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Campesinos cubanos , doblemente acosados

Campesinos cubanos , doblemente acosados

Cuando cae la noche en el rancho de Rufino, 59 años, dueño de una pequeña finca en la provincia de Artemisa, 60 kilómetros al oeste de La Habana, el granjero y su hijo guardan las tres vacas que poseen en el patio de la casa para impedir que se las roben.

“Entre 2021 y 2022 me robaron un buey, varios cerdos criollos y descuartizaron a tres reses. También una turbina, dos neumáticos de tractor, cinco sacos de fertilizante y dos bidones de combustible. Y cuando llega la temporada, a cada rato me roban una parte de la cosecha de ajo, cebolla y aguacate. Es un acoso implacable. Te roban cualquier cosa. Todas las noches tengo que hacer guardia con mi hijo. Na’más me mareo y te desvalijan la finca. Estoy cansado de hacer las denuncias a la policía. Pero nunca cogen a nadie”, dice y añade:

“Los primeros sospechosos siempre somos los propietarios, pues la policía considera que son auto-robos para no entregar lo pactado a Acopio o cuadres que hacemos con los matarifes de vaca para vender la carne en el mercado negro y compartir las ganancias”.

Gerardo, dueño de una parcela en el municipio de San Juan y Martínez, provincia Pinar del Río, 180 kilómetros al oeste de La Habana, coincide que el robo de “animales, cosechas, fertilizante y combustible ya es cotidiano. El Estado no tiene como frenarlo. Es un ejército de bandoleros que saquean los sembrados y se llevan por delante cualquier animal de cuatro patas que se coma. Es una plaga”.

Y cuenta que los campesinos han creado un cuerpo de vigilancia para frenar el saqueo. «Pero no tenemos armas, algunos fusiles de perdigones, y los rateros cada vez están mejor apertrechados y son más violentos. La vida de un guajiro no vale una vaca. Por eso pocos quieren criar ganado. Es una jodedera. Si se te muere un novillo o te lo roban tienes encima de ti a los inspectores de Agricultura. No te dan comida, fertilizante o insumos suficientes, pero para controlar lo que produces si son eficaces. Para matar una res tienes que tener permiso del gobierno o haber cumplido un montón de planes. El Estado, al no subsidiarlo, no incentiva la crianza de cerdos ni la ganadería. Al contrario. Se trabaja sin recursos. Si las autoridades cerraran Acopio, que la única función que cumple es esquilmar a los productores de alimentos, y dejaran trabajar a los campesinos, en la mesa de los cubanos no faltaría la comida”.

Tres dueños de fincas consultados para conocer las causas del notable descenso en la producción agrícola, cañera, lechera, pesquera y de carne bovina y porcina, concuerdan que las innumerables trabas burocráticas del Ministerio de Agricultura (impagos a productores, exceso de controles, obligación de entregar entre el 70 y 75% de las cosechas a Acopio, entidad estatal encargada de la comercialización), así como el déficit de combustible, pienso animal y fertilizante, entre otras causas, inciden en los bajos rendimientos de la agricultura cubana.

Desde la provincia Cienfuegos, 300 kilómetros al este de La Habana, Luis, campesino, apunta “que hay mucha gente arreguindada al gajo de los productores. Nadie quiere trabajar la tierra y los pocos que hay, te piden 350 o 400 por jornada de trabajo. Es insostenible. Pero si no les pagas esas cantidades, no encuentras ayuda a la hora de la recogida. En el Ministerio de Agricultura el 90 por ciento de los burócratas sobran”.

“El gobierno alardea de que Cuba es un país de hombres de ciencia, pero esas inventivas no llegan al campo. Los biopreparados y otros métodos orgánicos de producción nacional no te permiten alcanzan los rendimientos por hectáreas necesarios para alimentar a once millones de cubanos. Si el Estado no invierte en comprar pienso, tractores, fertilizantes, regadíos modernos y aplicar formas intensivas de cultivo, el rendimiento de las cosechas seguirá cayendo. Con guatacas y bueyes para arar la tierra no se puede producir mucho”, afirma Luis.

Onelio, pescador jubilado, opina que con la comida del pueblo no se juega. «Los militares prefieren gastarse los dólares en construir hoteles y no en invertir en la agricultura, ganadería y pesca. Hace treinta años, Cuba tenía una flota de pesca importante. Vendieron todos esos barcos como chatarra. Ahora solo se puede pescar en aguas jurisdiccionales y con muchísimas trabas de las autoridades. Si se permitieran cooperativas y empresas privadas de pescadores, te aseguro que la gente podría comer mariscos y pescados de calidad. El principal culpable de que los cubanos no puedan comer pescado es el Estado”.

El periodista Roberto Álvarez Quiñones, publicó en Diario de Cuba un artículo donde aseveraba que en 1958, según la FAO, Cuba era la nación latinoamericana con mayor consumo de pescado per cápita. El consumo se derrumbó de 35,2 libras de pescado per cápita en 1989 a 8,3 libras en 2021.

Miles de cubanos, como los jimaguas Yadier y Yadir, de 15 años, que “nunca han visto una langosta. Una vez probaron los camarones. y pescado fresco, unas sardinas y un pargo que compré por la izquierda. Para de contar”, afirma su madre.

Según la prensa oficial, ni la amenaza de ir presos diez años por hurto y sacrificio ilegal de ganado frenó ese delito en la provincia de Villa Clara, a 280 kilómetros al este de La Habana, que cerró en 2022 con cifras inéditas: 12.237 cabezas de ganado robadas o descuartizadas, números que no incluyen las más de 22 mil vacas que murieron el años pasado en la misma provincia por falta de agua, comida y atención veterinaria. Estos hechos repuntaron un 200% en comparación con 2021.

Richel, quien cumplió una sanción de siete años por hurto y sacrificio de ganado, explica que “el bisne de la carne de res es un negocio a varias bandas. A veces los robos se cuadran con los campesinos de vaquerías estatales. Otras se pactan con la policía que te deja robar el ganado cuando le pagas dinero. Mientras haya demanda de comer carne de res en determinados sectores de la sociedad, va a continuar la matanza de vacas, caballos y carneros, porque es un negocio muy lucrativo”.

Julio, ex jefe de almacén de un restaurante estatal y actualmente reside en Estados Unidos, por WhatsApp comenta que “tenía un cuadre con algunas patrullas de policía y me traían la carne que decomisaban a la gente que trabajaba en los mataderos”.

Rufino, el dueño de una pequeña finca en Artemisa, confiesa que “para muchos campesinos tener ganado vacuno le trae más perjuicios que beneficios. El Estado te valora una vaca a precio de saldo. Cuando te roban una, te conviertes en el principal sospechoso. Y todas las noches debes velar para que no te las roben. No vale la pena tanto esfuerzo”.

Miguel Díaz Canel, presidente designado por Raúl Castro, en una intervención en el monocorde parlamento nacional, intentando ser jocoso, dijo que el gobierno ha implementado una ley de soberanía alimentaria y no hay comida, una ley de pesca y el pueblo no come pescado y una ley ganadera y la gente no consume carne. Al menos por una vez, la mayoría de los cubanos consideró que tenía razón.

Iván García

Dibujo: Tomado del Observatorio Cubano de Conflictos.

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

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