Desde La Habana

Sobre mi primo Yuri y mi familia materna

Sobre mi primo Yuri y mi familia materna

Lázaro Yuri Valle Roca, detrás, su esposa Eralidis Frómeta Polanco

Al final de una información que con el título Lázaro Yuri Valle Roca envía mensaje desde el Combinado del Este, publicada el 12 de enero de 2022 en CiberCuba, dicen: «Según Juan Juan Almeida García, hijo del comandante Juan Almeida Bosque, el ensañamiento contra Valle Roca puede estar relacionado con supuestas rencillas familiares y entre miembros de la cúpula del poder, en el que estaría implicado el coronel de la inteligencia, Alejandro Castro Espín, hijo exgobernante Raúl Castro Ruz». Veo casi todos los programas de Juan Juan y lo que él ha dicho es que el culpable de que Blas Roca se divorciara de mi tía Dulce Antúnez fue Raúl Castro. También que Yuri corre peligro porque es un preso del general Alejandro Castro Espín, que nunca ha soportado a los Valle Roca y siempre ha odiado a Yuri, entre otras cosas, por sus estruendosad carcajadas.

«Escudriñando entre algunos documentos que dejó en custodia a sus hijos mi difunta madre Lydia Roca Antúnez (1935-2013) encontré la biografía hecha por ella de su madre, mi abuela, Dulce María Antúnez Aragón (1908-1995), en la que narra todas las vicisitudes que transitó junto a su esposo Blas Roca Calderío (1908-1987) con el que estuvo casada casi toda su vida, hasta que con el consentimiento de Raúl Castro, los divorciaron, no estando mi abuelo en su pleno juicio, debido a una trombosis que afectó su cerebro dejándolo hemipléjico. Después, a mi abuelo Blas lo casaron con su secretaria Justina Álvarez, boda a la que asistió solo un miembro de nuestra familia, mi tío Vladimiro Roca junto a Raúl Castro». Fragmento que Yuri publicó en su blog en junio de 2016 y yo reproduje en mi blog en un post titulado Mi tía Dulce.

En enero de 2021, en El blog de Iván García y sus amigos, reproduje El periodismo esbirro de la revolución cubana, de Rafaela Cruz, que en diciembre de 2020 salió en Diario de Cuba. Al final, puse este comentari: «Esa foto me parece fue hecha el 4 de octubre de 1965. Sentado, a la izquierda de Fidel Castro, Isidoro Malmierca, recién nombrado director de Granma, a la derecha, Blas Roca, ex director del diario Hoy, a su lado, Osvaldo Dorticós y Faure Chomón. Detrás de Faure, Jorge ‘Papito’ Serguera y a su derecha Carlos Rafael Rodríguez. La mulata de pie, detrás de Carlos Rafael, es Justina Álvarez, secretaria (y querida) de Blas Roca (mi tía Dulce Antúnez, esposa de Blas, no la podía ver, siempre sospechó de Justina, una manzanillera que había sido mujer de Aníbal Escalante. Después de 50 años de matrimonio, Blas se divorció de mi tía y se casó con Justina). A la derecha de Malmierca, con una mano en la cara, Ramiro Valdés. El mulato calvo a la izquierda, recostado a la pared, con traje, cuello, corbata y gafas oscuras es el periodista Gabriel Molina».

Del post Dulce Antúnez y Blas Roca, dos cubanos de a pie, publicado en agosto de 2021 en mi blog, copio dos párrafos:
Del divorcio de Blas con mi tía Dulce después de cincuenta años de convivencia, de la división familiar que esto provocó, de la enfermedad y fallecimiento del histórico líder del PSP, le corresponde hablar o escribir a los dos hijos que aún viven, mis primos Francisco y Vladimiro Roca Antúnez, si lo estiman pertinente. O a Lázaro Yuri Valle Roca, el nieto mayor y el que más sufrió por la separación de sus abuelos. Por cierto, en el artículo Mi tiro de gracia, Alcibíades Hidalgo menciona una situación de la cual fui testigo, porque asistí al velorio de Blas como parte de la familia y como reportera de los Servicios Informativos de la Televisión Cubana, a los cuales en ese momento pertenecía: «La operación logística del funeral sin precedentes de Blas Roca incluyó un masivo velatorio en el Monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución, para el que hubo necesidad de trazar fronteras entre las dos familias rivales del fallecido líder de los viejos comunistas».

A propósito de Mi tiro de gracia, originalmente publicado en el diario español ABC, Lázaro Yuri me envió este correo: «Mi prima, ese día del velorio, como sabes, mi abuela Dulce Antúnez se sentó junto al féretro del viejo. La cosa estaba bien caliente, por un lado su secretaria y ‘viuda oficial’, Justina Álvarez, y por el otro, nosotros, su familia de toda la vida. Fidel, Raúl, Guillermo García y Ramiro Valdés estaban detrás de un parabán viendo todo el show. En eso, Raúl Castro me llama y delante de varias personas me dice que le pidiera a mi abuela que se fuera y les dije que los que tenían que irse eran ellos. Durante el entierro en El Cacahual, mi madre Lydia, la hija mayor de mi abuelo y sus tres nietos mayores, quitamos a los hombres que estaban echando tierra sobre el féretro y seguimos echándosela nosotros».

En La fábrica de esbirros de Fidel Castro, que en diciembre de 2015 publicó CubaNet, mi primo Vladimiro Roca Antúnez escribió: «En 1980, las Brigadas de Respuesta Rápida fueron utilizadas para los famosos “mítines de repudio” contra los que entraron en la embajada de Perú y después decidieron marcharse del país. Tal práctica fue muy parecida a los ‘pogromos’ organizados por los zaristas rusos contra los judíos. Mi padre, Blas Roca Calderío, al ver en el Noticiero de Televisión escenas de las Brigadas actuando, dijo: “Coño, pero eso es fascismo”.

La separación forzada de Dulce Antúnez y Blas Roca, evidentemente para perjudicar a mi tía Dulce y beneficiar a Justina Álvarez, querida de toda la vida de Blas (inclusive intentaron, desconozco si lo lograron, adjudicarle a Blas la paternidad de la única hija que tuvo Justina en su juventud) y que ella, la secretaria, se quedara como la viuda oficial, con los privilegios del ‘sociolismo’ (casa, carro, comida, buena atención médica), provocó una división en mi familia materna: de los cuatro hijos que Dulce y Blas tuvieron, tres (Lydia, Francisco y Joaquín) se quedaron protegiendo y defendiendo a su madre, una espirituana con un historial de lucha política casi como el de Blas y más sustancioso que el de la manzanillera, y solo uno, Pepe, como le decimos a Vladimiro, se quedó al lado de su padre y de su ‘madrastra’. Aunque durante ese tiempo estuvo cerca de los hermanos Castro y del poder, eso no impidió que cuando en 1991 Pepe se declaró disidente, lo reprimieron como al resto de los opositores. Y de los cuatro redactores de La Patria es de Todos, condenados el 1 de marzo de 1999, él recibió la sanción mayor, 5 años, que cumplió íntegra.

Casi todas las familias tienen problemas, desavenencias, encontronazos… A pesar de lo que Pepe le hizo a su madre y sus hermanos, cuando mi tía Dulce enfermó y mi prima Lydia se la llevó a vivir con ella a su casa, Pepe habló con Lydia y le pidió que le dijera a su madre que quería pedirle perdón, que si podía ir personalmente a pedírselo. Mi tía Dulce respondió que ya ella lo había perdonado, que ella siempre quería por igual a sus cuatro hijos, al margen de sus comportamientos. Mi tía murió a los 86 años, el 25 de abril de 1995. La velaron en la funeraria de Zapata, no faltaron sus cuatro hijos, sus nietos (Yuri, Ernesto, Alejandro, Vivian…), sus hermanos residentes en La Habana (Luis, María, Cándida y Carmen, mi madre) y sus sobrinos (Orlando, Moisés, Sonia y yo, entre otros). Un velorio y un entierro tomado por la Seguridad del Estado.

Foto (El blog de Tania Quintero: Foto encontrada por casualidad) de cuando Raúl Castro parecía llevarse bien con mi tía Dulce María Antúnez Aragón, abuela materna de Yuri. Palabras que Yuri le dedicara a su abuela en su blog en 2016: «A través de la biografía de mi abuela Dulce María, ustedes se darán cuenta que no hay diferencias en lo que nosotros los opositores y activistas luchamos y demandamos en estos tiempos. También, por qué soy periodista independiente y por qué me puse del otro lado de la línea impuesta por la dictadura castrista. Lo que no dice mi madre en la biografía que ella escribió, es que los integrantes de la familia Roca-Antúnez, producto del divorcio de mis abuelos, fuimos vejados, humillados, estigmatizados,… Mi abuela murió en un hospital sin atención por parte de instituciones que supuestamente deben atender a ex combatientes, lo mismo hicieron con mi madre. Los familiares las cuidamos, nos mantuvimos a su lado y siempre las recordaremos con amor».

Confieso que a mí el encarcelamiento de Yuri me tiene mal, porque de toda mi familia, tanto materna como paterna, es el que más apego, amor y y cariño ha demostrado hacia sus padres, abuelos, hermanos, tíos y primos. Me tiene mal porque desde Suiza, donde vivo como refugiada política, no puedo hacer todo lo que quisiera por su excarcelación y también porque a familiares que viven en Cuba y en Estados Unidos no los he visto ni escuchado haciendo denuncias, como en estos momentos están haciendo familiares de numerosos manifestantes presos por el 11J.

La única que está dando la cara es su mujer Eralidis Frómeta Polanco. Igualmente me duele porque Yuri tiene un aval de veinte años como activista, comunicador y periodista independiente. No es de los últimos que llegaron a la disidencia y al periodismo independiente. Y lo menos que se puede hacer es reconocer a quienes llevan disintiendo un montón de años, como Rolando Rodríguez Lobaina en Guantánamo o Luis Cino e Iván García en La Habana (Jorge Olivera, fundador de la prensa independiente y ex preso político, decidió marcharse de la isla, lo cual no critico).

El 26 de agosto de 2021, mi primo Yuri cumplió 60 años en la prisión, y que yo sepa, él, Luis Manuel Otero y Maykel Osorbo, son de los pocos presos políticos que públicamente han dicho que no quieren abandonar su patria. Aprovecho para decir que no siempre que se escriba o se hable de Lázaro Yuri Valle Roca hay que decir que es nieto de Blas Roca. Aunque a mí me afecta, y bastante, recordar que fue el primer nieto y el más querido de mis tíos Dulce Antúnez y Blas Roca. Si mi prima Lydia, madre de Yuri, estuviera viva, ya se hubiera plantado en la mismísima Plaza de la Revolución.

Tania Quintero

Foto: Lázaro Yuri Valle Roca, detrás, su esposa Eralidis Frómeta Polanco, los dos con un amplio curriculum como activistas, comunicadores y periodistas independientes y quienes en carne propia han sufrido y siguen sufriendo la represión del castrismo. Tomada de Asere.

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