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Accidentes de tránsito: quinta causa de muerte en Cuba
Accidentes de tránsito: quinta causa de muerte en Cuba

Accidentes de tránsito: quinta causa de muerte en Cuba

Fernando, dueño de un negocio privado al oeste de La Habana, adquirió su anacrónico Moskvitch de color negro en los años duros del período especial, cuando el propietario, un cortador de caña héroe nacional del trabajo, se vio obligado a venderlo para alimentar a su familia.

Hace tiempo que el auto de la era soviética debió estar en un taller de desguace. Incluso la empresa rusa que fabricaba el vehículo quebró en 2002. Pero en Cuba el obsoleto Moskvitch se resiste a morir.

“Por ese entonces, yo era jefe de almacén de un centro turístico y ganaba bastante dinero con el ‘invento’ (robo). Lo compré en 7 mil dólares”, dice Fernando.

El automóvil rueda de puro milagro. No le funciona el freno de mano, la dirección presenta fallas y no tiene limpiaparabrisas. Pero el poder mágico de un billete de cincuenta pesos convertibles entregado con discreción a un oficial de tránsito, encargado de inspeccionar el vehículo, propició que el destartalado Moskvitch aprobara la revisión técnica.

Fernando suele utilizar el carro en la adquisición de alimentos y materias primas para su negocio, luego de recorrer diferentes zonas de la capital. Su calamitoso estado técnico pudiera provocar un fatídico accidente.

“A veces viajo con mi familia y a ratos manejo después de consumir bebidas alcohólicas, pero son tramos cortos y por calles secundarias”, se justifica Fernando.

A pesar de que la Isla registra una baja tasa de mortalidad vial (7,8 por 100.000 habitantes), la mitad del promedio mundial (17,4) e incluso menor que la cifra en Europa (9,3), de acuerdo a datos de 2013 de la Organización Mundial de la Salud, pocos países como Cuba incluyen entre los principales factores de riesgo la falta de mantenimiento de vehículos.

Durante 2015, como promedio, en el país ocurrió un accidente con peatones implicados cada 47 minutos y un muerto cada 11 horas, según se conoció en un encuentro de la Comisión Nacional de Seguridad Vial. Los accidentes mortales de tránsito son la quinta causa de muerte en Cuba.

Ricardo Alonso, director de Seguridad e Inspección Automotor del Ministerio de Transporte, informó que dentro de las estadísticas de accidentes del año pasado destacan que un adulto mayor de 70 años pereció cada tres días y se reportó un lesionado cada una hora, sobre todo en las provincias de La Habana (152), Camagüey (83) y Santiago de Cuba (80).

La Habana, una ciudad con más de dos millones y medio de habitantes, presenta un trazado vial de regular a desastroso. Aunque las arterias principales están asfaltadas, la mala calidad de su ejecución genera baches y desniveles en las calles.

“No hay una calle en la ciudad que no tenga irregularidades o baches. Excepto Quinta Avenida y 23, el resto son minas terrestres. Ni se diga de las vías secundarias, en algunos municipios las calles ya han perdido su capa asfáltica. Conducir en esas condiciones provoca roturas en los vehículos. Cada dos meses tengo que llevar mi auto al taller debido a fallas causadas por el mal estado vial”, expresa Saúl, quien maneja durante doce horas un taxi colectivo desde El Cotorro al Parque de la Fraternidad.

Cuando usted indaga con los choferes particulares sobre las principales causas de accidentes en Cuba, la mayoría señalan el pésimo estado de las calles, animales sueltos en la vía, mala señalización y una pobre o ninguna iluminación en las carreteras.

“Manejar de noche por la Ocho Vías o en la Carretera Central es casi un ejercicio suicida. Cuando menos te lo esperas, sale ganado a la carretera o un bache tan profundo como una piscina te descompone el vehículo”, apunta Reinaldo, quien conduce un camión de pasajeros de La Habana a Santa Clara.

Muchos conductores se preguntan qué hace el Estado con el dinero que anualmente recauda de los impuestos a los pequeños negocios privados. “El gobierno recoge miles de millones de pesos con los impuestos. ¿Por qué no reparan y alumbran las calles y carreteras?”, indaga Norberto, taxista particular.

Según la prensa oficial, el 76% de las vías en Cuba están en regular o mal estado. La mayoría de choferes encuestados culpan al gobierno por los altos precios de venta de piezas de repuesto.

El 90 por ciento de los añejos autos estadounidenses que ruedan en el país, debajo de su carrocería ocultan potentes motores Hyundai o Mercedes Benz.

Modernizarlos, solo en mano de obra puede costar hasta 1.000 dólares, un lujo que muy pocos se pueden dar en una nación donde se vive con un salario promedio de 25 dólares al mes.

En una cadena estatal de tiendas, generalmente desabastecidas, los conductores privados deben pagar una fortuna por los repuestos. En la agencia Fiat, a tiro de piedra del Malecón, un motor cuesta entre 4.000 y 8.000 dólares, el triple de su valor promedio en cualquier país latinoamericano.

Los que tienen dinero, y paciencia para completar los dilatados trámites, importan las piezas desde Panamá o Miami, pero el mercado negro sigue siendo el principal proveedor.

Pero otras causas que provocan cientos de accidentes mortales son imputables a sus conductores. Ingerir bebidas alcohólicas, hablar por teléfono móvil mientras se conduce, exceso de velocidad y condiciones inadecuadas para transportar pasajeros, son algunas de las que originan posteriores accidentes de tránsito.

El 80 por ciento del parque automotor en Cuba tiene 30 o más años de uso. Viejos autos de la era soviética y frankesteins mecánicos de coches estadounidenses fabricados seis o siete décadas atrás, ruedan por la creatividad de sus ingenieros y sobornos a funcionarios corruptos del Ministerio de Transporte para que les otorguen la licencia operativa.

“Se han dado casos de automóviles que funcionan con gas y hasta queroseno. No pocos carros son bombas rodantes. Si el gobierno vendiera autos a precios económicos el problema no fuera tan grave”, indica Carlos, chofer de ómnibus.

En Cuba el precio de un automóvil de segunda mano fluctúa entre 14 y 30 mil dólares en agencias estatales. Y un flamante Peugeot 508 ronda los 300 mil dólares. Casi tan caro como un Ferrari.
Cuenta Fernando, que por el desvencijado Moskvitch “hace poco un comprador me ofreció 9 mil pesos convertibles y estoy pensando venderlo”. Sería un negocio redondo. Solo en un país como Cuba una chatarra de la era soviética todavía tiene valor de mercado.

Iván García
Hispanost, 27 de junio de 2016.

Foto: Estado en que quedó el ómnibus de la empresa Transtur donde viajaban 30 turistas europeos. El accidente tuvo lugar el 2 de abril de 2016, a la salida de Jatibonico hacia Ciego de Ávila, con el saldo de dos muertos y 28 heridos. Los fallecidos fueron el chofer del bus, Alkier Barrera Medina, de 36 años y nacionalidad cubana, y el turista austríaco Johann Eberl, de 63 años. Foto de Vicente Brito, tomada del periódico Escambray, de Sancti Spiritus.

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

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