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Basurero social

Yamil, 22 años, se gana la vida hurgando en contenedores de basura. Para él, una buena jornada es poder llenar hasta el tope tres sacos de latas vacías y aplastadas de cervezas y refrescos. Lo consigue tras caminar 30 kilómetros diarios.

Los sacos los va acumulando en un rincón de su choza de tablas y cartón. Cuanto tiene 15 o 20 fardos, los monta en una rústica carretilla y en un local recolector de materias primas, los canjea por paquetes de galletas, caramelos, bombones y pomos plásticos de refrescos.

El negocio termina cuando logra vender todas las chucherías. Las ganancias rondan los 1,000 pesos (45 dólares). La mitad de ese dinero no llega a su precario hogar. Antes, pasa por un agro y compra carne de cerdo, vegetales, frijoles y arroz. En el mercado negro adquiere aceite y jabones de lavar, que a los suyos lo mismo sirve para bañarse, lavarse la cabeza o higienizar la ropa.

Ahora les presento a su familia. La madre duerme diez horas al día en una colcha mugrienta rodeada de cucarachas y mosquitos. El resto del tiempo se lo pasa ebria. Tomando un ron peleón que mete miedo al susto. Cuando ya está borracha, cae sin sentido en su camastro.

Por ello, los asuntos de la casa los atiende Yamil. Tiene cuatro hermanos: tres hembras de 7, 9 y 12 años, y el mayor de 25, ratero de profesión, cumple 15 años de cárcel por robo con fuerza en una vivienda ocupada. “Gracias a Dios que está preso. Cuando mi hermano Oscar estaba en casa, las peleas eran constantes. Le pegaba a mis hermanas y se comía toda la comida”.
Yamil sueña con hacer dinero y poder levantar una vivienda de ladrillos. “Para eso debo reunir 6 mil o 7 mil pesos (250 o 300 dólares) y además de recoger materias primas, dedicarme a comprarlas al por mayor. Así, al canjearlas por confituras ganaría unos 200 dólares. Si voy guardando la mitad, en dos años tendría 2,400 dólares. Con esa plata puedo empezar a fundir los cimientos de la nueva casa”.

Su hermana de 12 años desea tirarle una mano. Dejar la escuela y comenzar a putear en la Autopista Nacional. Pero Yamil prefiere esperar a que la chica crezca. “Cuando tenga 15 años podría empezar a jinetear. No es fea y tiene bonita figura. Por eso trato que ellas y mis otras dos hermanas se alimenten bien y puedan desarrollarse sus cuerpos. Ellas son fundamentales para construir esa casa y vivir mejor en el futuro”.

A duras penas, Yamil terminó el sexto grado. La vida lo ha llevado recio. Ahora su pelea es contra el gobierno, que pretende que los recogedores de materias primas paguen impuestos. “Es un abuso. Si pago impuestos, apenas me quedaría dinero para mantener a mi familia”.

En su cabaña de cartón y madera húmeda y podrida, rodeada de un espeso matorral, con una sola bombilla de luz eléctrica, sin radio, nevera, ni televisor, la madre se despierta y mira a su alrededor. Sin decir una palabra, se da un trago amplio de ron casero. “Como ves, con ella no se puede contar para cambiar nuestra suerte”.

Iván García

Foto: Litografía realizada en papel, en 1999, por Bezier, artista plástico cubano.

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

Un comentario

  1. bueno tu post pero eso ya es muy comun en cuba ,,no en chozas si no en grandes casas y se te olvido decir que se pasan el dia sonando o eperando las migaja del estranjero pero hacer algo por ellos mismo no lo hacen ,,,oye suelte con tu blog y espero que no me borres aqui como lo hacen en el de yoani en el de miran el de claudia y el pequeno hermano y el del recien llegado ,,na que es mucho pedir ja ja ja

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