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Víctor Manuel Domínguez: literatura y amores refinados

El ejercicio del periodismo dicta que la noticia es lo primero. Entonces respetemos las normas. Recientemente, Jorge Olivera y Víctor Manuel Domínguez, presidente y vicepresidente del ilegal Club de Escritores Cubanos, anunciaron en La Habana la creación del Premio Nacional de Literatura Independiente de Cuba Gastón Baquero.

Un consejo asesor conformado por periodistas y escritores de la Isla y el exilio seleccionarán a los potenciales candidatos. El premio es coauspiciado por Neo Club Ediciones, con sede en Miami. Será entregado en los primeros días de 2015. El plazo de admisión vence el 2 de diciembre.

El objetivo es promover la literatura libre y reconocer la obra y trayectoria de escritores y poetas marginados por el régimen de los Castro. Hasta aquí la noticia, correcta y aburrida. Lo que ella no puede atrapar es al hombre que la genera.

La primera vez que supe de Víctor Manuel Domínguez fue a través de la columna Nefasto, que mensualmente aparecía en Primavera Digital, primer diario independiente cubano, fundado el 22 de noviembre de 2007.

Los apuntes son una mezcla de sátira que se confunden con la vida real. Siempre cargados de doble lectura y análisis sensatos. Después me llegaron otros textos suyos. Sus reseñas literarias lo sitúan entre los más documentados periodistas independientes.

Una tarde de 2010 conocí a Domínguez en casa de Juan González Febles, mientras preparaba un reportaje sobre Primavera Digital. Y constaté que es un tipo sin términos medios. Da la impresión de tener conectado el cerebro con la lengua. Lo que piensa lo dice. La diplomacia no es su fuerte.

Víctor Manuel vive en una pequeña habitación con barbacoa en la calle Neptuno, Centro Habana. En 40 metros cuadrados tiene una cantidad alucinante de libros. De todos los géneros y ediciones.

Revisando su biblioteca usted puede encontrar una edición príncipe de Papel de Hombre del poeta Raúl Rivero, hoy desterrado en Madrid. No faltan los clásicos de toda la vida. Ni las vacas sagradas de la literatura cubana, llámense Reinaldo Arenas, Guillermo Cabrera Infante o Zoé Valdés.

Hay dos tipos de lectores: los que leen para matar el tiempo y luego olvidan, y aquéllos que se sumergen dentro de la trama, como es su caso. Víctor tiene la rara cualidad de recitar de memoria poemas olvidados de Huidobro o un trecho de 250 palabras de Vargas Llosa.

Gasta más dinero en libros viejos que en comida. Con la salud resquebrajada, el azúcar en 27 y la presión arterial rozando los 180 con 120, el hombre tan campante, con un termo de café a su lado, leyendo un libro de Roberto Bolaños. De fondo, Mozart.

Leer es su pasión, pero él también escribe. Y no es un francotirador. Dispara a matar, desde la prosa o la poesía. Su último libro es una declaración de amor a una mujer posible, pero quimérica por las circunstancias que rodean la vida en la Isla.

Su poemario Café sin Heydi lo hizo de un tirón. “Catorce horas seguidas sin comer. Solo café y Heydi. Cuando terminé, dormí tres días seguidos”, confiesa.

Antes de Café sin Heydi, este mulato nacido en 1957 en Bayamo, a 700 kilómetros al este de la capital, ya había incursionado en la prosa. Publicaba su columna Nefasto en un semanario humorístico estatal llamado DDT. Cuando una casa editorial estaba a punto de imprimir Operación Caldosa, los sicarios de la Seguridad del Estado hicieron pulpa su libro.

Luego llegó la disidencia. Política y literaria. Sus charlas con Raúl Rivero fueron cátedras. Su amistad con el periodista y poeta Jorge Olivera es un ejemplo de amor al prójimo.

Ninguneado y acosado, contando el dinero por centavos, Víctor Manuel Domínguez gestiona un club de escritores independientes que igual imprime de forma austera libros con papel de bagazo de caña que con el apoyo de personas generosas en el exilio, ha podido editar cuatro libros de literatos proscritos en Cuba.

Quien desee charlar de literatura cubana o tramar un amor imposible como el de Heydi, cada sábado puede encontrarlo en una tertulia con amigos, en un bar frente al mar cerca del puerto de La Habana. Siempre después de las dos de la tarde.

Iván García

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

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