Desde La Habana

Cuba, jurel y reloj suizo

Cuba, jurel y reloj suizo

Los funcionarios de la dictadura cubana no tienen recursos, ni los saben manejar cuando algún cómplice se los facilita. Su imaginación y su creatividad alcanzan apenas para imponer el ridículo y la miseria humana a la hora en que le deben dar solución a los graves asuntos que encara el país día tras día.

Por estas fechas, por ejemplo, en medio de una escasez generalizada, con el hambre tocando en las puertas de todas las casas de la ciudadanía marginada, los cuadros del partido y del gobierno salen del problema con la entrega de un pescado liberado y controlado, al precio de 20 pesos la libra.

La decisión tiene un mensaje de burla, de juego macabro y de indolencia porque, desde luego, un jurel no resuelve, ni siquiera alivia la desnudez de los manteles criollos, pero pone a la gente a sacar nuevas cuentas y a buscar, no se sabe de dónde, más dinero para poder llevar otra cosa a su mesa. Los jubilados en la isla reciben unos 250 pesos al mes.

El sistema para la venta del pescado forma parte también del juego de distracción que promueve el gobierno para que la población se desvíe de la realidad. Así es que, lo que se establece es que las familias de hasta tres integrantes pueden obtener un solo pescado y los núcleos de más personas tienen derecho a un trío de jureles.

“La ineficiencia de Raúl Castro y Díaz Canel la pagan los cubanos pasando hambre, Cuba posee 5 mil kilómetros de costas, pero a una familia cubana de tres personas solo se le permite comprar un único pescado a un precio que muchos no pueden pagar”, ha dicho esta semana la opositora Rosa Maria Payá.

Con la trampa de jurel y el precio del pescado, los jerarcas tratan de que se disipen unas carencias que constituyen la verdadera crisis de la insuficiencia como el pan, convertido en un manjar de lujo, los huevos, desparecidos de los gallineros porque las gallinas no tienen alimentos y el pollo por la misma razón.

“Existe un feroz desabastecimiento de los productos más demandados por la población, ya sea en las tiendas por divisas o en moneda nacional. En las redes sociales circulan videos y fotos de largas filas y de broncas en comercios donde se expenden alimentos no racionados por la libreta de abastecimiento, vigente desde 1962”, afirma desde La Habana el periodista Iván García.

A ese panorama desolador, hay que ponerle en primer plano y por encima del hambre y las necesidades básicas, el brutal y creciente acoso de la policía política a los opositores y al periodismo independiente. “En Cuba, agrega Iván, García, casi nada funciona. Pero la represión trabaja con la precisión de un reloj suizo.”

Escasez de todo, ahora jurel y las palizas de siempre, son la fórmula renovada de control de la dictadura.

Raúl Rivero

Blog de la FNCA.

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