Desde La Habana

Revolico.com, tienda virtual cubana

Los creadores de Revolico la definen como «un pequeño pero funcional equipo de programadores que un día sentimos la necesidad de una vía más sencilla, organizada y eficiente de anunciar y revisar lo que estaban anunciando otros».

Nació en 2007 y a ciencia cierta no se sabe quiénes administran una web en la cual se puede encontrar casi de todo. Funciona a todo gas, sin permiso del gobierno. Alrededor de dos millones de anuncios son mensualmente consultados. A ratos, la policía cibernética la bloquea, pero expertos locales entran por la puerta trasera y husmean la mercancía ofertada.

Dalia, ingeniera, estaba reparando su vivienda y en el mercado subterráneo no encontraba ventanas de alumnio. “Entré a Revolico y vi ofertas que me complacieron. Además de las ventanas, conseguí losas para el piso del baño”.

Rigoberto, músico, antes de perder toda una tarde hurgando por los comercios en moneda dura, prefiere echarle primero un vistazo a las ofertas de Revolico. “Casi nunca lo que busco lo consigo en las tiendas estatales. A través de Revolico, he podido comprar instrumentos útiles en mi profesión”.

Entre los visitantes habituales al sitio digital de ventas al detalle, se encuentran quienes buscan los últimos modelos de móviles, ordenadores y otros equipos informáticos. Se ha convertido en un referente válido para adquirir productos a precios más bajos que en los establecimientos por divisas.

Aunque los precios no son nada baratos. La tienda virtual se rige por la oferta y la demanda. En esta época del año, usted puede comprar un aire acondicionado de una tonelada por 470 dólares.
Si espera a los meses de verano, lo más probable es que tenga que desembolsar 600 dólares por el mismo modelo. Se ha especulado que podría ser un negocio online con el visto bueno gubernamental, pero los constantes bloqueos lo desmienten.

En la isla, es una interrogante quiénes son las personas que están detrás de Revolico. Richard, un joven con un Ipod siempre colgado al cuello, es uno de los tantos informáticos que mantienen funcionando el sitio de compra y venta.

“Nuestro servidor está en el extranjero. Lo demás es fácil. Los internautas hacen sus ofertas y por un precio módico se las colgamos. El portal ha crecido tremendamente, ya se venden coches y hasta casas. Incomodamos al régimen porque estamos fuera de su monopolio y control”, apunta Richard.
Un funcionario alega que el Estado suele bloquear la página porque se desconoce la procedencia de muchos de los productos. “Se ha comprobado que se venden artículos presumiblemente robados de almacenes estatales”, indica.

La procedencia es difícil de comprobar. Pero los realizadores de la web sí dejan claro que están prohibidos anuncios sobre trabajo y explotación de menores de edad o su vinculación con sexo y dinero; drogas y estupefacientes; prostitución y proxenetismo; terrorismo; armas de cualquier tipo así como propaganda de índole religiosa y política.

Pese a esas prohibiciones, Richard no cree que el gobierno legalice semejantes transacciones, incluso cobrando impuestos. En un país donde la conexión a internet no supera el 4% de la población, la eficacia de Revolico.com resulta un suceso.

Cuba es la meca de las ilegalidades. Al existir tantas barreras absurdas, la gente se las apaña para superarlas. Ya sea traficando pacotilla y dinero mediante ‘mulas’ desde la Florida. O creando sitios virtuales como Revolico.com.

A los más viejos, acostumbrados a hacer colas y caminar kilómetros bajo un sol de espanto, no les convence esa forma un tanto exótica de comprar. Ellos prefieren ver y tocar la mercancía.

Para los jóvenes, conocedores de las amplias posibilidades de internet, es una manera eficaz de conseguir artículos que el Estado no oferta. Como Saúl, orgulloso del Toyota Yaris adquirido gracias a Revolico.com.

Iván García

Foto: Reuters. Joven habanera prende el ordenador comprado en Revolico.

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