De los presos políticos y sus «delitos»

Según los últimos datos suministrados por la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, que dirige el opositor Elizardo Sánchez Santacruz, en Cuba actualmente hay 167 presos políticos.

Si a esa cifra descontamos los 52 pertenecientes al Grupo de los 75, como son conocidos los disidentes arrestados y enjuiciados en 2003, y por cuyas liberaciones desde hace siete años vienen reclamando las Damas de Blanco, quedarían 115 presos políticos.

Hace unos días, el 29 de junio, luego de cumplir íntegra su condena de 20 años, Armando de Jesús Medel Martín, pudo dormir de nuevo en su casa, en la barriada habanera de El Vedado. Medel fue un oficial de la inteligencia cubana que trabajaba en el Caribe y fue arrestado y acusado de «espionaje y rebelión».

No es el único caso de un miembro del Ministerio del Interior encarcelado. Lo estuvo Augusto César San Martín Albistur, de La Habana, licenciado en Ciencias Penales y exoficial del Departamento de Seguridad del Estado. El 15 de abril de 1995 fue detenido y sancionado a 17 años, acusado de «revelación de secretos concernientes a la Seguridad del Estado, insubordinación y falsificación de documentos legales». Excarcelado en fecha no precisada.

Idelfonso Batista Cruz, de Santiago de Cuba, no pertenecía al Ministerio del Interior, sino al de las Fuerzas Armadas. Tenía el grado de capitán de la marina y durante 12 años fue segundo jefe de operaciones en la base naval cubana de Guantánamo. Fue sancionado a 20 años por  «espionaje y robo con fuerza». En prisión desde 1993.

Entre los supuestos delitos por los cuales esos 115 presos políticos cumplen penas de hasta 30 años de privación de libertad, y en algunos casos cadena perpetua, figuran: sabotaje, terrorismo, rebelión, insubordinación, resistencia, revelación de secretos de Estado o concernientes a la Seguridad del Estado, otros actos contra la Seguridad del Estado, espionaje, traición a la patria, alta traición consumada y falsificación de documentos legales.

Otros supuestos delitos son: salida ilegal, entrada ilegal en el país, piratería, actos contra la seguridad de la navegación marítima, daños a la propiedad, robo con fuerza o violencia, atentado, desacato, peligrosidad social predelictiva, propaganda enemiga y tenencia ilegal de armas, entre otros.

De acuerdo a listados en sitios independientes cubanos en internet, entre esos 115 presos políticos podrían haber 5 mujeres. Y una veintena de cubanoamericanos, con la categoría de presos comunes, se localizan en distintas cárceles de la isla, casi todos acusados de tráfico de personas.

El prisionero político que más tiempo lleva tras las rejas es Arturo Suárez Ramos, nacido en La Habana en 1961 y en prisión desde marzo de 1987, acusado de «salida ilegal y piratería». Fue condenado a pena de muerte por fusilamiento, pero una gran campaña internacional de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, logró que le conmutaran la pena de muerte por 30 años de privación de libertad.

Durante su visita a Cuba, en enero de 1998, el Papa Juan Pablo II intercedió con las autoridades cubanas para su excarcelación. En estos momentos su salud está completamente quebrantada, debido a las numerosas golpizas recibidas de sus carceleros, los encierros en celdas de castigo y huelgas de hambre realizadas. Se encuentra en el Combinado del Este, el mayor presidio de la isla.

Arturo Suárez Ramos pudiera ser uno de los presos políticos liberados en 2010, gracias a las negociaciones entre el régimen, la iglesia católica y los gobiernos de España, Francia e Italia. Ojalá.

Por él, pero también por su madre, Isabel Ramos Martínez, fundadora de las Damas de Blanco.

Es ya una anciana con una débil salud. Por si no bastara el sufrimiento por su hijo y la pérdida de su esposo y otros familiares en estos 23 años, en 2004 vio cómo un huracán destruía su casa.

Tania Quintero