Aún el lodo cubre las destrozadas calles en el municipio guantanamero de San Antonio del Sur, a poco más de mil kilómetros al este de La Habana, y las lluvias amenazan con desbordar sus ríos, cuando el pasado viernes primero de noviembre un batallón de bisoños reclutas del servicio militar y una escuadra de tropas élites llegó a la zona para “ayudar en la recuperación”.
Diosbel, quien reside a tres millas del centro del poblado, recuerda que pedaleaba en su vieja bicicleta para comprar carbón y un poco de arroz cuando “pasaron varios camiones y jeep con militares a bordo”.
“Los reclutas se pusieron a recoger áarboles y limpiar las calles, pero me llamó la atención que los boinas rojas -tropas élites- fueron hacer guardia en los locales donde se guardan las donaciones que van llegando a San Antonio del Sur. También situaron postas a la entrada y salida del pueblo, y ahora, cada vez que alguien entra o sale te piden carnet de identidad y apuntan tus datos en un libro de incidencias. Me sorprendieron tantos controles. Le pregunté a un oficial y me dijo que estaban acuartelados. ‘El país está en pie de guerra, compañero, el próximo martes son las elecciones en Estados Unidos, y si gana Trump, se esperan provocaciones de la gusanera en Miami y la contrarrevolución interna’. La zona está totalmente militarizada”, cuenta Diosbel.
Un jornalero de San Antonio del Sur, señala por WhatsApp, que “ese cuento de supuestas provocaciones de la contrarrevolución se lo traga otro. Los boinas rojas están para intimidar al pueblo y que no hayan protestas en las calles ni gente filmando con los teléfonos móviles los derrumbes del ciclón y luego subirlo a Facebook. Las autoridades saben del descontento popular. Llevamos desde mayo con dos libras de arroz por la libreta y apagones entre diez y veintidós horas diarias. Durante el paso del ciclón, el gobierno y la defensa civil nos abandonaron. No vino nadie del ejército ni de salvamento y rescate. En los almacenes no había comida. No teníamos ni agua para tomar. Cogió a todo mundo por sorpresa. Ahora pretenden aparentar que no pasó nada y con la llegada de la nueva vaguada arman todo este paripé”.
Yaimari, residente en Imías, asegura que “los guantanameros necesitamos comida y mejor calidad de vida, no una tropa de militares fiscalizando cualquier movimiento. El pretexto es velar por nuestra seguridad con el anuncio de un nuevo temporal. Pero la realidad es que pretenden meterle miedo a la gente”.
Con un amplio despliegue informativo, la prensa estatal anunció que el Consejo de Defensa Provincial de Guantánamo, ordenó el pasado sábado la evacuación de los habitantes de cuatro municipios de esa provincia que días atrás sufrieron el azote del huracán Oscar, ante la proximidad de una borrasca que ocasionará intensas lluvias en la región.
De acuerdo con un reporte oficial de Canal Caribe, el municipio San Antonio del Sur evacuará al cien por ciento de la población de la ciudad y del litoral. Esperan evacuar a más de 66 mil guantanameros. “Hacía un mes que no entraba una guagua al pueblo. Ahora, de pronto, movilizan decenas de ómnibus y camiones, ponen plantas eléctricas en el policlínico, la panadería y en el acueducto para que puedan trabajar durante el apagón. El gobierno tiene la conciencia sucia, saben que durante la trayectoria de Oscar, la cagaron”, acota un residente en Imías.
Aunque no se pronostican lluvias en la región de Caimanera, colindante con la Base Naval estadounidense en Guantánamo, un poblador indica que “los ánimos están caldeados. Hay tremenda hambre. Tú ves a la gente, cada vez más flaca, que no tiene nada que comer. Hace tres semanas sancionaron a dos años de cárcel a Yeris Curbelo, un periodista independiente de la zona. Lo metieron preso por gusto. Y ahora con las elecciones del martes en Estados Unidos, el ejército y la policía está en la calle. Como si los yanquis nos fueran invadir. Y es al revés, somos millones los cubanos que queremos irnos echando pa’la Yuma”.
Aunque parezca raro, en medio de una inflación imparable, apagones de hasta veintidós horas diaria y comer dos veces al día es un lujo para la mayoría, muchos cubanos siguen con interés las elecciones en Estados Unidos.
En los últimos años, los cubanos se decantaba por el candidato demócrata. Opinaban que los demócratas eran más flexibles en temas migratorios, la concesión de visas y el número ilimitado de remesas a enviar. El mandatario Barack Obama fue bien valorado entre los cubanos de la Isla. Su popularidad alcanzó cotas de estrellas deportiva o de cine. Todavía hay personas, como Diego, músico, que recuerda con nostalgia el discurso de Obama hace ocho años en el Gran Teatro de La Habana.
“Aquello fue histórico. Obama le dijo mirándole a los ojos a Raúl Castro, que se encogía de vergüenza en su butaca, que no tuviera miedo de emprender cambios en Cuba. Le habló sin gritar y sin insultar a nadie. Yo lo tengo en un altar. Pero cuando en enero de 2016 derogó la ley pies secos-pies mojados, un montón de gente comenzó a criticarlo. Sucede que los cubanos juzgamos a los presidentes de Estados Unidos de acuerdo a nuestra conveniencia».
Según Diego, los que quieren emigrar apuestan por los demócratas. «Los que quieren que las cosas cambien, antes pensábamos que con políticas como las de Obama era una mejor opción. Ahora no pienso igual. Si algo provechoso tuvo la doctrina de Obama es que dejó en evidencia que el gobierno cubano no tiene planes de hacer reformas políticas. Para estas elecciones quiero que gane Trump, creo que será más severo con el régimen”, afirma el músico habanero.
La mayoría de los opositores y periodistas independientes en Cuba opinan igual. Incluso disidentes que siempre apoyaron a los demócratas consideran que la estrategia política de hacer concesiones a la dictadura sin nada a cambio no funcionó.
Diario Las Américas le preguntó a 23 opositores y periodistas libres a quién preferían como nuevo presidente. 19 dijeron que Trump. “Entiendo que la disidencia cubana elija a Trump. La estrategia de los demócratas no ha tenido una contrapartida por parte de la dictadura. Siguen habiendo más de mil presos políticos, la represión no cede y la mayoría de la oposición se ha visto forzados a emigrar. Pero Cuba no es el ombligo del mundo. Pienso que Trump hará añicos la estrategia norteamericana de alianza con Europa Occidental que ha durado más de setenta años. Debilitará la posición de la OTAN frente al rapaz imperialismo de Putin, refuerza a la ultraderecha en Europa y a presidentes autoritarios como Orban en Hungría y Erdogan en Turquía”, señala un opositor que no quiso ser identificado.
Entre los cubanos de a pie, Trump también ha ganado popularidad, aunque todavía la opción de Kamala Harris es la preferida. Se entiende. Un alto segmento de compatriotas tiene planes de emigrar. Lucía, ama de casa, espera viajar a Estados Unidos gracias al programa del parole, y piensa que “si Trump llega a la Casa Blanca, los cubanos tenemos que olvidarnos del parole”.
Otros, como Jesús, empleado bancario, quiere que gane Trump. “No tengo familiares en el extranjero ni nadie que me envíe dólares. Ya estoy cansado de este gobierno que nos trata como si fuéramos esclavos. Siempre reclamando sin hacer concesiones. Por lo general, el gobierno cubano se burla de los presidentes demócratas. Respeta y teme más a los republicanos”.
De acuerdo a un estudio de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), más del 66% de los cubanos residentes en Estados Unidos, votarían por Trump. Argumentan que con él mejorará la economía y tendrá mano dura con la dictadura. Pero existen contradicciones, porque una mayoría de compatriotas desea que se mantenga el parole y la ley de ajuste, una norma que permite a los cubanos obtener la ciudadanía al año y un día.
Ariel de Castro Tapia, que fuera periodista independiente de Cuba Press entre 1996 y 2000 y actualmente reside en Tampa, se cuestiona qué “hizo Trump en su anterior mandato por la oposición interna cubana. Quiere cerrar el programa del parole y su vicepresidente JD Vance está en contra de lo que llama migración en cadena, o sea la reunificación familiar, complicar los visados y aplicar más presión económica. ¿Eso contribuirá a un cambio democrático?”, se pregunta y añade:
“Trump ni siquiera ha mencionado a Cuba en esta campaña electoral. Así que no sé por qué creen que va acabar con el castrismo. El plan de ellos, según Elon Musk, tras revisar el gasto fiscal, es que el gobierno podría ahorrarse como dos trillones de dólares. Para llegar a esa cifra tendría la administración Trump que recortar profundamente la Seguridad Social y el Medicare. Eso afectará a un sector importante de abuelitos cubanos de Miami que sobreviven con esas asistencias”.
“Esta gente -los de Trump- son unos chapuceros y al final hundirán la economía de Estados Unidos. Los demócratas deberían hablar de la gran economía de la administración Biden. Los trumpistas y sus habilitadores han inundando los medios con información falsa y distorsionada. Por eso han logrado lavarle el cerebro a tantos ciudadanos. El movimiento MaGa es lo más peligroso que ha habido en el mundo occidental desde la derrota de los poderes fascistas en la Europa del siglo XX”, concluye Ariel.
En la Isla, los que esperan para emigrar, rezan porque gane Kamala. Otros, que sufren apagones de veinte horas y comen poco y mal creen que Trump podría presionar a la longeva dictadura caribeña. Un chofer de ómnibus apuesta por el magnate de Nueva York. “Es el único que puede parar a estos sinvergüenzas. Los cubanos no tenemos mucho que perder. Peor que ahora no vamos a estar”.
Iván García
Fotomontaje tomado de Infoba