Desde La Habana

¡Descansa en paz, Pedro Contreras!

El 10 de noviembre, día de mi 69 cumpleaños, junto a varias felicitaciones me llegó una triste noticia. Desde Nueva York, Anna Veltfort, autora del magnífico blog El Archivo de Connie, me comunicaba la muerte de un amigo común, Pedro Contreras Suárez. Anna se enteró por Cecilia, también excolega de estudios de Contreras en La Habana.

En mi blog, en febrero de este año, le había dedicado un post: Mi amigo Pedrito. Al final, le deseaba mucha salud. Entonces no podía imaginar que moriría tan pronto, con sólo 68 años.

En mi memoria Pedro Contreras quedará como uno de los mejores amigos que tuve en la revista Bohemia y en el periodismo cubano. Durante muchos años vivió en la calle Crespo, entre San Lázaro y Malecón, en un edificio en ruinas, como casi todos por esa zona de la Habana Vieja.

Su cultura y su nivel de relaciones, sobre todo después de que debido a su trabajo como crítico de arte, ilustrador y diseñador gráfico viajara a distintos países, no impidieron que Pedro siguiera siendo como siempre fue: discreto, sencillo, humilde, generoso… En su profesión supo combinar la cubanía con la universalidad. Nunca miró a nadie por encima del hombro, así fuera un marginal de su barrio. Tampoco padeció de ‘famositis’, esa epidemia tan extendida hoy por el mundo, donde cualquiera se considera un ‘personaje’.

Pedro Contreras perteneció a una clase de habaneros en vías de extinción. Su forma de ser y comportarse recordaba que en Cuba, antes de 1959, aunque se fuera pobre, se podía ser honesto, tener buenos modales y vestir correctamente.

Tamila e Iván, mis dos hijos, también lo conocieron, en Bohemia y en nuestra casa, que varias veces visitó. La madre de Pedro residía en Miami, no sé si aún vive. Su familia era muy corta. A los parientes que le queden y en especial a su gran amigo y compañero Alejandro G. Alonso, en nombre mío y de los míos, hacemos llegar nuestro más sentido pésame.

Tania Quintero

Foto: Marpacífico, cuadro pintado en 1943 por Amelia Peláez, una de las artistas plásticas cubanas preferidas de Pedro Contreras. Se conserva en el Art Museum of the Americas, Washington.

Leer también: La revolución y el vestuario; Art deco y The Seattle-Havana Poster Show.

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