Fernando Pimentel, el ministro brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio es uno de los cuadros más imaginativos de la izquierda de aquella nación o un tipo honesto con el valor de decir que las inversiones que hace su país en Cuba no tienen nada que ver con la publicitada solidaridad hacia un pueblo que vive en la miseria.
Para él, la isla está en fase de transición hacia una economía de mercado y cuando eso suceda Brasil se beneficiará por el apoyo que le ofrece ahora al Gobierno. Lo explicó esta semana en la Cámara.
El compañero de viaje y hombre de confianza de Dilma Rousseff cree que la dictadura hará el cambio en el momento en que el gobierno de Estados Unidos levante el embargo comercial. Cuando eso ocurra, dijo, cada crédito que ofrecemos significará exportación de servicios brasileños. Mucha imaginación y previsión. Llegar antes a las ruinas.
Como se dice en Cuba, de esos Marcos Pérez hay muchos en Buena Vista. Para los personajes que piensan así, los cubanos no existen. Son una cifra que tendrá valor nada más que en ese porvenir. Su sensibilidad de demócratas y defensores de los pobres está congelada en la retórica de los discursos de sus partidos políticos, donde la palabra trabajadores sirve para florear las siglas.
Los 11 millones de hombres y mujeres que viven en la isla son sombras sin ilusiones ni temperaturas. La izquierda latinoamericana sólo mira y atiende al gobierno. Ellos piensan a largo plazo y en el fruto de sus inversiones con los amigos en el poder.
Ni un minuto para el día de hoy y, por ejemplo, para la dama de blanco Sonia Garro, en prisión desde marzo de 2012 y a quien la fiscalía le pide 10 años de cárcel. Y 14 para su esposo, el opositor Ramón Muñoz.
No hay un gesto para el drama cotidiano de la represión y las golpizas. Indiferencia y cambio de luces ante la escasez y las necesidades de la población porque nada de eso sale en los medios triunfalistas del régimen. Que tampoco publican los complicados sueños del ministro Pimentel, que aspira a recuperar las inversiones de su país y ganar dinero cuando se implante en Cuba la economía de mercado.
«Eso es cuestión de tiempo», aseguró. La fecha, según el ministro, la marca el imperialismo.
Raúl Rivero
El Mundo, 20 de septiembre de 2013
Foto: Cartel pidiendo la libertad de Sonia Garro Alfonso y su esposo Ramón Alejandro Muñoz González. Se acaba de saber que la Seguridad del Estado está apurada en enjuiciarlos antes de que entre en vigor el nuevo Código Penal. A Sonia le piden 10 años de privación de libertad por ‘desorden público’, ‘atentado’ y ‘tentativa de asesinato’, y a Ramón 14 años por ‘desorden público’ y ‘tentativa de asesinato’. Las monstruosas peticiones fiscales se argumentan en estas Conclusiones Provisionales.
Un panfleto jurídico de 13 páginas, redactado con el visto bueno de la Seguridad del Estado, para tratar de convertir el juicio en un ‘aleccionador caso político’. Especialmente dirigido a los opositores negros y en general a los cubanos de esa raza, a quienes la revolución menosprecia y odia cuando no demuestran apoyo incondicional a los Castro y su régimen. Ahora más que nunca, Sonia y Ramón necesitan apoyo y solidaridad de la opinión pública (Tania Quintero).