En la estrecha calle de San Rafael, en el corazón de La Habana, pasada las tres de la tarde, a volúmenes insoportables se escuchan estribillos de reguetón. En bicicletas o carretones, en pregones grabados -la última moda habanera-, vendedores informales ofertan aguacates, bocaditos de helado y reparación de colchones.
Rodeado de cuarterías superpobladas y edificios apuntalados con peligro de derrumbe, se localiza el restaurante privado San Cristóbal, donde hace cuatro años cenó la familia de Barack Obama. Apenas hay un par de clientes que beben cerveza mientras ven un partido de fútbol. Un empleado reconoce que el negocio vive horas bajas: “Hace meses que estamos teniendo pérdidas. Hubo que hacer recortes de personal. No sé si el negocio pueda recuperarse. Dependemos del turismo, que según los pronósticos no se recuperará hasta dentro de dos años”.
Parece que ha pasado mucho tiempo de aquella noche lluviosa del 20 de marzo de 2016, cuando el imponente automóvil presidencial, conocido como La Bestia, dobló por la calle Galiano rumbo a la paladar San Cristóbal. Varios vecinos todavía tienen guardado en sus móviles el video de la llegada de Obama y el espectacular despliegue de su servicio secreto. Raisa y Cristóbal, los dueños, innumerables veces han contado los detalles de aquella cena.
En una esquina del restaurante está la mesa vacía donde comieron Obama, su esposa Michelle, sus dos hijas Malia y Sasha y la suegra Marian Robinson. En 2016, muchos emprendimientos particulares de gastronomía, hospedaje y transporte ganaban dinero gracias al flujo de viajeros estadounidenses y sus jugosas propinas.
En la misma cuadra donde radica la paladar San Cristóbal, cuatro años atrás funcionaban otros cinco negocios de hospedaje, cafetería, peluquería y venta de bisuterías. “Había mucha vida. El gobierno incluso asfaltó dos o tres cuadras desde la calle Galiano. Nunca pensé que volveríamos a otra crisis económicas parecida a la del Período Especial”, rememora un cuentapropista.
Ahora solo está abierta, sin apenas comensales, la famosa paladar, y una casa que, a falta de turistas, renta habitaciones por horas a parejas. El resto tuvo que cerrar. Esa depresión es una razón de fuerza mayor para que casi todas las personas entrevistas deseen que Joe Biden gane las elecciones el martes 3 de noviembre.
“No hace falta que me expliquen que la culpa de que el país esté en crisis, sin comida y sin futuro no es de Trump. Pero la mayoría de los negocios particulares ubicados en las zonas transitadas por turistas se han visto afectados por algunas medidas promulgadas por la Casa Blanca. El gobierno no va hacer nada por nosotros. Me disgusta que Trump diga que esas medidas, supuestamente para asfixiar al gobierno, beneficien al pueblo y a los trabajadores por cuenta propia, porque no nos benefician. Si yo pudiera votar lo haría por Biden”, manifiesta Santiago, barbero particular.
Con el restablecimiento de relaciones, el 17 de diciembre de 2014, un alto porcentaje de la población de la Isla pensó que terminaba la Guerra Fría, que ambos contendientes saltaban de sus trincheras y comenzaba una nueva época. Pero el régimen de los hermanos Castro no lo quiso así.
Daniel, licenciado en ciencia políticas, explica que «fue una oportunidad, quizás única, desaprovechada por el gobierno para diseñar una sociedad diferente. Imperó el miedo. Con la doctrina Obama quedó evidenciado que al partido comunista no le importaba el bienestar de su pueblo. Pesaron más los criterios políticos desfasados y el temor a perder el control de las reformas. Obama promulgó medidas que beneficiaban no solo al sector privado. También a la informatización y despliegue de redes para acceder a internet. Fue el gobierno el que cerró la puerta”.
Carlos, sociólogo, opina que desde que llegó a la Casa Blanca en 2008, “Obama fue más popular en Cuba que Fidel y Raúl Castro. Sobre todo en un sector de jóvenes intelectuales reformistas. Su visita a La Habana y su discurso en el Gran Teatro Alicia Alonso fue histórico. Después de aquellos años duros del Período Especial, que fue como cruzar un desierto, el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos fue un grito de esperanza. La gente colgaba la bandera de Estados Unidos en balcones, autos y bicitaxis. El sueño duró poco. Aunque Obama derogó la ley pies secos, pies mojados, aún mantiene popularidad entre la gente. Por traspolación, muchos cubanos consideran que Biden es la extensión de la política de Obama. Por eso desean que gane las elecciones del martes”.
Un dirigente municipal del partido cree que “en el Palacio de la Revolución siguen extrañando a Obama. Si se hubiera aceptado la participación de los autónomos en varias de las estrategias diseñadas por Obama, hoy tal vez ya estuvieran establecidas las PYMES. El gobierno prefirió privilegiar a las empresas estatales. Pero el propósito de Obama era establecer negocios con el sector privado y cooperativo. Con el Estado solo en la rama de las telecomunicaciones. Si Biden ganara, no creo que se repetirá la misma oportunidad. Habrán flexibilizaciones en el asunto de las remesas y el reinicio de los viajes de pueblo a pueblo. Pero, dado el actual contexto, con Díaz-Canel de presidente, la Casa Blanca presionará más el tema de los derechos humanos antes de flexibilizar otras medidas”, vaticina el dirigente y añade:
“Funcionarios y ministros le han prendido velas a sus santos para que gane Biden. En la madrugada del 3 al 4 de noviembre, si se confirma su victoria, en el Palacio de la Revolución se descorcharán botellas. Aunque algunos analistas consideran que el gobierno prefiere lidiar, y se le da mejor, con administraciones de línea dura como la de Trump. Pero ahora mismo, debido a la crisis económica en Cuba y Venezuela, que afecta el suministro de combustible, el gobierno necesita con urgencia una etapa de relajación. Trump pisó tan fuerte el acelerador que los ha estado ahogando”.
Diario Las Américas le preguntó a 27 personas en edades comprendidas entre 18 y 82 años, 14 hombres y 13 mujeres, y 21 dijeron que desean que gane Joe Biden. Suponen que con el demócrata entrarán más dólares al país y los negocios privados podrían crecer. Adriana, una de las entrevistadas, dijo que tiene intenciones de emigrar a Estados Unidos. “Quienes tengamos planes de emigrar a Estados Unidos no podemos estar de acuerdo con la política anti-inmigración de Trump. Personalmente considero que él ha dañado la imagen internacional de Estados Unidos. Sus opiniones en contra de los mexicanos y los centroamericanos son humillantes. Una persona racista, xenófoba y misógina no debiera ser presidente de la nación que se supone es ejemplo de democracia en el mundo”.
En la disidencia, los criterios se dividen. Entre 15 periodistas independientes encuestados, 11 se decantan por Biden. Y entre 12 activistas políticos, 10 desean que Trump sea reelegido, «porque su política de contención al régimen es más efectiva». Pero los cubanos de a pie piensan diferente. Aseguran que por las prohibiciones de Trump y por el poderoso bloqueo interno del régimen son los más afectados. Y con Biden las cosas pueden mejorar.
Iván García
Foto: Joe Biden en un acto electoral en la Florida. Tomado de Politico.