Desde La Habana

Recordando el Trío Matamoros

Hace 50 años, el 10 de mayo de 1960, por última vez cantaron juntos Siro, Cueto y Miguel, los integrantes del Trío Matamoros.

La fecha ha sido una justificación para que cerca de la Plaza Dolores, en Santiago de Cuba, se inaugure el Café Matamoros. Un espacio donde los bohemios podrán disfrutar y recordar al famoso trío cubano, fundado en 1925.

Al ser administrado por Palmares, una de las cadenas hoteleras y turísticas cubanas, no será un sitio demasiado popular, pues lo más probable es que los servicios sean ofrecidos en divisas.

Según Notimex, «el propósito principal es remontar al público visitante a mediados del siglo XX, época en la que era usual escuchar buena música en cafés, con vitrolas o traganíqueles».

Como casi todos los autores cubanos, que a su vez fueron intérpretes, las composiciones de Miguel Matamoros suelen describir personajes, sucesos y anécdotas de su época. Ese rol de cronista social de muchos músicos nuestros (Ignacio Piñeiro, Benny Moré y Juan Formell, entre otros), lo resume muy bien el madrileño Lázaro Morell, en la nota que acompaña el video de la canción El trío y el ciclón, en You Tube:

«Uno de los aportes de Miguel Matamoros a las letras del son fue la narración de acontecimientos, al estilo del corrido mexicano. Los textos son verdaderas historias en verso, como acontece también con buena parte del punto guajiro.

«El trío y el ciclón narra, además, un hecho real. En entrevista realizada por Muguercia, Matamoros narra la génesis de esta canción:

-En el año de 1930 nosotros fuimos a Santo Domingo por primera vez, sí recuerdo que en esos días tomó posesión de la presidencia Rafael Leónidas Trujillo. Allí nos cogió eso y el ciclón San Zenón, dos días antes de la fecha que teníamos señalada para regresar a Cuba. Ese día del ciclón amaneció lloviendo muchísimo y había mucho viento y nadie se atrevía a salir a la calle. Nosotros vivíamos en la casa de una amiga llamada Luz Sardaña. Entonces le digo a Siro y a Cueto: Oigan, voy a salir. Por mucho que traté no pude hacerlo. El ciclón San Zenón causó más de 4 mil muertos y 20 mil heridos. El viento era tan fuerte que se llevaba las tejas del techo de la casa en que estábamos. Salí de la sala, me metí en la cocina, me escondí debajo de un fogón de mampostería, de esos de tres o cuatro hornillas; llegó el momento en que yo creí que no hacía el cuento. El ciclón hizo mucho daño, y a mí me hizo mucho daño porque vi mucha gente muerta y tuve que cargar con mucha gente muerta (…) Después que salimos de Santo Domingo yo compuse el son El trío y el ciclón, que dice el estribillo: Cada vez que me acuerdo del ciclón/ se me parte el corazón».

Tania Quintero

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