Los representantes de Dios ante los hombres tienen caprichos muy extraños y terrenales. El viernes 12 de febrero, el Papa Francisco y Kiril, el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, se reunieron en Cuba, un país con la mancha de todos los pecados de una dictadura militar, para resolver un conflicto religioso que arrastran a lo largo de más de 900 años.
Firmaron un acuerdo de concordia bajo la figura conciliadora de Raúl Castro en el aeropuerto internacional José Martí. El líder católico, en medio de una escala ‘ecuménica’ a unas horas de iniciar una visita oficial a México, y el jefe ortodoxo, antes de comenzar una travesía por Paraguay, Chile y Brasil.
Para algunos observadores, la cita podía haberse celebrado en la capital de México, pero la decisión del Papa Francisco y del patriarca Kiril de reunirse en la isla del Caribe responde, aunque juren lo contrario frente todos los altares, a gratitudes y favores públicos o encubiertos, a juegos políticos y al empeño de enjuagar el delantal del régimen cubano.
Los especialistas han recordado que Kiril tiene una vieja y fluida relación con el castrismo y que fue el encargado de consagrar una catedral ortodoxa en La Habana, en el año 2009. Se ha entrevistado muchas veces con el actual presidente cubano y también recibió a su hermano Fidel. En mayo de 2015, durante una visita de Raúl Castro a Moscú se reunió con el mandamás ortodoxo y a los dos días estaba en otra reunión en la oficina del Papa en Roma.
Así es que el dictador cubano aparece, para muchos, como mediador para la cita de ayer en La Habana, como pago al trabajo del Papa argentino para que se iniciaran las conversaciones entre Cuba y Estados Unidos en noviembre de 2014.
Este escenario le permite a Raúl Castro mostrarse como un modelo de dirigente moderador y agente de las relaciones internacionales. Ya se ha hecho fotografiar en los procesos de paz desarrollados en La Habana abrazado con los representantes del gobierno de Colombia y con los jefes de la narcoguerrilla que se entrenaron en Cuba.
Ahora el patriarca Kiril y el Papa argentino le ponen un halo de santurrón y diplomático en la gorra militar para intentar disimular la represión en un país donde a cualquier cubano que pida un diálogo político con el Gobierno, Raúl Castro ordena que le den una golpiza o lo manda directamente al calabozo.
Raúl Rivero
El Mundo, 13 de febrero de 2016.
Foto: Papa Francisco, Patriarca Kiril y Raúl Castro. Tomada de La Opinión.
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