Cuando después de más de 30 años lo excarcelaron, a Chanes le dieron para vivir un modesto apartamento, en un pasaje situado en la calle San Lázaro entre Carmen y Patrocinio, en La Víbora, muy cerca de una unidad de policía y al doblar de nuestra casa.
Pronto en el vecindario se supo que en el pasaje de San Lázaro estaba viviendo Chanes de Armas. A cada rato pasaba por ahí, para ver si lo veía y podía saludar. Durante el tiempo que fue vecino nuestro, sólo le vi dos veces, de lejos. Tenía ya todo el pelo canoso, pero aún caminaba con agilidad.
Mario Chanes de Armas había luchado contra la dictadura de Batista en los años 50. El 26 de julio de 1953 fue uno de los atacantes al Moncada, un cuartel militar de Santiago de Cuba, junto a un puñado de revolucionarios encabezados por Fidel Castro. Al igual que el resto de los enjuiciados por esa acción, fue enviado a cumplir su prisión en Isla de Pinos.
En mayo de 1955, Batista concedió una aministía general, y todos los prisioneros políticos fueron indultados, entre ellos los hermanos Castro y Chanes de Armas, quien marcha al exilio en Miami. A petición de Fidel, se traslada a México y participa en los preparativos de invasión a la isla por las costas orientales, en el yate Granma, el 2 de diciembre de 1956.
Numerosos expedicionarios resultaron muertos en enfrentamientos con el ejército. De los supervivientes, doce lograron internarse en las montañas de la Sierra Maestra. Chanes pudo escapar a La Habana, donde se incorpora a la lucha clandestina contra Batista en grupos de acción y sabotaje.
El 1 de enero de 1959, Chanes se encontraba detenido por la policía batistiana. Luego de ser liberado, al lado de las principales figuras revolucionarias, comienza a trabajar para que la sociedad cubana volviera a ser democrática y disfrutara de libertades. Meses más tarde, se da cuenta que dentro del poder hay fuerzas políticas que no desean restablecer la democracia, si no un comunismo al estilo soviético.
Al no compartir esas ideas, decide apartarse y retirarse a su casa. Entre los suyos, comienza a alertar de los peligros que se ciernen y de las consecuencias negativas que para el país tendría la implantación de una «dictadura del proletariado».
En 1960 es mandado a arrestar por Fidel Castro, acusado de «conspirar de palabra» y de participar en un supuesto complot para asesinar al «máximo líder», cargo que siempre negó.
Sin haber mostrado un arma, documentos ni pruebas de ese intento de asesinato, y sin haber pertenecido a ningún grupo opositor, Chanes fue condenado a 30 años de privación de libertad.
Después de haber cumplido 30 años y varios meses, y de haber recorrido casi todas las prisiones de la isla, Mario Chanes de Armas fue excarcelado el 16 de julio de 1991. En la cárcel supo del nacimiento y muerte, a los 22 de años, de Mario, su único hijo, y del fallecimiento de sus padres y un hermano.
¿Su delito? No haber estado de acuerdo con el régimen totalitario que ya en 1959 él se percató que Fidel Castro quería implantar en Cuba.
Tania Quintero