Desde La Habana

Adiós, Mirella!


El 10 de junio, a los 91 años, falleció en Santiago de Chile una de las mejores amigas que tuve en La Habana, la chilena Mirella Latorre.

Durante un tiempo, en la década de los 80, fui guionista de Conversando, programa televisivo que ella magistralmente conducía. La asesora también se llamaba Mirella y las tres hicimos una gran amistad.

Su primer domicilio en Cuba fue en el reparto Altahabana, donde conocería a Mary, una cubana que fue su mayor apoyo en la isla. Después, Mirella Latorre se mudaría al piso 14 de un edificio situado en San Rafael y Hospital, en una popular barriada de Centro Habana.

Allí acostumbraba reunirme con ella para preparar el próximo guión, siempre tomando té, que Mirella prefería al café. El día de la grabación, en unas butacas afuera del estudio, ultimábamos detalles. Más de una vez, por la inasistencia de un invitado u otro imprevisto, el guión original sufría modificaciones.

Una vez terminado el programa, solíamos ir las dos Mirella y yo a merendar a la cafetería del Habana Libre (en aquella época cualquiera podía entrar y pagar con pesos cubanos). Como su domicilio quedaba a unas quince cuadras de la televisión, Mirella iba y regresaba a pie.

En su apartamento, pequeño, pero acogedor, solían darse cita personalidades de diversos países. Fue allí donde una tarde conocí a Maruja Torres, periodista española. A veces eran encuentros familiares, con su hija Jinny, fallecida hace dos años, y su nieta María Antonia.

Además de excelente anfitriona, Mirella era una gran conversadora. Era treinta años mayor que yo, pero por su mentalidad, parecía más joven, de lo abierta que era. Así la quiero recordar. Una mujer muy sociable. Y también muy tolerante.

Hasta su hijo Emilio, su nieta María Antonia, sus bisnietos y otros familiares y amigos, llegue mi más sentido pésame.

Tania Quintero

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