientos en el bullpen. Probablemente antes del 19 de abril -supuesta fecha del retiro de Raúl Castro- el gobierno ejecutaría la unificación de moneda. La jeva me contó que ya ha tenido varias reuniones y en ellas se ha dicho que las personas con cuentas bancarias no perderían dinero tras los ajustes financieros. Tampoco aquellos que prefieren guardarlo en su casa. A estos últimos se les pagaría veinticuatros chavitos por cada peso convertible, pero hasta cierta cantidad (se habla de 7 mil cuc). Los que tienen sus depósitos en dólares se les canjeará a dos pesos por cada dólar”.
Con esa información sin confirmar, Ignacio, junto a varios amigos dedicados a operaciones clandestinas cambiarias, comenzaron a comprar el dólar a 0.97 versus el cuc. El Banco Central de Cuba lo paga a 0.87 centavos, justificando el impuesto que con el pretexto del embargo de Estados Unidos los hermanos Castro le pusieron al dólar estadounidense. al.
Pero la historia es más larga. Después de la llegada al poder del barbudo Fidel Castro, el canje del dólar y otras monedas duras se convirtió en un absurdo que distorsiona la economía nacional.
Ante de 1959, el dólar llegó a tener una tasa de cambio de uno por uno frente al peso cubano.
“Estaba respaldado por una productividad creciente, una economía pujante y una élite empresarial privada poderosa. Fidel tomó esa tasa cambiaria como referencia y la perpetuó en el tiempo. Mientras, la economía cubana daba traspiés, fuera por el ‘bloqueo’, malas estrategias de los dirigentes o fallas sistémicas provocadas por una planificación económica copiada de la Unión Soviética. Si se hubiera dejado flotar el dólar contra el peso, en 1970, por ejemplo, un dólar representaría 50 pesos cubanos, cuando menos. El ilegal mercado cambiario, de manera empírica, se mueve de acuerdo a la ley de oferta y demanda del dólar. Al estar prohibido el billete verde hasta 1993, esas operaciones financieras eran muy peligrosas: si te cogía la policía ibas preso de tres a cinco años”, cuenta Hiram, ex funcionario del Banco Central.
Julio Antonio, un señor mayor que lleva cuatro décadas en el negocio de la compra y venta de divisas, sobre todo el dólar, aporta más detalles:
“En los años 80, a los cambistas nos llamaban ‘jineteros’. Por calles del Vedado, y en playas como Varadero y Santa María del Mar, este de La Habana, comprábamos dólares directamente de los pocos turistas que viajaban a Cuba. Entonces, se pagaba a cuatro dólares un peso. El Estado lo compraba a uno por uno. Y muchos extranjeros, para que su plata rindiera más, no los vendían a nosotros. Cuando en los 90 llegó el Período Especial, el dólar se disparó. Llegó a venderse a un dólar por 150 pesos. Luego el gobierno lo fijó a 24 cuc. Pero por la izquierda nosotros pagábamos uno o dos cuc por encima, porque la gente que iba a cumplir misiones internacionalistas en Venezuela, Ecuador y Sudáfrica, entre otros países, necesitaban el dólar pa’ comprar pacotilla y después revenderla en Cuba. Siempre hemos estado dos pasos por delante de la tasa cambiaria del Estado”.
En el otoño de 2005, Fidel Castro, colérico porque el Departamento del Tesoro de Estados Unidos había detectado una cuenta de 5 mil millones de dólares en el banco suizo UBS, supuestamente por canjear billetes viejos por nuevos, tras dar un puñetazo en la mesa, resolvió decretar un impuesto ‘revolucionario’ a la moneda de su enemigo número uno.
La tasa impositiva fue del 20 por ciento, rebajada al 10 por ciento cuando Raúl Castro comenzó a gobernar.
“Si el fula costaba 80 centavos, en la calle se compraba a 90. Ahora que el gobierno lo compra a 87 centavos, por la izquierda se compra cuando menos a 90. Depende si hay muchos dólares en circulación. Pero la tasa extraoficial estable es 95 centavos, aunque en determinados momento sube a 97 y 98, pues existe una fuerte demanda de las ‘mulas’ que viajan a Centroamérica, México o Rusia. Con el rumor que está rodando, te aseguro que el dólar se puede cotizar, cuando se unifique, las dos monedas, a 10 o 15 por cada peso. Y puede que me quede corto”, analiza Ignacio.
Dagoberto, licenciado en turismo, considera que “esta tasa cambiaria, además de falsa, es contraproducente. Eso se refleja en los gastos por turista. Los que vienen a Cuba gastan como promedio 655 dólares. Los que van a Punta Cana desembolsan más de 1,200, casi el doble. Una de las causas es que se encarecen los gastos del turista. A eso añádele que en las tiendas en divisas las ventas son excesivamente caras, con impuestos entre un 240 y 400%. Lo ideal, para atraer mayor cantidad de dólares, euros, libras de esterlinas o francos suizos, es ajustar la moneda a una referencia real”.
Según una fuente de una sucursal del Banco Metropolitano, “hasta después de julio se están aplazando los contratos con empresas estatales, ya sean en divisas o moneda nacional. Es una señal de que la unificación monetaria está en camino. A más tardar, antes de que acabe 2018. En las cuentas corrientes privadas se nota. Muchos clientes están guardando su dinero en pesos, pues aunque se ha informado que no se verán afectados con la unificación, siempre hay temores y prejuicios en la población”.
Para agiotistas experimentados, “la mejor manera de guardar los ahorros o ganancias monetarias de un negocio privado es en dólares o euros, joyas, preferiblemente de oro, y obras de arte. Lo que viene pinta feo. Una inflación en alza y mayor cantidad de dinero que productos para comprar. La economía cubana está de capa caída”, vaticina Julio Antonio.
Los expertos financieros consideran que si se quiere aplicar una estrategia económica razonable, las distorsiones provocadas por la doble moneda deben llegar a su fin. Lo que no está claro cuál es el escenario que vendrá después.
Iván García
Foto: Tomada de América Tevé.