Desde La Habana, Mario José Delgado González, de la LGBT Reinaldo Arenas, nombre de una organización de lesbianas, gays y transexuales cubanos, reportó para Cubanet la siguiente información:
Belkis Belin, lesbiana activista de derechos humanos, declaró haber colaborado con la Seguridad del Estado debido a los chantajes y amenazas. Belkis, positiva del virus VIH-sida, permaneció arrestada durante 13 días en Villa Marista, el pasado año, a causa de su participación en la organización y promoción del concurso Mr. Gay Habana, auspiciado por la organización independiente Fundación cubana LGBT Reinaldo Arenas en memoria.
Belkis dice que al principio rechazó todos los ofrecimientos de mejoría de status de vida y condiciones sociales para que accediera a colaborar con la policía secreta. Finalmente fue el miedo lo que la doblegó.
“Cada vez que me ofrecían algo yo lo rechazaba. Hasta que un día me dijeron que si no colaboraba con ellos, mi hija sería quien pagaría los platos rotos en la escuela. Entonces ya no pude hacer más nada y empecé en esta otra historia, consumida por el miedo y el odio a mí misma”, confesó.
En la actualidad, Belkis Belin permanece en su casa bajo una crisis nerviosa, temerosa de las represalias de la Seguridad del Estado.
Hasta aquí lo reportado por Mario José.
Me ha parecido muy bien que Belkis Belin haya autorizado la divulgación de lo ocurrido, porque no todas las personas que no resisten ese tipo de intimidaciones y chantajes tienen el valor y la honestidad de contarlo.
Ella no es la primera, ni tampoco será la última, que no soporta varios días de duros encierros e interrogatorios en Villa Marista.
Al menos conozco dos casos, uno de un ingeniero que trabajaba con el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna, en 1997, y un opositor que hasta el 18 de marzo de 2003, cuando un operativo del Departamento de Seguridad del Estado asaltó su casa, gozaba de reconocimiento dentro y fuera de la isla.
Luego de un tiempo tras las rejas, fue excarcelado y hoy vive sin traumas como refugiado político en Europa. En Cuba le hubiera sido difícil seguir viviendo, donde el cartelito de «rajado» (flojo) no le hubiera permitido reintegrarse a la disidencia ni a la sociedad.
A mí el caso de Belkis me ha dado pena. Porque ser lesbiana y madre no es fácil, en Cuba y todavía en muchos países. Porque es portadora del virus del VIH. Y, por si no fuera suficiente, ahora vive con ese conflicto consigo mismo, nerviosa y con miedo, por no haber podido soportar las presiones y aceptado colaborar con la Seguridad del Estado.
El año pasado, Laritza Diversent escribió acerca de las visitas y entrevistas que ella ha tenido que soportar del agente de la Seguridad del Estado que «la atiende». O sea, el que la vigila y lleva su expediente. Como los trabajos publicados en 2009 en el blog fueron borrados, este año reproduciremos ése y otros posts.
Si alguien lee esta nota y conoce a Belkis, me gustaría que le dijeran que piense en su hija, su familia y su salud. Que saque fuerzas, levante la cabeza, y no se deje intimidar ni chantajear por nadie más. Y que busque respaldo en algún psicólogo serio y honesto, para que pronto salga de ese bache.
Tania Quintero
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