Desde La Habana

Así te voy a recordar, Orlando!

Con esa expresión risueña, tu mirada furtiva y la firme decisión de ayunar el tiempo que fuera necesario por la libertad de Oscar Elías Biscet y los presos políticos cubanos.

Tu, como los otros ayunantes, pertenecían a la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, organización lidereada por Martha Beatriz Roque Cabello, René Gómez Manzano, Félix Bonne Carcassés y Arnaldo Ramos Lauzurique.

Esa foto tuya ampliada, recortada y ahora difundidapor medios internacionales de prensa,forma parte de esta otra que a continuación pueden ver.

En ella apareces entre Gómez Manzano y Bonne Carcassés. Delante, Martha Beatriz. A la derecha, Nelson Aguiar Ramírez, esposo de Dolia Leal Francisco, otra mujer de armas tomar, Dama de Blanco como Reina Luisa Tamayo Danger, tu madre, a quien desde Lucerna envío mi más sentido pésame, igual que al resto de tu familia y amigos.

Si la memoria no me falla, esa foto fue hecha hacia el final de la primera semana de marzo de 2003, durante la conferencia de prensa que dieron en el apartamento de Dolia y Nelson, en la Calle 28 entre 17 y 19, Vedado, que fue donde iniciaron el ayuno. Unos días después, el 14 o 15 de marzo, se trasladaron para un apartamento más pequeño aún, en Humboldt entre O y P, La Rampa, y que fuerahogar del fallecido Jesús Yanez Pelletier.

También cubrí la segunda rueda de prensa, ya en el apartamento de La Rampa. Fue la mañana del lunes 17 de marzo, un día antes que el Departamento de Seguridad del Estado pusiera en marcha la más brutal represión desatada contra la oposición cubana pacífica, y que ha quedado conocida como lo que fue, una primavera negra.

Ese lunes, unas cincuenta personas se habían dado cita allí. Entre ellos, varios agentes de la Seguridad del Estado infiltrados en la disidencia y el periodismo independiente, vulgares chivatos cuyos nombres, Orlando, no vale la pena recordar.

De aquella mañana, prefiero recordar a mi buen amigo Arnaldo Ramos, hoy cumpliendo una condena de 18 años en la prisión Nieves Morejón, en Sancti Spiritus. Con Arnaldo estuve conversando buena parte del tiempo, unas veces en el balcón, otras en la escalera, siempre hablando en voz baja. Porque tanto Arnaldo como yo, sospechábamos de unos cuantos de los allí presentes. Casi todos con cámaras, tirando fotos destinadas a los archivos del DSE, siglas de la KGB y la Stasi criollas.

A ti, Orlando, te recuerdo en el patiecito, al lado de  otros ayunantes. Amable, tranquilo, risueño. Como eras. Como para mi seguirás siendo. Un hombre

que pudo haberse casado, tenido hijos y tratado de sobrevivir con su familia en la isla-cárcel. Pero tu, Orlando, decidiste dar la vida por la libertad.

Ya Pedro Luis Boitel no está solo en el martirologio del presidio político cubano. Ahora tu le acompañas. Y junto a ustedes dos, otro asesinado por la dictadura de los hermanos Castro: Miguel Valdés Tamayo, negro, joven y valiente como tu!

Tania Quintero

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