“El mejor regalo que me hizo mi hija, radicada en Miami, fue comprarme un televisor inteligente”, dice Saúl, ingeniero industrial retirado, mientras ve las noticias sobre las protestas en Venezuela trasmitida por CNN en español. Mientras limpia el arroz, su esposa también sigue las informaciones sobre el fraude masivo y posterior represión contra los venezolanos que salieron a la calle a manifestarse, ejercida por los cuerpos policiales del régimen de Nicolás Maduro, el grosero dictador venezolano empeñado en mantener el poder.
“Hace dos años conseguimos internet por la izquierda y podemos ver en pantalla ancha y a todo color noticias de cualquier parte del mundo. Con lo cara que está la vida, el único esparcimiento que tenemos es ese”, dice Saúl. Y cuenta que por Revolico, sitio online de compra y venta, contrató un servicio que por 1,500 pesos al mes (poco más de 4 dólares), «me da la opción de ver Neflix, HBO y un montón de canales de televisión. Por You Tube sigo los programas de Otaola, Eliécer Ávila y Juan Juan Almeida, entre otros que abordan temas cubanos. Ahora puedo contrastar las noticias. La prensa controlada por el gobierno me engañó durante seis décadas».
Con la llegada de internet a la Isla, los medios de propaganda de la dictadura perdieron el monopolio de la información. Actualmente, más de siete millones de cubanos tienen acceso a internet de datos en sus teléfonos móviles.
“La primera conexión de Cuba a internet se produjo el 22 de agosto de 1996 desde el Capitolio Nacional. En 28 años la conectividad en el país ha crecido enormemente. Pero la velocidad sigue siendo muy mala, si la comparamos con otras naciones de la región, sin contar que hay sitios bloqueados y que si subes videos o haces comentarios que las autoridades consideran ‘contrarrevolucionarios’, te pueden aplicar una multa de 3 mil pesos por el decreto- ley 370. Así y todo, cada vez más cubanos acceden a las redes sociales y son más críticos con el gobierno”, expresa un especialista de ETECSA, la única empresa proveedora de internet en Cuba.
“Cuando se abrieron las salas de navegación y los parque públicos conectados por wifi, el uso de internet por parte de los cubanos era meramente comunicacional, para hablar con parientes o amigos, buscar información deportiva, opciones de trabajo o estudio en el extranjero y temas alejado de la política. En un primer momento el servicio de internet era muy caro. Comenzó costando 4.50 pesos la hora, cuando el salario promedio era de 600 pesos. Luego, con la inflación, acceder a internet es más asequible. La gente busca contactar y conocer los protocolos a seguir en las rutas migratorias desde Centroamérica a la frontera sur de Estados Unidos, pero cada vez más las personas utilizan internet como una tribuna para descargar su descontento e informarse de la otra Cuba que no les cuenta la prensa oficial. También para conocer lo que sucede en Venezuela, Nicaragua, México y Brasil, entre otros países donde tienen familiares y amigos, que han emigrado o trabajan en misiones del gobierno. La prensa independiente y los influencers cubanos han multiplicado el número de seguidores. Los medios del gobierno apenas tienen credibilidad. Ya muy pocos confían en la narrativa del periódico Granma y sitios digitales como Cubadebate”, explica el especialista de ETECSA.
Yadira, licenciada en comunicación social, afirma que “a las personas que les gusta estar bien informadas, suelen contrastar las noticias con fuentes fiables. Y cuando tú verificas la información, te das cuenta que los cubanos estamos sometidos a un bombardeo propagandístico tremendo. En Cuba hay dos canales extranjeros de noticias que trasmiten las 24 horas, Tele Sur y RT (Russia Today) y una parte importante de su contenido está manipulado o es una mentira abierta y comprobable. Los medios nacionales son aún peor. Siempre venden una matriz de opinión donde las cosas marchan bien. Pero la realidad es bien distinta. En temas como la invasión de Rusia a Ucrania o en estos momentos el fraude masivo de las elecciones en Venezuela, la mentira y manipulación de la prensa oficial ha quedado en evidencia”.
Cuarenta y cuatro años después, Saúl, el ingeniero industrial jubilado, recuerda que en 1980, cuando estudiaba en la CUJAE, hoy Universidad Tecnológica, ubicada en el municipio Marianao, al oeste de La Habana, “estaba tan desinformando y adoctrinado que nunca supe de la derrota de las tropas soviética en Afganistán ni del surgimiento del sindicato polaco Solidaridad en los astilleros de Gdansk. Con retraso me enteré de la caída del Muro de Berlín, del fusilamiento del dictador rumano Nicolae Ceaucescu y su esposa, la desaparición del comunismo en Europa del Este y posteriormente la desintegración de la URSS».
Nunca la prensa estatal ofreció noticias verídicas sobre esos acontecimientos. “Lo más que supe fue de la perestroika y la glasnost instaurada por Mijail Gorbachov y fue gracias a Novedades de Moscú y la revista Sputnik, dos publicaciones sovieticas en español que vendían en los estanquillos de periódicos. Yo solo veía la televisión nacional y leía Granma, Bohemia y Juventud Rebelde”, rememora Saúl.
Con los sucesos de Venezuela pasa lo mismo. Yordan, emprendedor privado, considera que la “capacidad de confundir y engañar a la gente que tiene la prensa estatal es increíble. Raya en lo absurdo. A veces pienso que se quedaron varados en la etapa del socialismo soviético cuando no existía internet, teléfonos celulares y en Cuba no se veía televisión por cable. Son unos estúpidos, creen que el pueblo es tonto, y publican un montón de fakes news que con un rápido repaso por medios internacionales online puedes comprobar que mienten. Cada día que pasa, el gobierno se distancia más del pueblo. La gente quiere una cosa y ellos hacen otra. Es una vergüenza que los dirigentes cubanos sean aliados y respalden a criminales como Daniel Ortega y su mujer, tipos siniestros como Putin, al loco de Corea del Norte y al desagradable de Nicolás Maduro, un personaje que siempre está gritando, insultando y no le dice la verdad ni al médico que lo atiende. Cualquiera que navega por internet puede ver decenas de videos de las golpizas y abusos de los colectivos chavistas. Y comprobar en las actas que Edmundo González le ganó a Maduro”.
Los medios del régimen no han publicado una línea acerca de los 16 venezolanos que hasta la fecha habían muerto en las protestas. Tampoco de la repulsa mundial, de incluyendo gobiernos de izquierda como el de Lula en Brasil, Boric en Chile o Petro en Colombia que le piden a Maduro que muestre las actas de las elecciones.
Al contrario. El régimen de La Habana supuestamente ha enviado ayuda a Caracas en vuelos fantasmas y el gobernante Díaz-Canel llama fascistas a los venezolanos que reclaman sus derechos en las calles. Hace tiempo que el castrismo perdió la credibilidad entre los ciudadanos.
La realidad los ha dejado en evidencia. Viven atrapados en el pasado.
Iván García