Desde La Habana

Cuba: la rutina del dolor del otro

Cuba: la rutina del dolor del otro

Cuba: la rutina del dolor del otro

Cuando la represión se incorpora al devenir diario y se convierte en un hecho natural, una costumbre que se acepta como se aceptan los amaneceres o el calor del mediodía cubano, pierde perfil noticioso se desvanece en los medios y pasa a ser otro informe de oficio para las instituciones de derechos humanos. La violencia policial se queda en unas pocas líneas de letra muerta.

Eso sí, quienes no pueden conformarse con la normalidad de esos episodios que programa y realiza la dictadura con precisión de cirujano son los ciudadanos que reciben las golpizas, los allanamientos, los insultos, los mítines de repudio y otros agravios que incluyen a sus familias. No los deben ver con indiferencia los cubanos, ni los defensores de los derechos humanos en las grandes democracias del mundo.

Los ataques del gobierno contra las Damas de Blanco, que se han realizado durante 75 domingos seguidos, con algunas otras jornadas de palizas extras, son el ejemplo más evidente de esa tendencia a asumir con normalidad los atropellos a las mujeres que reclaman de manera pacífica la libertad de los presos políticos y cambios reales en la sociedad.

La semana pasada fueron arrestadas 45 cubanas en La Habana, Matanzas, Santiago de Cuba y Guantánamo. Y una policía le dio golpes en la cara y en la cabeza a Berta Soler que estaba esposada dentro de un carro patrullero.
Esa rutina de terror que forma parte del escenario nacional está en la esencia del castrismo y es uno de sus puntales para mantener el control de las calles, atajar cualquier manifestaciones popular y distribuir con abundancia el miedo entre la población.

La tenaz ofensiva policial para impedir que las mujeres se manifiesten en las iglesias y en lugares públicos tiene que ver con el empeño de la nomenclatura de ofrecer una imagen de Cuba como paraíso turístico. Y como un sitio seguro y confiable para los inversores extranjeros a los que el partido comunista les ha asignado la tarea revolucionaria de restaurar los escombros del socialismo.

No sabemos con exactitud cuántas mujeres serán arrestadas en La Habana, cuantas estarán retenidas en sus viviendas de Santiago, Guantánamo y Matanzas, en la sede de la organización o golpeadas por la policía, pero todo el mundo está convencido de que este domingo los agentes represivos y una brigada de guatacas paramilitares cargarán otra vez contra las Damas de Blanco.

Ellas, que van a salir otra vez, también tienen la certeza de que la policía y las brigadas de Respuesta Rápida las esperan afuera.

Raúl Rivero
El Nuevo Herald, 12 de noviembre de 2016.

Foto: Uno de los muchos domingos que fuerzas represivas del Ministerio del Interior reprimen a Damas de Blanco frente a su sede, en la barriada habanera de Lawton. Tomada del blog Voz del Destierro, de Juan Carlos Herrera Acosta.

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