Desde La Habana

Amor en tiempos de crisis

Los bolsillos semivacíos, la amenaza de desempleo y la falta de futuro no impiden a los cubanos festejar efemérides ‘sagradas’ del calendario nacional, como el día de las madres, el segundo domingo de mayo. O el de los enamorados, el 14 de febrero.

“Uno siempre ‘inventa’ (resuelve), aunque tenga poco dinero. La vida es una y hay que tratar de disfrutarla”, dice René, 43 años, camarero. Siempre para San Valentín abre la alcancía y la celebración depende de lo ahorrado. “El año pasado llevé a mi esposa a cenar a un restaurante y luego hicimos el amor en una de esas casas particulares que alquilan a parejas”.

En 2011, la calderilla de la hucha de René sólo alcanzará para llevar a su mujer a una paladar y luego a un club nocturno. Así y todo, es más afortunado que Luis Orlando, estudiante de 18 años. “Acabo de empatarme con una ‘jevita’ (muchacha) y lo único que puedo regalarle es un perfume, un frasco que le obsequiaron a mi mamá, no le gustó la fragancia y me lo dio”.

Los perfumes y colonias figuran entre los regalos más populares en la isla por el día de los enamorados.También jabones de tocador, talcos y cremas. “A un cubano le pueden escasear los alimentos, pero difícilmente le faltará jabón, desodorante y una loción para echarse después del baño”, asegura Emelina, 62 años, ama de casa.

Un hábito de larga data. Antes de 1959, en Cuba radicaban filiales de marcas famosas como Revlon, Max Factor, Avon y Helena Rubinstein. Y existían dos grandes empresas elaboradoras de artículos de belleza y del hogar, Crusellas y Sabatés. Después, la revolución aglutinó la producción de cosméticos, perfumería y aseo en la firma Suchel, que hoy forma parte de Suchel-Camacho, joint venture con España.

“Una vez mi esposo se apareció con una olla de presión y por poco se la tiro por la cabeza”, confiesa Marina, 35 años, empleada. “A mi tampoco me gusta que me regalen pendas interiores. El mejor obsequio que un hombre le puede hacer a una mujer ese día, es una caja de bombones o un ramo de flores”.

Romanticismo el de Felipe, 46 años, empresario. Contrató a un actor y una pianista, para un mini-recital en la sala de su amplia residencia. “Será una sorpresa para mi esposa. La lectura de poemas musicalizados durará una hora. Después, llegará un servicio de catering que he contratado, con un buffet de primera. Una cena donde no faltará una botella de vino español”.

Para quienes no pueden darse esos lujos, siempre quedará el muro de Malecón. Que es gratis, el día de los enamorados. Y todos los días del año.

Iván García

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