Las resoluciones 320 y 321 de la Aduana General de la República, publicadas en la Gaceta Oficial, tienen como propósito establecer el límite de las importaciones que podrán realizar a partir de ahora las personas naturales que vivan o visiten el país, e imponer las cuotas para el pago del arancel y los servicios de aduana por los productos que entren en equipajes, paquetes o cualquier otra vía.
Ambas resoluciones fueron emitidas el 5 de diciembre y entrarán en vigor el viernes 30 de diciembre de 2011.
La lista contiene prolijamente 268 artículos en 16 categorías y los visitantes tendrán que pagar el impuesto aduanal en pesos convertibles (CUC). Para los nacionales y extranjeros residentes en el país el pago será en pesos cubanos (CUP), y se cobrará además por la paquetería recibida.
La imposición de las nuevas medidas estuvo precedida por una serie de artículos en el periódico oficial Granma, a partir de la publicación del tabloide «Normas aduaneras que todo viajero debe conocer», distribuido recientemente a la población. Los ‘artículos aclaratorios’ especificaron que no se trataba de nuevas normativas, sino de las ya vigentes, pero evidentemente estaban abonando el terreno para las restricciones en camino.
Esta nueva regulación tiene múltiples lecturas. Analizando el contenido del listado de productos mencionados pudiera interpretarse como una forma de evitar la venta al por mayor en el mercado negro.
También sería una barrera de entrada o muro de contención para evitar que exista una competencia de productos de alta calidad contra las tiendas que opera el Estado cubano en el mercado interno en divisas, obligando así a los cubanos residentes en la isla a comprar en las tiendas de las redes minoristas controladas por el gobierno.
Al mismo tiempo, las nuevas medidas tratan de evitar que las ‘mulas’ sean el mecanismo de distribución de las materias primas para muchos de los rubros contemplados en el listado de modalidades del cuentapropismo por el gobierno cubano hace 14 meses.
Por otra parte, los aranceles establecidos permitirán al gobierno recoger mucho dinero circulante, pues obtendrían grandes sumas por concepto de pagos aduanales por las mercancías que entran al país por vía de los familiares de cubanos que viven en el exterior. Además, obligarían a las personas residentes en el exterior a utilizar las agencias de envíos de paquetes en vez de las ‘mulas’, pues con muchas de ellas tienen firmados contratos para establecer los precios por libra y distribuirlos en el país.
En un reciente estudio realizado por The Havana Consulting Group LLC, que tomó como muestra los meses entre abril y octubre del 2011, se monitorearon todas las agencias que ofrecen servicios de remesas y paquetes hacia Cuba y que cuentan con licencia de la Ofiocina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro.
El objetivo era conocer los costos de envío, la rapidez de la entrega del dinero y de las mercancías en la isla, entre otras variables de interés.
El monitoreo se realizó en diferentes ciudades del estado de la Florida, principalmente en las ciudades de Hialeah y Miami. También se monitorearon agencias ubicadas en estados como Nueva Jersey, California, Minnesota, Illinois, Nevada y en algunas localidades de Puerto Rico.
El estudio reveló que de las 120 agencias autorizadas por la OFAC, 67 estaban ofreciendo el servicio de envío de paquetes. Además, se pudo constatar que el costo de los envíos de paquetes de ropa, medicinas y comida había bajado de manera notable en comparación con la etapa anterior, cuando no habían entrado en vigor las disposiciones del presidente Barack Obama para flexibilizar los viajes y remesas a la isla .
Antes de las disposiciones de Obama, en marzo del 2009, el envío de una libra de ropa llegó a alcanzar la astronómica cifra de 15 dólares, y las medicinas y comida, 12 dólares por libra. El estudio reveló que en la actualidad el precio promedio ha bajado a valores entre los 4 y 5 dólares para esas mismas mercancías, lo que significa una disminución de un 66 por ciento.
Al mismo tiempo, el aumento vertiginoso de los vuelos semanales hizo que el volumen de envíos de paquetes aumentara notablemente. La frecuencia de los vuelos a Cuba era de 10 semanales como promedio en el 2006, mientras que a la altura del 2011 son unos 70 semanales para un aumento de 600 por ciento.
Al aumentar los vuelos semanales y los envíos a Cuba, indiscutiblemente la variedad y la cantidad de la mercancía que viaja con los cubanos es de un valor incalculable. Hoy se estima en más de 2 mil millones de dólares. No por gusto el gobierno ha creado estas nuevas regulaciones, que le permitirán controlar un negocio muy rentable.
La nueva situación del mercado ha desatado una guerra de precios entre las agencias para ver quién ofrece los servicios más baratos.
La apertura al sector privado en Cuba se beneficia con el aumento de los viajes de cubanos que viven en el exterior y la disminución de los costos de los envíos de paquetes, ya que muchos de ellos reciben mercancías e insumos que necesitan para ofrecer los servicios en sus respectivos negocios, a falta de no poder tener la posibilidad de comprarlos en el mercado local mayorista.
Las grandes necesidades del mercado emergente cubano han hecho que los familiares residentes en el exterior constituyan la principal ayuda inversionista, logística y financiera del sector privado en la isla.
La realidad del cuentapropismo cubano ha desencadenado un mercado de oferta y demanda que requiere de un suministro mayorista de insumos y materias primas, el cual permita a trabajadores privados poder comprar todo lo que necesitan para ejercer un servicio de calidad.
Sin embargo, el Estado no acaba de dar una respuesta efectiva. Hasta ahora el gobierno ha sido incapaz de crear ese mercado y sólo ha autorizado la venta al mayoreo de algunos productos elementales para los negocios de venta de comida.
Esa carencia ha generado un mercado negro que se abastece desde el exterior a través de los envíos en especie que distribuyen las mulas y las agencias de envío de paquetes radicadas fundamentalmente en la Florida.
El Estado debería permitir la autorización de empresas privadas para la importación de los insumos necesarios y establecer entonces los mecanismos de regulación que garanticen una actividad comercial ordenada y eficiente. En otras palabras, el gobierno cubano debería dejar de tener el monopolio del comercio mayorista, y permitir de una vez que sus ciudadanos incursionen en la actividad comercial y compitan de tú a tú con las empresas estatales y las firmas extranjeras radicadas en la isla.
Esa sería la mejor manera de acabar con el mercado negro y la ola de corrupción que azota la economía del país. Algo que no se va a lograr con restricciones aduanales.
Emilio Morales*
*Economista cubano. Ex jefe de planeación estratégica de mercadotecnia en la corporación CIMEX y autor de los libros Cuba: ¿tránsito silencioso al capitalismo? y Marketing without Advertising, Brand Preference and Consumer Choice in Cuba. Es presidente de Havana Consulting Group, en Miami.
Café Fuerte
En este sitio pueden ver el último video publicado por la Aduana de Cuba sobre las nuevas regulaciones aduaneras para septiembre del 2012
Consulado de Cuba